CaixaForum Valencia dedica una exposición al retrato del siglo XIX
El centro cultural de la Fundación »la Caixa» estrena la exposición XIX. El Siglo del Retrato. Colecciones del Museo del Prado . De la Ilustración a la modernidad, dedicada al auge que vivió el retrato en el siglo XIX en todas sus manifestaciones artísticas. Es la primera vez que el público puede disfrutar en la ciudad de muchas de las obras del Museo Nacional del Prado: cuenta con un total de 159 piezas con ejemplos de Goya, Madrazo, Rosales, Fortuny, Pinazo, Sorolla y Benlliure, entre muchos otros. El director de CaixaForum Valencia , Álvaro Borrás, y el comisario de la exposición y jefe de Conservación de Pintura del Siglo XIX del Museo Nacional del Prado, Javier Barón, han presentado este jueves XIX. El Siglo del Retrato. Colecciones del Museo del Prado. De la Ilustración a la modernidad, exposición novedosa sobre el retrato en España. Se trata de una nueva exposición organizada conjuntamente entre la Fundación »la Caixa» y el Museo Nacional del Prado, en el marco de la alianza estratégica que ambas instituciones mantienen desde 2011 para acercar al público parte del rico legado artístico que conserva el Museo Nacional del Prado. De hecho, gracias a este acuerdo, muchas de las obras del Museo Nacional del Prado viajarán por primera vez a Valencia. La muestra, que se podrá visitar hasta el 20 de octubre en CaixaForum València, finalizará su recorrido en CaixaForum Palma, tras su paso por los centros de la red CaixaForum Barcelona, Zaragoza y Sevilla. La exposición XIX. El Siglo del Retrato. Colecciones del Museo del Prado. De la Ilustración a la modernidad ahonda en la transformación de la imagen pública de las personas durante el siglo XIX, y ofrece a los visitantes la posibilidad de adentrarse, a través de un género de importancia capital en la pintura española, en la época que vio nacer las estructuras económicas y sociales que han configurado nuestra contemporaneidad. El público disfrutará de un total de 159 piezas de los fondos de la pinacoteca nacional con ejemplos de Goya, Madrazo, Rosales, Pinazo, Sorolla, Fortuny y Benlliure, entre muchos otros. La muestra se divide en ocho ámbitos temáticos: -«La imagen del poder» -«El descubrimiento de la infancia» -«Identidades femeninas» -«Identidades masculinas» -«La imagen de la muerte» -«Retratos y autorretratos de artistas» -«Effigies amicorum. Imágenes de escritores, músicos y actores» -«El artista en el estudio» Entendiendo el pasado y, por lo tanto, la colección de retratos del Museo Nacional del Prado, como una fuente desde la que interrogarnos sobre nuestro tiempo, se proponen distintos recorridos que surgen de las obras reunidas y de los diálogos que se establecen entre ellas. Así, los visitantes podrán seguir tres itinerarios distintos , con audioguías descargables a través de códigos QR, que realizarán tres lecturas diferentes del recorrido considerando las técnicas artísticas, la sociedad del siglo XIX y la indumentaria. El primer ámbito de la exposición, «La imagen del poder», muestra cómo el siglo XIX se convirtió en el de las iconotecas institucionales con el protagonismo de reyes, ministros y otros personajes públicos. Destaca un estudio preparatorio de Francisco de Goya para la ejecución de su gran retrato de la familia de Carlos IV. Este estudio se efectuó en Aranjuez ante el modelo, y puede observarse la preparación rojiza que pintó el artista aragonés. También de Goya, sobresale el retrato Fernando VII en un campamento. La secuencia completa de los reyes se encuentra representada en la exposición a través de las medallas: desde Carlos IV y María Luisa de Parma, Fernando VII y María Isabel de Braganza —segunda esposa de Fernando VII y promotora de la fundación del Museo Nacional del Prado—, María Cristina de Borbón, Isabel II, Amadeo de Saboya, Alfonso XII y Alfonso XIII, con la inclusión de dos de los Presidentes de la I República. El ámbito incluye también la representación de ministros, como Juan Bravo Murillo y Víctor Balaguer. El ámbito «El descubrimiento de la infancia» muestra cómo la representación de los niños tuvo especial relevancia a partir de la Ilustración y del Romanticismo. Se partía de la consideración de que los más pequeños encarnan valores como la espontaneidad y la gracia, que luego la civilización acaba por corromper, como defendía Jean-Jacques Rousseau. Hay que resaltar los homenajes a Velázquez en las obras de Leonardo Alenza y Joaquín Sorolla, que atestiguan la importancia, como referencia, del maestro sevillano en el XIX. Del artista valenciano Ignacio Pinazo se puede ver un retrato de su hijo en el que destaca la cercanía a su padre, así como Niña con una muñeca, donde cabe subrayar el cromatismo alegre y vivaz, propio de las últimas décadas del siglo XIX. Los niños de la familia Lara, de José Roldán y Martínez, es un buen ejemplo del retrato de grupo, influido por la moda inglesa. Las dos salas siguientes se dedican a las «Identidades»; primero de las mujeres y después de los hombres a lo largo del siglo XIX. La imagen de la mujer tuvo una relevancia especial en este momento histórico. La irrupción de la fotografía llevó, por su poco coste, a la difusión del retrato entre la burguesía y las clases medias, de lo que se recogen varios ejemplos en la muestra. Tras la difusión de la fotografía, el retrato pictórico mundano se convirtió en una forma de distinción codiciada entre las personas que podían pagarlo, de modo que vivió una época dorada en el último tercio del siglo XIX. En este ámbito destaca el retrato de enorme personalidad y calidad La señora de Delicado de Imaz, del pintor Vicente López Portaña. También sobresale el retrato de Saturnina Canaleta, de Federico de Madrazo, exponente del retrato romántico, y el de Concepción Serrano, hija del general Serrano, obra maestra de Rosales con ecos de Velázquez y Goya. Especial sensación de opulencia transmiten los retratos de María Hahn, esposa del pintor Raimundo Madrazo y Garreta, y de Francisca Aparicio y Mérida, marquesa de Vistabella, de Francisco Masriera y Manovens, también efigiada en una escultura de Louis-Robert Carrier-Belleuse. Además de aristócratas y burguesas, fueron representadas mujeres de clases bajas, así como de otras etnias, como India del campo, de Esteban Villanueva y Vinarao. También puede contemplarse la representación de la mujer por parte de artistas femeninas a través de la obra de Carlota Rosales Martínez de Pedrosa. En el ámbito de los hombres, puede verse un retrato de Vicente López Portaña que inmortaliza a Ignacio Gutiérrez Solana, veedor de las Reales Caballerizas, con un traje asociado al Antiguo Régimen que más adelante dará paso a otro tipo de atuendos, como el que luce Jaime Girona, plasmado por Federico de Madrazo y Kuntz, de una mayor sobriedad, origen del traje actual, así como los tres retratados por Joaquín Sorolla, con un mayor dinamismo. Como sucedía con las mujeres, los artistas se interesaron por representar a personajes de clases humildes, como en El zapatero de viejo, de Francisco Domingo Marqués, o de otras etnias, como El tuno, de Esteban Villanueva y Vinarao. El ámbito «La imagen de la muerte» es especialmente singular dado el interés que adquirió este tema en el siglo XIX. En él pueden verse retratos yacentes obra de José Nin, Manuel Poy Dalmau y Casimiro Sainz, que parten de concepciones anteriores, propias del siglo XVII. El siguiente ámbito es el de «Retratos y autorretratos de artistas», pues el siglo del retrato se convierte también en una reflexión del artista sobre sí mismo. La exposición acoge una escultura en homenaje tardío a Goya por parte del escultor Mariano Benlliure, conocida entre el público por ser el origen de la que reciben los galardonados del cine español. También cabe resaltar el Autorretrato de Francisco Pradilla y el retrato de El pintor Francesc Torrescassana, de Ramón Martí Alsina, que está considerado como el mejor del género realizado por el pintor catalán. El espacio «Effigies amicorum. Imágenes de escritores, músicos y actores» reúne retratos de representantes de las artes hermanas de la pintura, coincidiendo con un especial interés de los artistas por representar a estos iconos. La sección parte del retrato de Goya del actor Isidoro Máiquez. Sobresale la pintura de Antonio María Esquivel representando a Ventura de la Vega leyendo una obra en el Teatro del Príncipe. Como transición del realismo al Romanticismo, figura la pintura de El violinista Ettore Pinelli, de Eduardo Rosales. Llama la atención el estudio para el retrato que Philip Alexius Lászlo de Lombos llevó a cabo de Elinor Glyn. Esta escritora acuñó el concepto de it girl —como joven atractiva e influyente— con su novela It, de la que se realizó una película protagonizada por Clara Bow. El último ámbito, «El artista en el estudio» , aporta una serie de representaciones de pintores en el interior de sus espacios de trabajo. Destacan Interior del estudio de Muñoz Degrain en Valencia, de Francisco Domingo Marqués y la Fantasía sobre Fausto de Fortuny, entre muchos otros. Durante el montaje de la exposición, un equipo de filmación grabó todos los procesos que a menudo quedan en la sombra, como la apertura de cajas o la realización de los informes de conservación de las obras de arte y las entrevistas, entre otros. Todo este material ha servido para la realización de un documental que se puede ver en la plataforma CaixaForum+: Retratar lo invisible. Con motivo de la exposición se han organizado actividades para que todos los públicos puedan acercarse al universo del retrato desde distintas perspectivas. En esta línea, se llevará a cabo un ciclo de artes visuales que aborda la historia del retrato en la historia de la humanidad. Coordinado por el arquitecto, divulgador de arte y profesor Miquel del Pozo, el seminario ahondará en preguntas sobre «¿Qué nos dice la historia del retrato sobre la naturaleza del ser humano? ¿Qué sentido tiene mirar hoy un retrato del pasado?» También en el marco de la exposición, el centro cultural acogerá visitas comentadas, y visitas en formato de taller y en formato de tertulias acompañadas de vermut (por la mañana) y café (por la tarde).