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Panorama recesivo: cuáles serían las consecuencias económicas si gana Trump

Es una lástima que hayamos tenido que esperar a que los analistas de inversión detallaran los efectos de los planes comerciales de Donald Trump. El equipo de campaña de Joe Biden debería decírselo a los estadounidenses todos los días. Que el impacto de Trump en la democracia estadounidense sea lo primero en la mente de Biden es natural. Pero está desplazando a lo que preocupa a más votantes. La conclusión, según Moody's Analytics, es que las políticas de Trump desencadenarían una recesión a mediados de 2025. El desempleo y la inflación se dispararían. La mitad inferior de la distribución de los ingresos estadounidenses sería la más perjudicada.

Pero eso es sólo la mitad del asunto. Moody's basó su pronóstico en el antiguo plan de Trump de imponer un arancel del 10% a todas las importaciones y del 60% a los bienes procedentes de China. Ya eso es bastante costoso. Según el Instituto Peterson para la Economía Internacional, una familia promedio pagaría u$s1700 más al año por el aumento de los precios. Una vocera republicana insistió en que era una fake news: "La idea de que los aranceles son un impuesto para los consumidores estadounidenses es una mentira promovida por los subcontratistas y el partido comunista chino", dijo. Los republicanos han cerrado el círculo. Ahora es comunista defender el comercio.

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Los demócratas no se quedan atrás. Los dos grandes puntos de consenso en Estados Unidos actualmente son que la globalización es tóxica y que EE.UU. está en una competencia de suma cero con China. Esto es en parte lo que le impide a Biden abordar de lleno los planes de guerra comercial de Trump. Pero Trump le está poniendo las cosas cada vez más fáciles a Biden. A principios de este mes, el expresidente expuso una "política de todos los aranceles" en la que los derechos de importación sustituirían totalmente al impuesto a las ganancias.

Es imposible llegar a un arancel óptimo que pueda compensar la supresión de los ingresos fiscales. Cuanto mayor sea la tasa, mayor será el perjuicio al comercio. Sería como un perro persiguiéndose la cola. Los costos económicos de volver a una política fiscal del Siglo XIX recaerían drásticamente sobre los obreros y sus familias, el tipo de personas que cada vez se inclinan más por Trump. Los beneficiarios serían los ricos, que pagan una parte mucho menor de sus ingresos en bienes. Un estudio de Moody's sobre esto seguramente pronosticaría una depresión.

Al último plan de Trump habría que añadir la "desvinculación total" con China que está impulsando Robert Lighthizer, exrepresentante comercial de Trump y su probable próximo secretario del Tesoro. También está el bien anunciado plan de Trump de sustituir a Jay Powell como presidente de la Reserva Federal de EE.UU. Todo ello se traduce en un aumento de los costos por intereses, una inflación galopante y un giro decisivo hacia la desglobalización. En resumen, Trump está mostrando un blanco cada vez más grande para que Biden le dispare. El presidente estadounidense podría apuntar durante el primer debate presidencial que ambos mantendrán este jueves por la noche.

La cuestión que se plantea es qué significaría un segundo mandato de Biden para la economía mundial. El presidente estadounidense aún tiene que explicar la diferencia entre "reducción de riesgos" y "desvinculación". Esto se debe a que es muy difícil trazar la línea. Si todo excedente comercial chino puede invertirse teóricamente en su creciente maquinaria bélica, entonces ¿por qué detenerse en los semiconductores y la tecnología de inteligencia artificial? Hasta que Biden pueda especificar parámetros más nítidos, será difícil alcanzar una posición común con la Unión Europea en el tema de China.

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En resumen, tanto Biden como Trump prometen viajar en la misma dirección. Pero Trump lo haría a pasos agigantados. Lo irónico de la postura de Trump es que es el candidato que promete ponerle fin al involucramiento de EE.UU. en las "guerras eternas" de Ucrania y la franja de Gaza, e incluso podría plantearse abandonar Taiwán, aunque es imposible pronosticar adónde lo llevaría su caprichosa mentalidad. Sin embargo, sus planes de desvincularse de la economía mundial harían más probable un conflicto con China.

El único punto positivo de la actual guerra fría es que China está profundamente comprometida con el statu quo mundial. En cambio, durante la primera guerra fría, EE.UU. apenas tenía poder de chantaje económico sobre la Unión Soviética. Es un defecto del debate actual sobre política exterior que tan pocos estén favor de mantener la influencia de EE.UU. sobre China. La atención se enfoca en el grado y la velocidad de la desvinculación estadounidense. En este sentido, Trump es por mucho, la influencia disruptiva.

Lo que sabemos de los planes de Trump es que desencadenarían una recesión. Lo que pensamos que estaría muy tentado de hacer podría llevar a una depresión. Las consecuencias económicas de Trump serían un desastre. Las consecuencias geopolíticas imprevistas podrían ser aún peores. El EE.UU. de Biden camina sonámbulo hacia una guerra fría con China. Trump se aferra a la pesadilla. Lo mejor que Biden podría hacer para mejorar sus perspectivas es explicar lo que eso significaría para los resultados de la clase media estadounidense.

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