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Vientos de cola para Trump

Donald Trump va ganando; Joe Biden, perdiendo. Esta es la conclusión más evidente, apresurada y también justificada a partir de varios hechos ocurridos en Estados Unidos durante los últimos días.

Vaticinar el desenlace electoral a partir de ellos puede ser prematuro; sin embargo, por ahora favorecen a Trump. La gran interrogante es cómo los asimilará el electorado y qué otros factores incidirán en la votación, el 5 de noviembre.

Un debate presidencial, dos decisiones judiciales, el intento de asesinato, la convención republicana y la selección de su compañero de fórmula son, por ahora, los vientos de cola de Trump.

El debate

El 27 de junio se produjo el debate presidencial adelantado. El equipo de Biden creyó que un buen desempeño, del que estaban convencidos, borraría las dudas sobre su estado cognitivo y expondría la incompetencia, delirios y mentiras de Trump. De este modo, despejaría el camino de la campaña. Por eso, propusieron la fecha y los republicanos accedieron.

Sobre la conducta de Trump no se equivocaron: hizo lo que se esperaba de él. Con Biden, en cambio, el colapso fue total. La imagen que proyectó —débil, desorientada, incoherente— acentuó las dudas sobre su capacidad para conducir la campaña y gobernar, e hizo que las aberraciones de Trump pasaran a segundo plano.

Desde entonces, los llamados a que renuncie a la candidatura fueron tan numerosos como su resistencia a atenderlos. Su posición y la del Partido Demócrata se debilitaron. Y como la de Trump y los republicanos no sufrió, ganaron.

El fallo de la Corte

El 1.° de este mes, los seis magistrados conservadores de la Corte Suprema de Justicia —tres nombrados por él durante su presidencia— le otorgaron una victoria jurídica de enorme trascendencia. Resolvieron que los expresidentes están protegidos contra acusaciones penales que se originen en el ejercicio de sus responsabilidades constitucionales, aunque sí pueden ser procesados por actos no oficiales durante su ejercicio.

La noción de lo “no oficial” es tan estrecha, y la de “oficial” tan imprecisa, que prácticamente conduce a la inmunidad total. Y aunque el fallo tiene carácter general, por ahora solo beneficia a Trump, que enfrenta múltiples y muy serios casos.

En lo inmediato, su evolución se retrasará hasta después de las elecciones, pero es muy probable que algunos de ellos, incluso si las pierde, se derrumben.

La igualdad ante la ley, principio básico de la justicia en democracia, quedó vaciada de contenido.

El atentado

El sábado, el intento de asesinato contra Trump, mientras realizaba un mitin de campaña cerca de Pittsburg, Pensilvania, conmocionó al país. Fue un acto totalmente a contrapelo del respeto a la vida y a un principio esencial de la democracia: se gana o se pierde compitiendo por votos, no eliminando candidatos.

Su vida corrió serio riesgo, pero recibió un apreciable impulso político. El cultivo de su presunta condición de víctima del sistema y héroe de quienes luchan contra sus injusticias, que ha cultivado durante años, salió fortalecida.

La espectacular foto de Evan Vucci, de la Associated Press, ya se ha convertido en poderoso símbolo de esa noción. No importa qué pensemos de él, la imagen de un Trump herido, pero alzando su brazo derecho desafiante, mientras agentes del Servicio Secreto lo rodean y la bandera de Estados Unidos ondea ante un cielo de celeste impoluto, será imborrable. Ya se venden camisetas con ella.

La Convención y el vicepresidente

El lunes, la Convención Nacional Republicana, en Milwaukee, Wisconsin, lo coronó como candidato y Trump anunció al senador J. D. Vance, de Ohio, como compañero de fórmula.

Vance es el más populista, extremista, aislacionista y proteccionista de los candidatos considerados. Por esto, su atractivo es enorme entre los votantes hiperconservadores, pero genera rechazo en otros. Que Trump y su círculo íntimo lo impusieran es un testimonio más de su dominio casi absoluto sobre el partido y de que, con 39 años, lo ven como un relevo de su movimiento.

La desestimación

Ese mismo día, en una corte de distrito federal en Fort Pierce, Florida, la jueza Aileen Cannon, nombrada por Trump, desestimó la acusación en su contra por el manejo irregular de documentos clasificados. Argumentó que el nombramiento del fiscal especial del caso, Jack Smith, había sido ilegal, porque correspondía al presidente o al Senado, no al Departamento de Justicia. Se apartó así de precedentes desarrollados por décadas.

La decisión será apelada; mientras, el proceso se detiene y su retraso de meses será inevitable.

La ecuación

La suma de estos hechos favorece a Trump. En qué medida y por cuánto tiempo es difícil de precisar.

Sin duda, atizarán con fuerza el fuego de su base de apoyo ya existente. La gran interrogante es cuál será la incidencia en otros dos conjuntos de electores: los que decididamente se oponen a él por considerarlo un peligro y los que aún no han tomado una decisión o son reacios a votar.

Entre ellos quizá sean más importantes sus percepciones sobre la edad y cognición de Biden (si se mantiene en la campaña); el grado de aceptación de un sustituto o una sustituta (si la deja, algo improbable); las posiciones sobre temas tan sensibles como el aborto, la migración y el costo de vida; y los rumbos de la retórica, propuestas y amenazas de Trump.

En este contexto, proyectar linealmente hasta el 5 de noviembre los hechos ocurridos en apenas 18 días es un ejercicio especulativo. Su grado de impacto inmediato no ha sido medido adecuadamente; menos el que tendrán en el futuro.

Sin embargo, un sentido de realidad indica que la cuesta para los demócratas se ha hecho más empinada; también, para la integridad de la democracia estadounidense. El presagio no es bueno.

eduardoulibarri@gmail.com

El autor es periodista y analista.

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