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Dos días de teatro en el Museo del Prado

Abc.es 

¿Qué pensaba Calderón de la Barca de la guerra? Esa y otras preguntas igualmente sugerentes transitan la línea argumental de 'Bredá: un dedo que apunta a un mapa' , la representación teatral que podrá verse este jueves y viernes a las siete de la tarde en el Museo del Prado gracias al apoyo de la Fundación Carlos de Amberes al Instituto de Teatro de la Universidad Complutense de Madrid y al programa 'El Salón de Reinos a escena', en referencia al salón del Palacio del Buen Retiro que ilustra los acontecimientos de la rendición de Breda que inmortalizaría Velázquez en su famoso cuadro 'Las lanzas'. Contando con la versión y la dirección de escena de José María Esbec, se trata de un comentario contemporáneo y especular a 'El sitio de Bredá', de Calderón de la Barca. La obra del bardo madrileño gira en torno al asedio que tuvo lugar en 1625, durante el transcurso de la Guerra europea de los Treinta Años y de la Guerra de los Ochenta Años en Flandes, y en este espectáculo, además de los fragmentos del texto calderoniano, se incluyen otros de creación propia generados a lo largo del proceso de trabajo. «Nuestra obra tendrá, fundamentalmente, dos líneas dramáticas, a saber, la que se vertebra a partir del personaje de Spínola, verdadero héroe de la contienda bélica y la de Flora, la voz más humana –por cierto, femenina– que Calderón proyecta sobre en su pieza», explica Esbec, quien asegura que «no hay que ser muy avezado para ver que tanto Spínola como Flora fundamentan sus acciones en la toma de decisiones. La tragedia sobrevuela como estrellas convertidas en arcabuces hasta que se revela el 'fatum', o sea, el destino inexorable: la imposibilidad de dar tregua al deseo de los dioses por conducirte al horror». ¿Qué se conquista cuando se conquista? ¿Se conquista dignidad? ¿Se conquistan cuerpos? ¿Cuerpos muertos? ¿Tierra…? ¿Qué es tener más tierra? ¿Y qué hay de la dignidad de los cuerpos? De los muertos y de los vivos. ¿Qué papel cumple el Estado? ¿Cómo se traza la relación entre el poder y el pueblo? ¿Cómo se gestiona la toma de decisiones? ¿Es la paz únicamente ausencia de guerra? «Todas estas cuestiones axiales y preguntas sin respuesta se dan cita en nuestra propuesta, que hace evidente que el teatro no es lugar para certidumbres», reflexiona Esbec. Tal como explica el director, que actualmente es gerente del Teatro Principal de Zamora , «Calderón se deja adivinar al final de su obra cuando arroja los versos que vienen: «Y con esto se da fin/ al Sitio, donde no puede/ mostrarse más quien ha escrito/ obligado a tantas leyes». Quizá el autor, con estas palabras, quiera desvelar que no ha podido expresarse como hubiera querido. Sobre todo en lo concerniente a la guerra». La puesta en escena para 'Bredá: un dedo que apunta a un mapa' se orienta hacia la plasticidad y una narrativa visual cercana a la instalación. «Quizá pueda remitirnos al estudio de un arquitecto o de un pintor», describe Esbec. «La dramaturgia se enclavija en dos planos yuxtapuestos; esto es, por un lado, la trama calderoniana y, por otro, una dramaturgia contemporánea que funciona como retrato especular. Para retratarla, apelaremos a un espacio diáfano, orientado a las convenciones, al juego y al valor polisémico de la escenografía con el fin de unir estas dos tramas separadas por el arco secular. El metal y el cristal son elementos que tendrán presencia en la puesta en escena puesto que su narrativa nos conduce a los temas centrales de la obra. El espacio lumínico pondrá de relieve la distinción de los dos mundos expresados en la pieza así como la sintomatología bélica que se desprende de los estados en pugna».

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