El nuevo discurso de Barcala para Alicante
Del «Alicante en su totalidad es turismo» al «no quiero un turismo descontrolado en la ciudad». En apenas unos meses, y en plena expansión a nivel global de una corriente ciudadana contraria al turismo de masas por sus consecuencias en los ecosistemas de las ciudades, que ha provocado multitudinarias movilizaciones en municipios con vínculos como Málaga, Cádiz, Santa Cruz de Tenerife, Palma o València, el alcalde de Alicante, Luis Barcala, ha empezado a virar su discurso de manera evidente, alejándose de un negacionismo que no ayudaba en nada a la hora de hacer frente a un problema real que de no reformularse irá a más, provocando un «estrés» en las urbes turísticas que pagarán los vecinos. Ya lo hacen, de hecho. No pasa nada por repensar las ideas si es para un resultado mejor, como reconoce el alcalde. «No quiero un turismo descontrolado, fuera de la normativa, que puede no ser ilegal, pero sí alegal», admitió Barcala en la entrevista publicada el pasado domingo en este diario, a la vez que, aunque desmarcándose en un inicio de las políticas de la vecina València (de freno a los macrocruceros y a los apartamentos turísticos), anunció posibles medidas futuras para controlar la proliferación de pisos de alquiler vacacional que no responda a una demanda que pueda asumir la capital alicantina: «Pueden ser moratorias, restricciones, modificaciones puntuales de la normativa urbanística... Puede ser en toda la ciudad o por zonas...».