Jorge Manjarrez: In memoriam
El Partido Revolucionario Institucional fue una de las organizaciones políticas más importantes de México. En sus primeras dos décadas de vida sus líderes mostraron capacidad de adaptación ya que, creado en 1929 como Partido Nacional Revolucionario (PNR), cambió a Partido de la Revolución Mexicana (PRM) en 1938 y a PRI en 1946.
Por más de setenta años el PRI fue el partido mayoritario de México monopolizando el Poder Ejecutivo en los tres niveles de gobierno y las cámaras de diputados y senadores. Además, la influencia del Presidente de la República, emanado del PRI, llegaba al Poder Judicial y a todos los rincones del país; tuvo el poder absoluto y por ello se corrompió absolutamente.
La fortaleza del partido fue factor importante para la estabilidad política del país y a lo largo de su existencia se crearon instituciones sociales importantes; se impulsó la industrialización y el desarrollo urbano; se promovió el crecimiento económico y; se logró el reconocimiento de México en el ámbito internacional.
El país avanzó en la modernización de ciertos sectores y en el crecimiento de la clase media pero, en contrapartida, se agudizaron la pobreza, la marginación y la desigualdad.Además, en un Estado sin contrapesos, el abuso del poder y la corrupción se institucionalizaron. El país se fue polarizando: el moderno y el rezagado; el norte y el sur; los ricos y los pobres; los jóvenes y las generaciones X y baby boomers.
El PRI, los líderes del PRI, fueron incapaces de impulsar la adaptación del partido, y de los gobiernos emanados de éste a los cambios sociales, económicos, regionales, demográficos, legales y tecnológicos del país de fines del siglo XX y principios del XXI. La soberbia de la élite del poder, provocó el paulatino alejamiento de las exigencias y aspiraciones ciudadanas. Los primeros signos del debilitamiento del sistema estallaron en los años 1968 y 1971.
En los años posteriores, se acrecentaron, o se hicieron más evidentes, la centralización del poder, el autoritarismo y la corrupción, lo que propició el rechazo y la salida de diversos grupos y militantes.
La creación de la Corriente Democrática a mediados de los ochenta del siglo pasado, con Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, fue en respuesta a la cerrazón del partido y al abandono de las causas nacionalistas y sociales por la adopción del neoliberalismo.De ahí nació el Frente Democrático Nacional y posteriormente, en 1989, el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
A lo largo de su historia, muchos militantes, o simpatizantes, fueron renunciando al PRI, de facto o de iure. En algunoscasos, quienes se alejaron del partido tuvieron carreras políticas exitosas. A los ya mencionados, se sumaron políticos como Andrés Manuel López Obrador, Manuel Bartlett Díaz, Marcelo Ebrard, Mario Delgado, Javier Lozano Alarcón, entre otros cientos de militantes o simpatizantes del partido.
También abandonaron al partido muchos que reclamaban oportunidades para ser candidatos pero también otros, que habiendo llegado a puestos de elección popular, exigían continuidad y el derecho de “heredar” posiciones a amigos y familiares. Además, como muestra de la intolerancia extrema, la dirigencia del partido llegó a expulsar a quienes se atrevían a cuestionarla.
Fue una lenta pero constante hemorragia asociada a la creciente desacreditación del partido que tuvo otro punto de inflexión importante en 1994 con el asesinato de su candidato a la presidencia de la República. El disparo que lo mató, hirió de muerte al PRI.
El proceso de descomposición se prolongó por más de 30 años durante los cuales decenas de servidores públicos emanados de sus filas, de todos los niveles, desde presidente de la República y gobernadores hasta alcaldes y diputados, fueron asociados a actos de corrupción, nepotismo y abuso del poder, aunque en la mayoría de los casos no fueron procesados.
Es justo decir que en sus filas también hubo políticos talentosos con vocación de servicio y comprometidos con la apertura, quienes en sus encargos realizaron importantes obras y servicios sociales. Sin embargo, estos casos fueroninsuficientes para compensar la percepción generalizada en la ciudadana.
A partir de la crisis de 2024 el debilitamiento del PRI se agudizó. En los últimos años realizó alianzas desesperadas con partidos tan diversos como el PAN, el PRD (QEPD) y MORENA, en un intento de recuperar, si no credibilidad, cuando menos presencia electoral a efecto de evitar la pérdida de las prerrogativas de ley.
Por momentos el debilitado organismo mostró aparentessignos de recuperación que sucumbieron ante la imposible erradicación de vicios y excesos tanto de sus dirigentes como de los gobernantes emanados de de él. Se presentó una infección generalizada y finalmente se desarrolló una enfermedad autoinmune que provocó que el mismo cuerpo se autodestruyera en lo que fue una lenta y penosa agonía.
El otrora buque insignia navegó sus últimos años como un barco fantasma, sin bandera ni identidad, a la deriva, ytripulado por un puñado de piratas que al final pelearon entre ellos mismos los restos del botín.
Todos recuerdan al PRI pero pocos reconocen haber sido simpatizantes, militantes, candidatos o dirigentes. Su tumba luce abandonada y en su lápida cubierta de moho se alcanza a leer el epitafio:
Pri-mero morir, que renovarse.