Ya no hay duda: la economía está frenando
Ya no hay duda, la economía mexicana se está desacelerando.
Con los datos del Indicador Global de Actividad Económica (IGAE) que dio a conocer ayer el INEGI, así como los del Indicador Oportuno de Actividad Económica (IOAE) de la semana pasada, podemos estimar que el ritmo de la economía en el segundo trimestre del año fue de alrededor de 1.1 por ciento a tasa anual.
En los primeros tres meses, el PIB había crecido a un ritmo de 1.9 por ciento. Por ello, la cifra del primer semestre en conjunto podría estimarse en algo así como 1.5 por ciento.
Aunque la encuesta entre especialistas que realiza Banxico registró aún un estimado de 2.0 por ciento de crecimiento para este año, es casi seguro que se revisará cuando se actualice en los primeros días de agosto.
Para alcanzar el 2 por ciento, sería necesario que la economía creciera a una tasa de 2.5 por ciento en el segundo semestre.
La mayoría de las previsiones indicaban que en la segunda mitad del año, sería menos dinámica que la primera, como suele ocurrir en los años electorales y al comienzo de los sexenios.
Las estimaciones para el año completo probablemente empezarán a bajar, llegando quizás a un 1.5 por ciento en promedio en los próximos meses.
En la encuesta de Citi Research que se difundió ayer, 15 de los 31 analistas entrevistados ya tienen una expectativa de crecimiento para este año del 1.9 por ciento.
El perfil de la desaceleración es muy claro.
El sector industrial ya está en fase de contracción.
Con los datos del indicador oportuno para el mes de junio, podemos estimar que en el segundo trimestre, la industria en su conjunto apenas habría crecido en 0.4 por ciento.
El indicador de entorno empresarial del IMEF para las manufacturas muestra una tendencia inequívoca a la contracción, que probablemente se acentúe.
El dinamismo de la construcción ya no es suficiente para compensar el retroceso de las manufacturas.
Lo que ha salvado a la economía mexicana y le permite mantenerse con cifras positivas es el comportamiento del mercado interno, reflejado sobre todo en el desempeño de los servicios y el comercio.
La estimación del segundo trimestre para este segmento, según el indicador oportuno del INEGI, es un crecimiento de 1.6 por ciento, que, aunque más bajo que en trimestres anteriores, es cuatro veces superior al ritmo de la actividad industrial.
¿Por qué han empeorado los números de la actividad económica?
El freno de las manufacturas en EU es mayor a las previsiones.
Aunque la actividad manufacturera en Estados Unidos tuvo en junio un desempeño mejor al previsto, con un crecimiento anual de 1.13 por ciento, el promedio del segundo trimestre fue de 0.08 por ciento, es decir, un virtual estancamiento.
Por otro lado, el empuje del proceso electoral al mercado interno, con los gastos que supone, fue menor al esperado.
De esta manera, el sector de los servicios y el comercio no tuvo el impulso suficiente para impedir una desaceleración global en la economía mexicana.
En este contexto, es muy relevante que las decisiones de política pública que se están prefigurando para el final de este gobierno y el arranque de la próxima administración no generen mayor desconfianza entre los empresarios y los consumidores.
Si la desconfianza aumentara, no descarte una situación recesiva en los últimos meses de este año y los primeros del próximo.
La situación actual requiere un análisis cuidadoso y acciones concretas para evitar que la desaceleración se convierta en una recesión.
La confianza en las políticas económicas y la estabilidad en la inversión son cruciales para mantener un crecimiento sostenido y saludable el próximo sexenio.