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¿Cómo avisarle a Milei si llega a estar equivocado?

¿Cómo avisarle a Milei si llega a estar equivocado?

Milei no admite críticas y fustiga a los economistas propios que cuestionan el rumbo. En el debate sobre las medidas, ¿alguien podría avisarle en algún momento al Presidente que puede estar equivocado? ¿O le ganaría el miedo de la que se le puede venir?

Al final no eran razones personales.

Joaquín Cottani se fue el 14 de junio de la Secretaría de Programación Económica porque no estaba de acuerdo con el rumbo elegido por el Gobierno. Tiene reparos serios de lo que puede pasar con la estrategia oficial que empieza a confirmarse: secar de pesos la calle para que haya más recesión aún, así baja más la inflación, y -supuestamente- la gente se desprenda de divisas y baje la brecha entre el dólar oficial y el paralelo cuando se abran por completo los controles cambiarios.

Cottani, que había sido funcionario en la gestión de Domingo Cavallo en los 90, dio pelea hasta donde pudo desde adentro y se fue, primero en silencio, pero este martes habló en un artículo en el diario La Nación, en uno de los mensajes más fuertes de advertencia de un "propio" sobre las falencias del plan en marcha.

Aseguró que Javier Milei tiene la "excentricidad" de pelearse con el "saber convencional" de los "economistas serios", le recomendó dejar de vender la idea de la "dolarización endógena" y le advirtió que si sigue así la actividad económica padecerá más, le marcó que igual puede haber un salto cambiario porque "el mercado percibe un atraso" y subrayó que como habrá que subir las tasas de interés se pondrá en vilo el equilibrio fiscal e incluso el balance de los bancos. De paso aclaró que nunca habló con él en todo este tiempo. Chan.

El artículo del macroeconomista que acompañaba al ministro de Economía, Luis Caputo, en el Palacio de Hacienda, es el último testimonio de personalidades de la profesión económica que muestran que el camino trazado por el Presidente no admite ningún matiz ni observación respecto de sus chances de éxito o de sus riesgos.

El mensaje del ex funcionario es valiente. Se arriesga a que de un momento a otro le caiga una diatriba sacada del jefe de Estado, ya sea con un apodo despectivo, un insulto, una acusación de supuesta corrupción, una burla mediante una imitación o que lo incluya en el universo de los "econochantas", ese mundo al que Milei manda a todos aquellos que, aún compartiendo a rasgos generales de lo que haga, aún cuando den muestras de ser de su palo ideológico, le dicen che, "ojo que esto pinta mal".

Lo sabe Fausto Spotorno, el analista principal de la consultora de Orlando Ferreres, que supo pegar buena onda con el ahora Presidente cuando iba de panelista a la tele y hasta hace nada dejaba la piel bancando la gestión como parte del Consejo de Asesores.

Pero un día se le ocurrió decir que una conferencia del equipo económico había caído mal en los mercados -algo que todos compartieron con solo ver qué pasó con el dólar o el riesgo país- y le tiraron que traficaba información confidencial. Así nomás.

Lo sabe ni qué hablar Teodoro "Teddy" Karagozian, el empresario textil que también era parte de ese grupo de asesoría del primer mandatario hasta que dijo en un programa de tevé que él coincidía con todos los economistas que creen que el tipo de cambio está atrasado o que la reducción del gasto público venía más lenta que el ajuste del sector privado.

"Osito traidor", le dijo Milei en un encendido streaming con Alejandro Fantino donde también se jactó de haber hecho aprender la lección al mercado financiero con metáforas referidas a la cola de un tipo de mono.

Teddy Karagozian, empresario textil y ex integrante del Consejo de Asesores

Ni qué hablar que también conocen ese paño Carlos Melconian o Ricardo López Murphy o Roberto Cachanosky, todos apuntados con nombre y apellido, u otros aludidos más o menos directamente como Miguel Angel Broda o Marina Dal Poggetto, por completar un racconto a vuelo de pájaro de todos los que hace mil años se dedican a pronosticar y analizar bien o mal sobre el país y nunca, ni en los momentos más calientes del pasado, habían tenido estos embates.

También hay que inscribir en la volteada al director del Departamento del Hemisferio Occidental, Rodrigo Valdés, acusado de comunista por lo que supuestamente hizo durante la administración anterior.

"Me sale el profesor y me gusta mostrar que son burros", se justificó Milei en otra de sus arremetidas contra todo el mundo que no comparte algo de lo que hace. No puede tomar una mirada diferente de alguien que simplemente opina distinto, o tiene un énfasis más acá o más allá.

El tipo desata su ira sin mirar más allá del momento en el que está y como si sólo le sirviera acumular políticamente, agigantar la figura del infalible, el único que la tiene clara, frente a un montón de tontos, brutos o deshonestos que lo quieren joder.

Frente a todo esto, el escenario abre una pregunta muy delicada respecto del debate sobre las medidas que se toman en la actual administración: ¿alguien podría avisarle en algún momento al Presidente que puede estar equivocado? ¿O le ganaría el miedo de la que se le puede venir?

Si su reacción es la que es, por ejemplo, ¿Caputo puede en algún momento marcarle que lo de la "dolarización endógena", esto de que la misma gente va a dolarizar sola, no puede ser más un objetivo viable, como necesitó decir Cottani, pero una vez que ya estaba fuera del organigrama?

Dólares del campo: hay una nueva fecha crítica para la pax cambiaria 

¿O puede ganarlo el temor de que en un momento Milei pase de hablar de él como el "mejor ministro de la historia" y vuelva a aquellos días en los que lo acusaba de dilapidarse US$15 mil millones en el Banco Central de la era Macri? Un tal Nicolás Posse supo ser un amigo, un ser clave en su vida, y de un momento fue "historia".

Más vale que la gente lo votó a él y con ese mandato popular tiene derecho a imponer su criterio. Pero la Argentina es un país difícil. Gobernar es complicado. Los problemas son endiablados. Y ya muchos se la pusieron de frente después de sentirse los más capos de los capos.

Eso habilita a pensar en alternativas y probar caminos distintos, seguramente. A animarse a estrategias que otros no probaron, también. Pero, a su vez, que el Presidente gaste cada vez más tiempo en agredir cada vez más gente porque le dicen "guarda", "pero" o "cuidado" es un alerta.

Ojo, tal vez cambia todo y en un rato Milei tuitea: "Gracias Joaquín Cottani por tus comentarios, siempre suman otras opiniones". A mirar su cuenta de X en las próximas horas, ahora que se va otra vez de viaje y mete más tiempo de pantalla.

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