La Universidad de Harvard desvela cinco claves para ser mejores padres
El papel de los padres en la educación de los hijos es vital. Aunque para muchas personas lo primero que les viene a la mente al pensar en educación es la escolarización (que en España es obligatoria desde los 6 a los 16 años), lo cierto es que el papel de los progenitores y las familias es esencial, porque son ellos quienes sientan las primeras bases de la enseñanza. Los primeros lazos entre el niño y sus valores.
Esto hace que la preocupación de muchos padres sea mayor, en busca de la mejor forma de conseguir transmitir a sus hijos valores positivos y que les ayuden el día de mañana a ser buenas personas. No existe una única fórmula para conseguirlo, pero sí que hay algunos elementos básicos que pueden servir como inspiración a aquellos que busquen la mejor manera de lograrlo, cinco claves que no pueden faltar para que el vínculo entre padres e hijos sea todavía más fuerte.
Las 5 normas para ser mejor padre según Harvard
Richard Weissbourd, psicólogo infantil y familiar estadounidense que forma parte de la facultad de la Escuela de Graduados en Educación de Harvard, ha dedicado toda su vida al estudio de la infancia y su desarrollo. Se dio cuenta de que cada vez los padres están más centrados en conseguir que sus hijos alcancen ciertas metas en su desarrollo, también lo mucho que les preocupaba que sean felices, pero no siempre se le da la misma importancia a su desarrollo moral y ético.
Con la intención de hacer que esto fuera más sencillo, elaboró un sistema en cinco claves que puede ayudar a esos padres a criar hijos más amables y conscientes de su entorno, porque, bajo su punto de vista, también es importante criar a buenas personas y para ello es necesario ser la mejor versión como padres, algo que no siempre es sencillo y que cuesta trabajo y esfuerzo.
- Pasar más tiempo con tus hijos. Ser padres presentes es esencial para la educación de los hijos, pero esa presencia tiene que ser tiempo de calidad, no es estar en el mismo lugar, sino jugar con ellos, implicarse en sus dinámicas y formar parte de sus rutinas. No siempre es sencillo encontrar ese tiempo para poder pasarlo con ellos, pero es un esfuerzo que merece la pena.
- Hablar más con ellos. El lenguaje es un estímulo para el desarrollo emocional del niño, pero además es una forma de promover la empatía y la escucha activa, también de conocerles un poco mejor. Se busca una comunicación bidireccional, no que el pequeño responda a tus preguntas, sino que ambos mantengan conversaciones divertidas e interesantes.
- Enseñarles a resolver problemas. No les ofrezcas el resultado, no se trata de que los padres den soluciones, sino de que el pequeño aprenda a tomar sus propias decisiones, el papel de los padres en estos casos es hacer de guía para que aprenda a resolver y enfrentarse a sus problemas. Esto les dará autonomía y les enseñará responsabilidad.
- Darles las gracias y reconocer sus logros. Como es importante que desarrolle una buena autoestima, reconocer sus logros es una buena forma de sentar unas bases positivas. Si los padres agradecen cuando sus hijos hacen algo, confiarán más en sí mismos mientras aprenden el valor de la gratitud.
- Dejar que tomen conciencia de los males del mundo. Los niños deben ser conscientes de lo que sucede en el mundo, también de las cosas malas, para poder desarrollar su empatía y compasión. Además, les ayuda a sentirse necesarios, descubriendo qué puede hacer él para mejorar el mundo que le rodea.
Referencias
The Parents We Mean to Be. (2009, 11 marzo). Harvard Graduate School Of Education. https://www.gse.harvard.edu/ideas/news/09/03/parents-we-mean-be