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El Patagotitan conquista el Paseo del Prado: «Sabíamos que era grande, pero no imaginábamos cuánto»

Abc.es 

Hace unos 100 millones de años, un grupo de Patagotitan mayorum , unos dinosaurios con enorme cuello que se acercaban a los 40 metros de altura y las 60 toneladas de peso, murieron en lo que ahora es la Patagonia Argentina. Sus restos fueron devorados por otros dinosaurios, que dejaron allí los restos desmembrados junto con algunas piezas dentales que perdieron al morder la dura piel de estos animales. La historia se detuvo para este desafortunado equipo de, al menos, seis ejemplares, durante cientos de miles de año. Hasta que un trabajador agrícola de la provincia de Chubut (Argentina) se topó con el hueso de uno de ellos. Era una pieza de unos 30 centímetros de largo por 20 de ancho, algo grande. El empleado se lo dijo a su jefe, que a la vez contactó con el Museo Paleontológico Egidio Feruglio (MEF). Fue entonces cuando el equipo del investigador del MEF, José Luis Carballido, entró en acción. «Sabíamos que era un ejemplar grande, pero no imaginábamos que tanto», cuenta a ABC el paleontólogo, que está en Madrid con motivo de la exposición ' Dinosaurios de la Patagonia ', que ha hecho posible que una réplica de un P. mayorum de plante delante de CaixaForum Madrid. Habían estado por la zona y la tenían como un posible yacimiento, aunque no habían visto más que pedazos muy fragmentados. «Fue después de dos o tres semanas de excavaciones cuando nos dimos cuenta de su magnitud», rememora. Salió a la luz un fémur de 2,40 metros, el más grande de dinosaurio hallado hasta la fecha. Después aparecieron vértebras del cuello, de la parte dorsal, la mitad de la cola y casi todos los huesos de la cadera y las extremidades. Aquello era colosal. Colosal y desconocido: se trataba de una nueva especie de titanosaurio, el grupo de dinosaurios más grandes entre los grandes. De hecho, este animal herbívoro de alargado cuello es el más grande que descubierto que ha caminado sobre la faz de la Tierra. Al menos el más grande que se ha podido medir directamente. «Hay otros que podrían haber sido mayores, pero su tamaño se ha estimado por comparaciones con otras especies», indica Carballido. Así que quien se acerque al Paseo del Prado hasta el día 6 de abril podrá admirar al gigante que vivió en nuestro planeta hace 100 millones de años y al que apenas le llegará a la rodilla. Pero la muestra no solo incluye al magnífico Patagotitan : también hay otras 12 réplicas a tamaño real de dinosaurios como el Tyrannotitan chubutensis , -que, de hecho era el depredador del P. mayorum , como mostraron los 57 dientes que se encontraron a su alrededor-; los Eoraptor lunensis y Herrerasaurus ischigualastensis , dos de los dinosaurios más antiguos y que vivieron hace 230 millones de años -los primeros en su clase se cree que surgieron tan 'solo' unos 15 millones de años antes-; o el diminuto Manidens condorensis. «Este ejemplar nos muestra que no todos los dinosaurios eran gigantes, sino que también había pequeños, como este que medía 75 centímetros», explica Carballido. Además de réplicas, la exposición se acompaña también de fósiles reales de vértebras de un ornitópodo; dientes de saurópodos como el Bagualia alba o de terópodos de la familia de los carcarodontosaurios. Los visitantes también podrán descubrir por ejemplo, que los dinosaurios terópodos carnívoros tenían un sentido del olfato muy desarrollado -lo cual podría ser una de las explicaciones de la presencia habitual de un orificio entre las cuencas de los ojos-; o que los dinosaurios poseían unos sacos de aire conectados con los pulmones, un sistema que surgió con los dinosaurios, pero que también tienen las aves actuales. Como el nombre de la muestra indica, todos los dinosaurios expuestos o referenciados fueron encontrados en la Patagonia, donde siguen aflorando descubrimientos cada año. «Esto no quiere decir que en Argentina vivieran más dinosaurios que en otro lado -puntualiza Carballido-. Es una cuestión geológica: gracias al surgimiento de los Andes, y que es una zona desértica, los paleontólogos podemos caminar sobre rocas que tienen cientos de millones de años». En aquellas rocas ha quedado plasmada la vida que las recorría hace 200 millones de años, no solo los dinosaurios, sino también de otros animales y flora de la época que han quedado 'atrapados' en aquellas tierras. Y un trocito de lo que cuentan estará en Madrid hasta el próximo 6 de junio.

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