Feminicidio de Noriko Dallana: Fiscalía de Veracruz investiga ‘móvil pasional’ y busca a dos personas

Noriko Dallana, joven que estudiaba enfermería, ya había denunciado el acoso de su expareja, Gregorio.

VERACRUZ.- Noriko Dallana quería convertirse en enfermera e estaba en proceso de lograrlo. Su historia fue arrebatada este fin de semana, cuando fue asesinada. La vida de la joven acabó tras los balazos que recibió afuera del hospital General de Zona 36 del IMSS en Coatzacoalcos, donde realizaba su servicio social.

Los presuntos culpables son Gregorio, su exnovio que no dejaba de acosarla y Sebastián, su actual novio con quien la vieron por última vez. Ambos se encuentran prófugos. Mientras tanto, la familia y las amistades de la joven alzan la voz para pedir justicia, para que el feminicidio de Dallana no se quede en la impunidad.

“Sin importar que habían terminado hace un año aproximadamente, año y medio, él la seguía acosando, se levantó una denuncia ante las autoridades del Sotavento cuando él todavía ya estaba ahí porque ya es mayor, la directora no hizo nada porque se llevaba bien con los familiares de Gregorio. Se levantó un acta en el IMSS que tampoco procedió debido a que toda la familia de Gregorio es parte de trabajadores del IMSS”, contó Jorge Brayan Quezada, hermano de Noriko Dallana.

El hermano de la joven narró que ella ya tenía una rutina diaria de salir temprano del trabajo, para evitar que Gregorio la siguiera. Incluso había acusaciones de que él ingresó al celular de la enfermera, por lo que tuvo que comprar uno nuevo y cambiar su ruta para intentar huir de él.

“Se le tuvo que enseñar a manejar porque en la parada de camiones la estaba acosando en todo momento (…) Ella hizo todo lo que tenía que hacer”, contó.

Se trató de un feminicidio anunciado. Uno que ella intentó evitar por todos los medios, reportando ante las autoridades el acoso que vivía. Pero no lo logró. Su vida acabó tras los balazos que recibió afuera hospital del IMSS en Coatzacoalcos.

Esto sabemos sobre el feminicidio de Noriko Dallana en Veracruz

El viernes 19 de julio, presuntamente, Noriko Dallana se encontraba platicando con Sebastián, su novio, afuera del hospital. Al lugar llegó Gregorio, su exnovio. Los dos permanecen prófugos, aunque la familia ha pedido que se presenten.

“Muchos dicen que los dos estaban hablando antes de lo sucedido, estaban hablando los dos en una esquina por el hospital, entonces pueden ser cómplices. Sebastián era el novio actual de mi hermana, están entre esos dos, porque en el IMSS el nombre que sonaba más era el de Sebastián, y fue a quien muchas personas vieron antes de eso, pero también vieron a Gregorio (…) Justicia, estoy pidiendo que encuentren a las personas que están fugitivas, que no están aquí”, dijo el hermano de la joven.

Tras los hechos, Noriko Dallana ingresó grave al hospital donde intentaron intervenirla pero finalmente falleció y por eso este domingo cerca de dos centenares de personas hicieron una manifestación en Coatzacoalcos para exigir justicia.

En imágenes de medios locales, se escucha que las manifestantes gritan frases como “Justicia para Noriko” y “Las enfermeras cuidamos pacientes, ¿quién nos cuida a nosotras?”. Así como “Ella denunció pero no le hicieron caso”.

Desde el mismo viernes la Fiscalía General del Estado emitió un boletín donde indicó que había una investigación pero calificó el hecho como “crimen pasional” sin mencionar el feminicidio. Eso causó molestia de las activistas quienes calificaron el comunicado de revictimizante y una muestra de las fallas institucionales.

La frase “crimen pasional” se utiliza para hablar de un crimen cometido por una persona contra su pareja, no es un término legal sino que proviene de un dicho popular. Desde hace varios años en México y otros lugares del mundo, este concepto ha sido criticado pues abogadas especialistas en perspectiva de género señalan que se usa para ocultar los crímenes de odio contra las mujeres. Con este, se revictimiza a una persona víctima de feminicidio bajo la idea de que el presunto asesino la violentó “por amor”. Pero el feminicidio, que es la máxima expresión de la violencia, no es un acto de amor.

La familia pide justicia. Por eso aprovecharon la visita de la gobernadora electa a Coatzacoalcos, para reunirse con ella al término de su mitin y donde ella prometió que llegará la esperada justicia.