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Crítica de música: Touché Amoré demuestra que caos y belleza pueden ser sinónimos

En una noche donde la crudeza y la emoción se entrelazaron de manera sublime, Touché Amoré ofreció un concierto en Costa Rica que será recordado como un acto de pura catarsis. La banda californiana, en su inesperado debut en nuestro país, demostró que la belleza puede surgir del caos, y que lo salvaje y lo crudo pueden ser enternecedores hasta las lágrimas.

La llegada de Touché Amoré a Costa Rica, que vivimos el 18 de julio en Amón Solar, no era algo que hubiésemos contemplado hace mucho tiempo. Sin embargo, el crecimiento constante de la escena emo hardcore en nuestro país ha allanado el camino para que estos titanes del post-hardcore pudieran traer su potente mensaje. Desde el primer acorde, quedó claro que la noche sería un viaje emocional intenso, capaz de llevar a los asistentes desde el frenesí del crowdsurfing y el mosh, hasta lo más profundo de sus corazones con letras sensibles y honestas.

El concierto se inició con una explosión de energía curiosa porque, al contrario de muchas bandas que dejan sus temas más populares para el cierre, comenzó con Flowers and You, todo un himno. La banda desató un torrente sonoro que rápidamente se convirtió en un remolino de cuerpos y emociones. No había pasado ni un minuto y ya había gente encima de otra abalazándose en completa sintonía, como si hubieran esperado todo el día por esto… Como si, desde que se levantaron para ir a su trabajo, esperaran que pasaran las horas del día para escuchar esos arpegios icónicos que anteceden al frenético y bendecido mosh.

Sin embargo, entre la intensidad, el sudor y la furia, se podía sentir una innegable ternura. En cada grito del vocalista Jeremy Bolm (quien no dejó de agradecer toda la noche porque su música calara en un país como Costa Rica), se podía escuchar no solo la rabia de sus canciones, sino también la vulnerabilidad y honestidad que transmite su voz y su semblante.

Touché Amoré, formada en 2007, es una banda que ha sabido plasmar en su música la esencia del post-hardcore con una honestidad brutal. Sus letras abordan temas como la lucha contra la depresión, el duelo, y la búsqueda de identidad, resonando profundamente con aquellos que enfrentan sus propias batallas. La habilidad de la banda para transformar el dolor en arte fue evidente en cada interpretación, con canciones que tocaron fibras íntimas y desataron una cascada de emociones.

La banda californiana, compuesta por Jeremy Bolm (voz), Clayton Stevens (guitarra), Nick Steinhardt (guitarra), Tyler Kirby (bajo) y Elliot Babin (batería), mostró una cohesión y una pasión en el escenario que solo se logra tras años de recorrer el camino del rock. Se nota porque suenan muy amarrados entre sí, con Jeremy cantando impresionantemente y cada músico tocando a la perfección cada nota que arma una sinfonía caótica pero hermosa. El cantante, además, es un verdadero atleta que no para de hacer un show muy físico, desde su cuerpo hasta sus inoxidables cuerdas vocales.

Uno de los momentos más memorables de la noche fue la interpretación de Limelight, una canción que encapsula perfectamente la dualidad de la música de Touché Amoré: una mezcla de intensidad desbordante y una vulnerabilidad desgarradora. El público, conmovido, respondió con una entrega total, formando un coro de voces que acompañaban a Bolm en cada palabra, en cada grito.

Uno se va a casa agradecido con Destiny Recordings, Deathbeat Productions y todos los aliados de una producción de gran altura. No en vano hace poco Touché Amoré estuvo en Outbreak Festival, uno de los grandes festivales del mundo, y trajo esa misma energía a San José para dejarnos sorprendidos a todos. Conciertos como este lo hacen reflexionar a uno del porqué existe la melomanía y por qué, quienes amamos los conciertos, no podemos dejar de buscar este sentimiento.

EL CONCIERTO

Artista: Touché Amoré

Lugar: Amón Solar

Fecha: 18 julio

Organización: Destiny Recordings y Deathbeat Productions

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