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Seis juegos sexuales para despertar el deseo en la pareja

Abc.es 

Si durante las vacaciones de verano muchas personas suelen ilusionarse con hacer algo distinto, original, atrayente o divertido, ¿por qué cuando se trata de la intimidad lo habitual es que siga siendo «sota, caballo y rey»? El contexto veraniego, con la subida de temperaturas , más horas de luz , distintos horarios , más oportunidades para propiciar momentos íntimos compartidos y, en general, mejor ánimo puede convertirse en una oportunidad para rendirse a la experimentación en el ámbito del sexo. Precisamente para despertar la curiosidad por lo nuevo y probar algo diferente en el ámbito sexual la sexóloga de Diversual, Lucía Jiménez , propone contemplar el sexo como un juego en la pareja ya que, según asegura, esta dinámica pueda dar lugar a una exploración sin juicio que beneficie a ambos, pues es probable que ayude a crear situaciones excitantes hasta entonces desconocidas para ellos. Desde el cambio de roles hasta la creación de un ambiente excitante pasando por la configuración de personajes o la búsqueda de los límites o de los puntos del placer de la pareja, todo vale si es algo pactado, consensuado y disfrutado. Estos son los juegos que propone la sexóloga de Diversual: Para practicar este juego la sexóloga propone que uno de los dos tome el control de la situación prohibiéndole a su pareja que le toque. Durante la dinámica intentará seducirle con la mirada , con besos , con caricias o con distintos acercamientos … «Puedes disponer de su cuerpo como quieras, y la otra persona solo puede responder a tus iniciativas, pero en ningún caso podrá ponerte las manos encima, besarte o comenzar ninguna interacción sexual (hasta que tú le des permiso)», aconseja Jiménez. En este planteamiento lo que sucede es que se cambian las tornas pues lo que propone la sexóloga es que uno de los dos comience a darse placer a sí mismo a través de la masturbación mientras el otro le dice al oído todo lo que quiere hacerle. «Es importante que conozcas previamente cuáles son las fantasías de tu pareja de juegos, y que le hagas preguntas que obliguen a la otra persona a confesar sus deseos«, explica. Así, en esta dinámica la persona »susurradora« sólo tiene que contarle toda la historia que se ha montado en su cabeza mientras su compañero o compañera practica el autoplacer. Puede utilizar algún tipo de juguete erótico y lubricantes si desea que sea más intenso o más placentero. Para disfrutar con esta práctica la experta propone elegir un lugar y un momento en el que nadie vaya a interrumpir a la pareja. Y aquí la imaginación es libre pues puede ser desde una habitación de un hotel hasta un espacio temático privado (los de estética tipo mazmorra suelen ser los favoritos de las personas que disfrutan con el BDSM) parando por el propio dormitorio del hogar. Lo importante es la sensación de privacidad . Y una vez que se ha elegido el espacio la idea es prepararlo con elementos externos como la iluminación (puede ser con velas o con luces cálidas), los perfumes (pueden elegirse aromas y esencias excitantes, energéticas o relajantes, en función del clima que se desee crear) y los textiles que acompañan a la escena (conviene aportar diferentes texturas, una alfombra para el suelo, cojines de distintas formas y tamaños para que formen parte del juego y accesorios con materiales suaves como seda, plumas...etc). También será sugerente tener a mano y a la vista aceites para hacer masajes eróticos y juguetes sexuales desconocidos por la pareja para que pueda investigar y experimentar. Tal como propone la sexóloga, aunque los juegos de roles pueden parecer algo que ya está un poco pasado o incluso excéntrico, lo cierto es que siguen siendo efectivos y ayudan a alejarse de nuestra personalidad y permiten que cada miembro de la pareja actúe con más libertad y más espontaneidad a la hora de hacer determinadas peticiones o sugerencias. Inventarse nuevas personalidades, por tanto, puede hacer que cada uno de ellos sea capaz de crear situaciones en las que pueda actuar diferente y ser más creativo y libre desde el punto de vista sexual. Un ejemplo puede ser, según propone la sexóloga, jugar a que eres una vecina del edificio que tiene muchas ganas de tener sexo con la otra persona, una antigua amiga que intenta seducir al otro en un encuentro casual o alguien que acabas de conocer por la calle. «Cualquier personaje es válido pues cada uno de ellos puede dar lugar a deseos diferentes», explica. Según explica la sexóloga, esta práctica consiste en seguir una técnica conocida como «edging», que consiste en aumentar la excitación al máximo con masturbación, besos, caricias o penetración pero sin dejar que la otra persona llegue al clímax. «Cuando tú o la otra persona estéis a punto de tener un orgasmo, hay que parar o reducir la intensidad de la estimulación», explica la sexóloga. La clave de la eficacia de esta técnica reside en que si se repite varias veces, se puede conseguir que la excitación sexual sea muy alta y que eso haga que llegue un momento en el que la pareja no sea capaz de parar el orgasmo y decidan, de una forma conjunta, sucumbir a lo que el cuerpo está sintiendo de un modo aún más placentero.   A pesar de la sencillez de la propuesta lo cierto es que, según explica la sexóloga, quitarse la ropa y jugar a intercambiarla puede ser una práctica más sugerente de lo que se cree. Lo ideal es desnudarse por turnos , despacio, observándose mutuamente mientras y jugando con miradas, gestos y silencios. Una vez desnudos uno de ellos empezará a vestirse con la ropa del otro comenzando por la ropa interior. Observar qué produce esta práctica tanto en el otro como en uno mismo puede llegar a ser un ejercicio excitante, según asegura la experta de Diversual. Por último, recuerda que en realidad lo más efectivo para recuperar el interés por el otro y reactivar el deseo es dedicarse tiempo de calidad, atención y cariño, pues sólo fomentando la comunicación se puede dar rienda suelta al más complejo y satisfactorio de los juegos, el de la seducción .

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