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Ecoísmo o cómo no respetar los límites personales puede llevarte a una depresión

Abc.es 

Mientras que unas personas quieren llamar la atención en el momento en el que entran en una habitación - no nos referimos a las que puedan ser objeto de miradas sin pretenderlo-, otras evitan por todos los medios que se fijen en ellas, queriendo pasar desapercibidas. Los ecoístas pertenecen al último grupo e irían hasta los confines de la Tierra con tal de asegurarse de que no todos los ojos y oídos están puestos en ellos. Las personas demasiado modestas, agradables con los demás y que reprimen sus propias necesidades suelen ser ecoístas. A primera vista, parece que simplemente están siendo buenas persona, pero su ecoísmo podría estar poniendo en peligro sus relaciones y su bienestar propio general. ¿Qué es ser ecoísta, por tanto? Definido por Noelia Gómez López, psicóloga en El Prado Psicólogos, los ecoístas son aquellas personas que priorizan de forma reiterada las necesidades de los demás por encima de las suyas propias: «Podríamos decir que son la antítesis de los narcisistas , ya que estos ponen sus necesidades y deseos en primer lugar y no les importa pisar a nadie para poder conseguir lo que se proponen». Los narcisistas son «adictos» a sentirse especiales pero los ecoístas, por el contrario, no quieren que los demás les hagan sentir así. Cuando eso sucede, pueden sentirse muy incómodos... Al ser personas tan volcadas con los demás tendemos a creer que con amables y empáticas, pero no hay que confundirlo con estos aspectos. Explica Noelia Gómez López que los ecoístas se caracterizan por ser personas con «una hiperempatía, baja autoestima , con serias dificultades para poner limites, mucho miedo al rechazo y mucha culpabilidad . Todo ello hace que fácilmente se sientan los 'malos de la película' en situaciones en las que se les plantea priorizarse a si mismos». Las personas ecoístas que los expertos encuentran en consulta suelen provenir de un entorno familiar en donde se les ha inculcado el sacrificarse a uno mismo para poder ayudar a los demás. «Muchas veces son entornos con un concepto de familia muy rígido, en el cual 'la familia lo es todo' y en el que se respetan muy poco los limites personales», dice. La baja autoestima y el perfeccionismo también pueden ser factores de riesgo, además de haber vivido relaciones de desequilibrio de poder con sus iguales. Las personas ecoístas obtienen esa validación que necesitan a través de ser útiles o de complacer a los demás, por lo tanto suelen tener relaciones muy poco equilibradas. Los expertos de Cepsim Psicólogos aportan tres consejos para que, en caso de tener ecoísmo, no te sientas mal contigo mismo aunque sí t6engas en cuenta lo siguiente: - No eres inferior a nadie : el mecanismo de adaptación que has tenido que utilizar en tu infancia era pasar desapercibido, ser humilde en extremo, no creerte superior a nadie. La cuestión es que no hay nada malo en ser tú mismo. No eres superior ni inferior a nadie, porque todos valemos por igual. No hay nada malo en sentirte querido, en sentir que vales, en tener cosas buenas. - Tener narcisismo no es malo : aunque te hayan hecho sentir que reconocer tu valía y tus logros era algo negativo y egoísta, en realidad es algo natural y necesario. Recuerda que todo el mundo tiene narcisismo, la cuestión es que debe estar bien ajustado. Ni demasiado alto ni demasiado bajo. Es un primer paso para sentir que vales y poder autorrealizarte. - Te han hecho sentir algo que no es real : cuando somos niños estamos indefensos y es por ello que necesitamos de adultos que nos protejan y cuiden, por lo tanto haremos cualquier cosa para recibir su cuidado, su amor y su mirada. Incluso creernos las etiquetas que nos ponen o tener que renunciar a nuestra esencia si eso nos ayuda a gustarles. Es por ello que interiorizamos sus voces como si fueran nuestras, que tomamos como real lo que nos dicen, que necesitamos cumplir las expectativas que ponen en nosotros y que sentimos miedo si no lo hacemos. La cuestión es que ya no somos niños y que ahora, con ayuda profesional, podemos empezar a refutar aquello que nos dijeron que éramos, podemos empezar a soltar la carga del pasado y a crear nuestro propio presente y futuro. Las personas ecoístas son completamente opuestas a los narcisistas, tan centrados en sí mismo y su bienestar. Esto hace que el ecoísmo y el narcisismo vayan de la mano ya que el narcisista satisfaría su necesidad de atención y admiración, mientras que el ecoísta recibiría la aprobación y validación que busca, pero la realidad es que este tipo no es funcional y seria muy dañina al largo plazo. «El narcisista acabaría explotando cada vez más al ecoísta y al principio este se sentiría muy validado, pero poco a poco, acabaría sintiéndose resentido al no tener sus necesidades satisfechas. Esto reforzaría su baja autoestima y acabaría sintiéndose atrapado en esa relación de la que le costaría mucho salir debido a esos sentimientos de culpabilidad por no complacer. Suele ser una dinámica que deja muchas secuelas emocionales y nunca podría ser una relación feliz, ya que en las relaciones personales, lo que buscamos es sentirnos 'en paz' y en equilibrio con la otra persona», concluye Noelia Gómez López.

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