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Los astronautas 'atrapados' en la Estación Espacial cuentan cómo fue el vuelo fallido de la nave Starliner: «Perdía empuje y no sabíamos por qué»

Abc.es 
Llevan un mes más de lo esperado en la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) y aún no tienen fecha de vuelta . Los astronautas de la NASA Suni Williams y Butch Wilmore siguen 'atrapados' en el laboratorio orbital después de llegar allí para probar por primera vez con tripulación la nave de Boeing Starliner, que ha dado problemas casi desde el principio. Ahora, ambos han contado desde el espacio cómo se enfrentaron al momento en el que su vehículo dejó de responder correctamente justo antes de acoplarse a la ISS, motivo por el que tuvieron que realizar dos intentonas. «El lanzamiento fue espectacular, realmente asombroso», afirmó Wilmore durante una rueda de prensa online que mantuvieron los astronautas con periodistas este miércoles. «Nos sorprendió la precisión que mantuvo la nave hasta el segundo día», continuó. Pero, entonces, cuando el equipo dirigía la nave en la ISS, surgieron los problemas : uno de los 28 propulsores del sistema de control de reacción (RCS) de la Starliner se apagó inesperadamente. Después, otro más dejó de funcionar. «Notamos que el empuje, el control y la capacidad se habían degradado. Las cualidades de manejo no eran las mismas», continuó relatando su compañera Williams, piloto de pruebas del ejército de EE.UU., al igual que Wilmore. «Pero en ese momento, no sabíamos por qué». Es por ello que abortaron el primer intento, para realizar todas las comprobaciones pertinentes. Los astronautas desecharon la primera intentona de atracar la nave en la ISS y tomaron el control manual durante más de una hora mientras los equipos en tierra trataban de solucionar los contratiempos. Sin embargo, durante las operaciones, hasta cinco propulsores se apagaron inesperadamente. Los astronautas y el equipo consiguieron recuperar algunos de ellos, aunque la situación seguía sin ser óptima. Aún así, se dirigieron a acoplar la nave en el laboratorio orbital, esta vez en modo automático: «Starliner descendió directamente, justo en el medio, incluso con los propulsores degradados, lo que fue realmente impresionante sabiendo lo que sabemos ahora», dijo Wilmore. Finalmente, el vehículo consiguió llevar a los astronautas sanos y salvos a la ISS, donde permanecen desde entonces.   En realidad, los contratiempos empezaron ya antes del despegue . Tras años de retrasos, por fin la Starliner se montó sobre la plataforma de lanzamiento del Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral, con la intención de despegar con tripulación a bordo el pasado 6 de mayo. Sin embargo, dos horas antes de comenzar el esperado ascenso, este se canceló debido a un fallo en la válvula de escape de oxígeno del cohete Atlas V. Cuando se revisaba este problema, se encontró un segundo: una fuga de helio, esta vez en la nave, retrasó un mes el despegue. Finalmente, el 6 de junio se elevaba la Starliner desde Florida, con destino a la ISS. Pero ya desde el principio mostró nuevos problemas: desde que alcanzó la órbita terrestre, la tripulación detectó otras dos fugas de helio. Después de esto, la tripulación se enfrentó al fallo de motores ya comentado. Los astronautas llevan desde entonces realizando distintas pruebas en la Starliner, si bien tanto desde Boeing como de la NASA aseguran que la nave está «estable y preparada para abandonar la ISS en caso de emergencia», ya que las fugas se han estabilizado y podría amerizar sin los propulsores dañados, y que los astronautas «no están varados». Aún así, aparte de los test en el espacio, los responsables de la sonda llevarán a cabo una nueva campaña de pruebas en tierra, concretamente en las instalaciones de pruebas de White Sands, en Nuevo México, para replicar cómo se usaron los propulsores durante el vuelo y poder entender qué esta ocurriendo. «Estas pruebas son impredecibles en cuanto a cuánto tiempo tomarán y qué encontraremos en ellas», señaló Nappi en la comparecencia ante los medios hace una semana, si bien se calcula que se llevarán a cabo ensayos durante unas dos semanas que requerirán más análisis después. Y es por ello que ni desde NASA y ni desde Boeing se ha puesto fecha de regreso para la Starliner de momento. La NASA ha exigido a Boeing que someta a Starliner a exhaustivas pruebas para descubrir qué ha ocurrido. De hecho, ya se han localizado hasta cinco fugas de helio en la nave, que siempre ha encontrado contratiempos en todas sus pruebas en el espacio: en la primera, sin tripulación y llevada a cabo en 2019, nunca llegó a destino (la ISS); en la segunda, tampoco tripulada y que tuvo lugar en 2022, se registraron problemas acoplando la nave a la estación espacial y durante la reentrada, con el paracaídas y el cableado. Se supone que esta misión tripulada con Williams y Wilmore será la prueba final para certificar la nave espacial para misiones rutinarias de astronautas y que la Starliner se convierta en el 'taxi espacial' de la NASA a la ISS, al igual que ya lo es la Crew Dragon de SpaceX desde 2020. Las fugas y fallos de los propulsores son los últimos de muchos problemas que Boeing ha enfrentado con sus naves espaciales a lo largo de los años, lo que la ha colocado muy por detrás de su competidor, la compañía de Elon Musk. Aún no está claro cómo afectarán los nuevos problemas a la capacidad de Boeing de poner sus naves espaciales en la rotación regular de la estación espacial. Aun así, Wilmore y Williams se muestran confiados: «Estamos realmente satisfechos de poder poner más gente en la nave espacial una vez que regresemos y trabajemos en todos los problemas que ya hemos encontrado», dijo Williams.

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