Asesinas
Cecilia pide un tercer café y una botella de agua. Aunque está sudando, no abandona su sitio junto a la ventana. Ni siquiera le molesta el sol. Espía la casa de un antiguo socio y amigo que primero arruinó su negocio y luego se quedó con todo su dinero . Está esperando a que la mujer de su exsocio salga de la casa para presentarse allí y matarlo. Los parroquianos hablan de un niño atropellado el día anterior . Por lo visto, según la dueña del bar, era un chiquillo riquísimo. Pobrecito. Los viejos se quejan de los coches tan grandes y altos que la gente se compra ahora, esos SUV pretenciosos. Si se te cruza un crío o... Ver Más