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Argentino y judío

En las notas de opinión que escribo suelo poner mi número de matrícula nacional de médico y/o explicitar mi pertenencia como diputado nacional por Tucumán a Unión por la Patria, me parece que eso ayuda a que el lector entienda desde que lugar opino. En este caso, considero que contarles que recientemente asistí al brith mila, circuncisión, de mi primer nieto, que tengo una mezuzáh en la entrada de mi casa (y también de mi despacho), y que año a año disfruto la cena de Pesaj (Pascua judía) con toda mi familia, ayuda a entender desde donde escribo en esta oportunidad.

En mi carácter de argentino judío, esta semana que recordamos el atentado a la AMIA (y la impunidad que persiste desde hace 30 años) se refuerzan las contradicciones que desde un tiempo a esta parte, encuentro en relación a las posiciones del presidente Javier Milei respecto al estado de Israel y su derecho a existir y elegir sus destinos, y a mi franca oposición al rumbo político, económico y social de SU gestión.

Disiento con la mayoría de las decisiones en términos de política internacional que tomó este gobierno, la posición antidemocrática y de enemistad en relación al gobierno de Brasil, España, Chile, Colombia y China, el destrato y desconocimiento institucional respecto al actual presidente Biden, el rechazo a los acuerdos promovidos por la OMS, el faltazo a la cumbre del Mercosur y otras decisiones de esa índole que desconocen la posición argentina y la defensa de los intereses de nuestros país.

La posición de amistad del Presidente respecto al Estado de Israel, es más destacable en un momento en que otros espacios y en otros lugares del mundo; se refuerza el boicot comercial a productos israelíes, se escuchan declaraciones sesgadas respecto al conflicto bélico árabe/israelí, y al desconocimiento del derecho a la defensa del Estado de Israel, incluso con el sostenimiento de tesis claramente antisemitas. Son algunas de estas "tendencias" mundiales que resaltan la posición del Presidente y puede comprenderse que a una buena parte de la comunidad judía argentina le genere "entusiasmo" estas políticas.

Dicho esto aclaro mi posición.

La relación acertada con el Estado de Israel, del que estoy absolutamente orgulloso, no significa apoyar a la coalición actual que gobierna ese país. Además, en Argentina, NO justifica ningún apoyo a las decisiones políticas, económicas, sanitarias, ni la falta de gestión, ni el negacionismo respecto a la última dictadura, ni el apriete a periodistas del Gobierno de Javier Milei.

Sumado a eso, creo que reivindicar como héroe nacional a un presidente y un gobierno como el de Carlos Saúl Menem que, entre otras cosas, según la Corte Interamericana de Derechos Humanos tuvo responsabilidad en la falta de prevención y debida diligencia en la investigación del atentado contra la AMIA (https://jurisprudencia.corteidh.or.cr/serie-c/sentencia/1039244171) debiera al menos preocuparnos. Y sumo, catalogar a la "Justicia Social" como "una aberración", de hecho, contradice el mensaje bíblico profético que este presidente elige borrar del ideario judío que admira.

Celebramos que ahora tienen una oportunidad de ser congruentes con su sobreactuación, indicando a sus diputados nacionales a que acompañen y den impulso a los proyectos y la discusión sobre el juicio en ausencia (presentados por mi junto al diputado Gutierrez, la diputada Stolbizer, el diputado Pichetto, el diputado M/C Lipovetzky, entre otros/as) desde hace varios años, que serviría para echar un poco de luz sobre la causa AMIA.

Para decirlo en términos sencillos, el presidente Milei podrá emocionarse en el Kotel mil veces y otras mil ponerse kipá, apoyar a Israel y al Judaísmo, bienvenido sea. Ahora, para quienes reivindicamos la justicia social, creemos en la construcción de una Argentina para todos y con todos, este presidente se está equivocando.

Tzedeka/tzedek (Justicia social y Justicia) son dos conceptos judíos, con mismas raíces lingüisticas, que hoy nos convocan, la primera no como acto de bondad, sino como obligación ética y colectiva, la segunda como exigencia. A 30 años queremos justicia, a 30 años no queremos que nos usen para hacer política barata.

También, para todos quienes vivimos en una familia judía y formado otras y sabemos que eso requiere entender la misión ética de un proyecto global y que sin ese entendimiento todo el resto pierde valor, Milei también se está equivocando en esto.

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