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Un crucero abandona a una familia numerosa en Alaska, que acaba siendo multada con casi 9.000 euros por perder el barco

Abc.es 

En esta época en que tantos pueden disfrutar de las vacaciones suelen acabando convirtiéndose en noticia alguna de las peripecias con los que los turistas se encuentran. A veces por curiosas, y por desgracia en algunas ocasiones con el peor de los finales , los sucesos curiosos no descansan de la época del verano. Una familia norteamericana recordará para siempre lo que acaba de vivir en Alaska . Decidieron hacer este julio un viaje juntos en barco y pasar tiempo juntos: eran casi una veintena de familiares procedentes de varios estados, entre ellos los Gault, oriundos de Tulsa (Oklahoma). El crucero era la perfecta opción para reunirse pero sufrieron un inesperado revés que torció sus vacaciones. Y es que el matrimonio, sus hijos (todos ellos menores de edad) y una de sus abuelas, de 78 años, estaban en pleno viaje cuando el pasado 12 de julio acabaron abandonados en una isla y viendo como su crucero se marchaba y ellos se quedaban en tierra. El incidente tuvo lugar durante una escala en Ketchikan: la familia se había escapado, en un viaje organizado, a ver un espectáculo de leñadores, típico en la zona. Por su sorpresa, cuando intentaron volver a puerto antes de que el barco partiera, se encontraron con que no podían subir al bus ya que otras personas habían ocupado sus plazas. «Nos dijeron que no quedaba lugar y que teníamos que esperar al siguiente», relató Joshua Gault a los medios locales. Ningún otro bus acudió y, ante la desesperación, los patriarcas intentaron resolver la situación llamando a la Autoridad Portuaria. Los efectivos nacionales les mandaron una furgoneta de rescate pero el Norwegian Encore, de la naviera Norwegian Cruise Line (NCL), no esperó a la familia y zarpó hacia el próximo puerto . Ellos no estaban en el barco, pero sí sus maletas, pasaportes y medicamentos. Para más inri, uno de los menores tenía necesidades especiales y necesitaba la medicación que tenían en el camarote, lo que hizo aumentar la desesperación entre la familia. La historia tuvo final feliz, aunque los Gault tuvieron que organizar su vuelta a Tulsa por su cuenta, en una 'broma' que no les salió para nada barata: cogieron un avión y durmieron en un hotel, además de comer y cenar fuera. Todo para nueve personas, con lo que la historia les costó unos 12.000 dólares, según estiman. La historia no acaba allí, y es que la familia acabó siendo multada con unos 971 dólares por persona (o unos 9.000 dólares en total ) por incumplir la ley federal (que fija que todo crucerista debe visitar un puerto antes de volver a Estados Unidos). El padre ha explicado ahora su historia y su gran enfado por el que cree que fue un trato nefasto por parte de la compañía. «Cuando hablas de pesadillas de cruceros , a esto es precisamente a lo que te refieres», ha relatado Joshua. Hasta el momento, desde NCL les han instado a guardar los tickets de la peripecia y les han asegurado que se harán cargo de la multa y de los gastos porque todo se debió a un error con el operador local de la excursión. La compañía también les compensará los dos días que se perdieron del crucero.

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