Esta playa de Galicia tiene una ermita secreta que sólo se puede visitar con la marea baja: dónde está y cómo llegar
Con la llegada del verano, muchas personas buscan destinos que permitan escapar del calor mientras disfrutan de lugares con patrimonio y encanto. La comarca de Ferrol, en Galicia, alberga uno de esos lugares mágicos que combinan historia, naturaleza y leyendas: la ermita de Santa Comba, ubicada en la playa del mismo nombre. Situada en un islote, la ermita de Santa Comba solo puede ser visitada cuando la marea está baja, ya que su único acceso es una escalera que se torna inaccesible con el mar alto. La peculiaridad de su ubicación y el misticismo que la rodea, convierten a esta pequeña construcción de piedra en un lugar muy especial. La leyenda cuenta que Santa Comba llegó en una barca de piedra junto a su hijo San Silvestre y, enamorada del lugar, decidió quedarse. Otra versión del mito habla de una meiga arrepentida que se retiró a la ermita para rezar y buscar el perdón de Dios. Además, se dice que un barco atrapado en una tormenta fue salvado por la santa, lo que llevó a la construcción de la ermita en su honor. Antes de la ermita, el islote albergaba un castro celta. Las investigaciones indican que los habitantes del castro vivían de la pesca y la agricultura, y controlaban las rutas marítimas de la región. Las minas de oro de Covarradeiras, explotadas en tiempos del Imperio Romano, se encuentran cerca, y se cree que atrajeron a muchas personas en busca del preciado metal. Originalmente, el islote donde se ubica la ermita estaba unido a la tierra. Se habitó entre los siglos III a.C. y I d.C. por población castreña. En este lugar, excavaciones realizadas por la Universidade da Coruña y el CSIC, descubrieron el único horno obrador para trabajos con hierro conocido en Galicia, prueba de la actividad económica de sus antiguos habitantes. A lo largo de los siglos, la ermita ha sido testigo de diversos eventos. En 2010, un temporal destrozó parte de las escaleras que permitían el acceso, y durante años la isla quedó incomunicada. En 2018 se instaló una nueva escalera de hormigón, aunque no sin críticas por su diseño y accesibilidad. El islote de la ermita es flanqueado por dos más: Illa de Fóra e Illa do Toxo. Estas tres formaban parte de una península que, debido a la erosión, se separó en islas. La fuerza del mar se hace evidente al observar cómo las olas golpean las rocas, creando un espectáculo natural impresionante. El lugar no solo está cargado de historia y leyendas, sino que también ha sido testigo de eventos trágicos como el naufragio del transatlántico inglés Highland Warrior en 1915. Los restos del barco aún pueden encontrarse bajo el agua, y la campana del barco se encuentra hoy en la iglesia de Santiago en Pantín, aunque se desconoce cómo llegó hasta allí. La playa de Santa Comba es ideal para quienes buscan un lugar tranquilo. Desde allí, se puede recorrer la Ruta de la Costa Ártabra , disfrutar de deportes acuáticos o simplemente admirar el paisaje. La espera de la bajamar para visitar la ermita es recompensada con vistas espectaculares que abarcan desde el cabo Prior hasta el Faro da Frouxeira, e incluso los acantilados de Cedeira en días despejados. Para llegar a la ermita de Santa Comba en coche, el punto de partida ideal es la ciudad de Ferrol. Desde allí, debes tomar la carretera Ferrol-Covas, pasar por el núcleo de Covas y A Pedreira, y seguir las indicaciones hacia la playa de Santa Comba. El trayecto te llevará directamente a un aparcamiento amplio cercano a la playa, desde donde podrás caminar hasta la ermita cuando la marea esté baja. Si prefieres el transporte público, Ferrol también cuenta con opciones convenientes. Puedes tomar un autobús urbano hasta Covas, donde deberás bajar y continuar a pie. Desde la parada de autobús en Covas , sigue las indicaciones hacia la playa de Santa Comba. Es importante consultar los horarios de las mareas para planificar tu visita, ya que el acceso a la ermita depende de la bajamar