Castilla-La Mancha: el escenario perfecto para los amantes del mundo del vino
Las Rutas del Vino de Castilla-La Mancha cuentan con el lema 'Las rutas de la felicidad'. Si el diccionario de la Real Academia cuenSta con «estado de grata satisfacción espiritual y física» como una de las acepciones de felicidad, este concepto se ajusta como un guante a la propuesta de estos recorridos en tierras castellanomanchegas. Estas seis rutas certificadas permiten disfrutar con todos los sentidos de todo lo que el mundo del vino puede ofrecer: La Mancha (Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo), La Manchuela (Albacete y Cuenca), Valdepeñas (Ciudad Real); Méntrida-Toledo (Toledo), Jumilla (Albacete, junto a la vecina región de Murcia) y Almansa (Albacete). Lugares en los que se puede aprovechar el tiempo de ocio para asistir a catas de vino, a degustación de quesos y demás sabrosos bocados de la rica gastronomía castellanomanchega, a todo tipo de fiestas populares, a momentos de relax en el spa de un hote, en una casa rural… gratificantes e inolvidables experiencias enoturísticas en la tierra que cuenta con el mayor viñedo del mundo. Todo un universo del que disfrutar en pareja, con amigos o familia, en cualquier época del año. Una forma de disfrutar en primera persona de la naturaleza y la historia de esta tierra en la que la viticultura ha dejado huella en los paisajes y en la arquitectura de los territorios (bodegas tradicionales, otras basadas en arquitecturas de vanguardia, modernas, cooperativas, almacenes, caserones, cuevas, alcoholeras, bombos, quinterías…). . Así sucede en el caso de la Ruta de La Mancha, integrada por diez pueblos, que cuenta con enclaves y eventos como el Centro de Interpretación de la Alfarería Tinajera de Villarrobledo, el Museo Torre del Vino de Socuéllamos, los Carnavales de Alcázar de San Juan y con la de La Manchuela (Albacete y Cuenca, con 30 localidades), con excepcionales vistas panorámicas (Alarcón, Jorquera, Alcalá del Júcar, etc.), en una zona bañada por las aguas de los ríos Júcar y Cabriel. Valdepeñas, por su parte, ofrece, entre diversas opciones, la posibilidad de viajar en el tiempo en el Cerro de las Cabezas (parque arqueológico de Castilla-La Mancha) o visitar el Museo del Vino, mientras que Méntrida-Toledo cuenta con las populares Cuevas del Castillejo, el Palacio del rey don Pedro, los castillos de Escalona y Maqueda. Jumilla, también con museos dedicados al vino y enclaves arqueológicos (las Semanas Santas de Jumilla y de Hellín están declaradas de Interés Turístico Internacional) y Almansa (la propia Almansa, Alpera, Higueruela y Hoya Gonzalo), con su célebre castillo y el espectacular enclave natural del complejo lagunar de Pétrola, se suman a estas propuestas para el recuerdo. Una amplia propuesta de oportunidades para sumergirse en una zona de España en la que el vino cobra especial protagonismo, con unos valores que el propio sitio web de las Rutas del Vino de Castilla-La Mancha destaca con una frase de Francisco de Quevedo: «…para conservar la salud y cobrarla si se pierde, conviene alargar en todo y en todas maneras el uso del beber vino, por ser, con moderación, el mejor vehículo del alimento y la más eficaz medicina».