La primera vez
Mucho antes de que el reloj de arena dejara de ser un río de paciencia e impaciencia por igual, mucho antes, los ojos donde no caben la aguja del engaño, los del corazón, desnudaron que todo lo que iba a vivir aquella eterna tarde ocurría por primera vez. Como el conquistador que se aventura mar abierto al hallazgo de lo inédito, descubrí el amor de una madre a un hijo, capaz de entregar su último aliento, las veces que haga falta, por dar una vida. Imaginen cuatro. Ante mí, la de mi hija. En su mochila no había hueco para el desfallecimiento. En cambio sí venía cargada de Esperanza, el único pilar que sustenta los pasos del hombre. Sin perder... Ver Más