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Inicio de estación lluviosa deja cifras récord en aguaceros y daños por viento, inundaciones y deslizamientos

Los primeros dos meses de la temporada lluviosa dejaron cifras récord en precipitaciones y cuantiosos daños por ráfagas de viento, deslizamientos e inundaciones en todo el territorio, con excepción del litoral Caribe.

Los cerros de la Gran Área Metropolitana figuran ya entre los puntos a vigilar a partir del segundo semestre del año.

La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) atendió en mayo 176 incidentes, principalmente en Quepos, Palmares y Naranjo, pero esa cifra podría triplicarse este mes, ya que hasta el 27 de junio se habían registrado 511 casos, mayoritariamente en los cantones de Cartago, Alajuela, El Guarco y varios del litoral Pacífico.

En dos ocasiones, esa entidad ha dictado alerta naranja por lluvias.

Durante junio, en algunos cantones del Valle Central como Goicoechea, ha llovido el doble. Para el 21 de junio, la estación de Mata de Plátano de Goicoechea acumulaba 542 litros de agua por metro cuadrado (mm).

En La Cruz de Guanacaste, la estación registraba 483 mm, mientras que en el distrito 27 de Abril, en Santa Cruz de Guanacaste, se marcaban 641 mm, cifras muy por encima de los promedios.

Para el 25 de junio, el Instituto Meteorológico Nacional (IMN) registró 71 días con precipitaciones mayores a 100 mm, de los cuales tres superaron los 200 mm (en Pococí, Quepos y Horquetas de Sarapiquí).

El año pasado, en el mismo periodo, se registraron 34 eventos mayores a 100 mm y ninguno superó los 200 mm.

El 8 de junio, Cartago sufrió un embate cuando, en medio de fuertes aguaceros, ráfagas de viento descendentes dañaron los techos del estadio Fello Meza y de muchas casas vecinas. También hubo caída de árboles sobre el tendido eléctrico, muros y carreteras.

El 17 de junio, otro disturbio menos intenso dañó techos de varias casas en Dulce Nombre de Cartago.

Las inundaciones en Quepos, así como en Río Segundo y Turrúcares de Alajuela y frente a la Facultad de Derecho de la Universidad de Costa Rica, en San Pedro de Montes de Oca, son algunas de las que han movilizado a los cuerpos de socorro.

Solo en el primer trimestre de este año, cuando aún la fase lluviosa no arreciaba, el Instituto Nacional de Seguros (INS) había indemnizado con más de ¢135 millones a propietarios de viviendas aseguradas que sufrieron diversas afectaciones por lluvias, inundaciones y deslizamientos.

Según el INS, en esos primeros tres meses, los más afectados por estas causas fueron los vecinos de la provincia de Puntarenas, donde se pagaron ¢66,4 millones por seis reclamos. Le sigue Cartago con ¢33,3 millones por 16 reclamos.

Según Daniel Poleo, meteorólogo del departamento de Desarrollo del IMN, a partir del 15 de julio, la llegada de las canículas y el ingreso de vientos alisios traerán una disminución de las precipitaciones e incluso días secos alternando con otros lluviosos.

Ese periodo canicular se extenderá hasta el 13 de agosto. Durante las primeras dos semanas de julio habrá aguaceros, pero no tan fuertes como los de junio.

Zonas de cuidado

De acuerdo con las predicciones meteorológicas, la actual temporada de lluvias podría ser más intensa de lo habitual debido a la llegada del fenómeno La Niña en el último trimestre del año.

Este fenómeno se caracteriza por fomentar más lluvias en el litoral Pacífico y el Valle Central, mientras que el Caribe y la zona norte, por el contrario, son más secos. En los años de La Niña, hay más riesgo de temporales intensos y de que la temporada de ciclones se intensifique.

Por todas estas razones, hay regiones a las que la CNE presta atención desde ahora por ser especialmente sensibles a los deslizamientos, como los cerros de Aserrí, Desamparados, Escazú, Santa Ana y Mora. Lo mismo ocurre en la zona de Los Santos, en Acosta y Puriscal.

En las localidades sancarleñas de Aguas Zarcas, Monterrey y La Tigra, así como en San Ramón, también hay deslizamientos que se vigilan de cerca.

La CNE recuerda a quienes viven en zonas cercanas a ríos y quebradas o cerca de deslizamientos estar muy atentos cuando llueve fuerte, tener listo un maletín de emergencias y evacuar en caso de riesgo.

Las caídas de material también son recurrentes en las rutas nacionales, algunas de ellas muy transitadas, como las que unen San José con Limón por el cerro Zurquí y la ruta San José-Caldera (N.°27), así como la Interamericana Norte entre Orotina y Esparza, y la Interamericana Sur, que presenta un socavamiento en El Jardín, 24 km antes de llegar a San Isidro de El General.

Un reciente video sobre el estado actual del deslizamiento, que en julio del año pasado generó avalanchas desde el Parque Nacional Juan Castro Blanco en San Carlos, evidencia que la parte alta de la cuenca del río Aguas Zarcas sigue con grietas y lagunas que podrían generar nuevos desprendimientos.

Para el IMN, entre los sectores más vulnerables están los cantones costeros de Puntarenas, Quepos, Garabito, Parrita, Osa y Golfito, así como todo el Valle Central.

La Cruz Roja reporta que desde abril comenzó el incremento sostenido en las emergencias por lluvias.

En ese mes se registraron 64 emergencias, pero en mayo pasaron a 146 y en junio, con corte al 25, se contabilizaron 343 alertas entre deslizamientos, ráfagas de viento e inundaciones, estas últimas representando el 95% de los casos atendidos.

Las cifras de atención de emergencias de la Cruz Roja son muy similares a las del año pasado; sin embargo, la expectativa de que se establezca La Niña podría marcar la diferencia en la segunda parte del año, justo cuando se espera una temporada de huracanes por encima del promedio.

Se multiplican alertas

Para Wagner Leiva, director nacional de Respuesta a Emergencias de la Cruz Roja, en los dos primeros meses de lluvias se han atendido inundaciones con diferentes grados de complejidad.

Leiva citó el caso de Laguna de Zarcero, donde las lluvias caídas el 23 de junio, poco antes de las 6 p. m., generaron un desprendimiento de tierra sobre la Taberna Chele.

En este incidente, dos mujeres jóvenes quedaron atrapadas entre el piso y una pared, mientras que otras dos personas lograron salir del sitio por sus propios medios y pedir ayuda.

El rescate se realizó de noche, bajo la lluvia y con material descendiendo desde el paredón. Fue vital la ayuda de perros adiestrados para la búsqueda de personas que en ese momento estaban invisibles e inaccesibles para los cruzrojistas y bomberos que atendieron la emergencia.

Una vez que los canes marcaron el punto, los socorristas de Zarcero, con ayuda de especialistas en ese tipo de rescates, procedieron con las acciones en medio de una estructura colapsada e inestable.

Primero se realizaron apuntalamientos, ya que la zona era muy insegura para los socorristas.

Durante casi tres horas se trabajó en el sitio para extraer a las dos mujeres, que a las 8 p. m. fueron liberadas de un espacio entre barro y agua donde apenas podían mover las manos.

Eyling Cerna, una de las dos mujeres atrapadas, relató a La Nación que escuchaban a los socorristas, pero no podían responderles porque no tenían oxígeno. Escuchaban el agua entrando por la cocina y yacían entre tierra y agua.

Según Wagner Leiva, cuando ocurren lluvias extremas como las de ese domingo, las llamadas de auxilio a la Cruz Roja suelen entrar en cadena.

Ese día, además de la emergencia en Zarcero, llegaron alertas por un deslizamiento en una casa en El Alto de Miramar en Montes de Oro, Puntarenas, y en Bajos de Toro Amarillo de Sarchí, donde pidieron ayuda por más de diez personas aisladas por la crecida de un río.

La Cruz Roja tuvo que dividir fuerzas para atender todo, y solo media hora después, en Barranca de Puntarenas, se les alertó de una crecida que arrastró parte de una casa donde había adultos mayores.

Sumadas a esas emergencias, la entidad siguió atendiendo los casos rutinarios de accidentes de tránsito y personas heridas por otras causas.

Durante el 2023, la Cruz Roja atendió un promedio de un caso por minuto, es decir, más de medio millón de emergencias.

Para dar abasto, tienen 6.000 socorristas, entre ellos 1.000 funcionarios que atienden la parte operativa y gerencial en todo el país, así como 5.000 voluntarios, personas que en su tiempo libre ayudan a la Cruz Roja.

De cara a lo que viene, Leiva recomienda a quienes viven en zonas urbanas buscar sitios seguros cuando el sistema de alcantarillas colapsa, pues rápidamente puede inundarse el sitio y la fuerza del agua puede arrastrar a las personas.

Esto ocurrió el 10 de junio en Llorente de Tibás, cuando un adulto mayor de 69 años fue arrastrado por el agua al bajar de un bus de San Miguel en la ruta 32 y su cuerpo fue hallado hasta el día siguiente.

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