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ANÁLISIS | Oli McBurnie: el gol no está asegurado; todo lo demás, sí

Las Palmas ha hecho oficial la contratación del delantero escocés, que llega libre procedente del Sheffield United. Firma para las próximas tres temporadas después de haber desarrollado toda su carrera en el fútbol inglés. Un fichaje que en principio encaja con lo que demanda Luis Carrión para la punta de ataque pero que por sí […]

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Las Palmas ha hecho oficial la contratación del delantero escocés, que llega libre procedente del Sheffield United. Firma para las próximas tres temporadas después de haber desarrollado toda su carrera en el fútbol inglés. Un fichaje que en principio encaja con lo que demanda Luis Carrión para la punta de ataque pero que por sí mismo no soluciona los problemas del equipo de cara al gol que lleva arrastrando desde la temporada pasada.

¿Mete goles? ¿Cuántos marcó la temporada pasada? ¿Y la anterior? ¿Podrá marcar más con la UD? Los fichajes que realiza Las Palmas para la delantera siempre traen las mismas preguntas. Y es algo lógico y normal. El gol es lo que desequilibra el marcador, es lo que más se necesita para ganar partidos y lograr objetivos. Sin gol, los resultados son muy difíciles de obtener. Lo cierto es que, desde la marcha de Rubén Castro tras su segunda etapa en el club, no ha habido ningún jugador que asuma ese rol de «delantero goleador». Esto no ha impedido al equipo conseguir sus objetivos, pero sí es verdad que en muchos momentos ha llegado a ser un lastre importante.

El último en unirse a esa extensa lista de delanteros es Oliver Robert McBurnie (Leeds, Inglaterra, 04/06/1996). Un movimiento desde luego inesperado, pues su nombre no salió a la palestra en ningún momento durante el verano. Inesperado porque no es lo habitual que un jugador que ha desarrollado toda su carrera en el fútbol inglés decida comenzar esta etapa en la isla. Y sobre todo inesperado porque cuando Miguel Ángel Ramírez afirmó que la dirección deportiva estaba trabajando para traer a un «delantero importante», desde luego que el aficionado tenía muchos nombres que encajaban con esa descripción y seguramente el de McBurnie no estuviera en la cabeza de nadie.

En este análisis vamos a contestar a dos preguntas que, aunque diferentes, guardan bastante relación. ¿Es Oli McBurnie un delantero goleador? ¿Cómo puede este jugador solucionar los problemas que tiene la UD en ataque?

No, no es un delantero goleador

Empecemos por lo más reciente. McBurnie aterriza en Gran Canaria después de 5 temporadas en el Sheffield United (tres de ellas en la Premier League, las otras dos en la Championship). Los blades lo ficharon en verano de 2019 tras haber ascendido, pagando una suma considerable de dinero al Swansea City, unos 18 millones de euros. En total, el escocés jugó 159 partidos, en los que anotó 29 goles y repartió 7 asistencias.

En esta última campaña, donde el Sheffield descendió como colista habiendo ganado solo tres partidos, McBurnie anotó seis goles en los 24 partidos que jugó (solo 15 como titular). En su mejor temporada como jugador blade, la 22/23, anotó 15 goles y fue una de las piezas clave en el ascenso de su equipo. En el otro lado tenemos la campaña 21/22, donde no fue capaz de marcar un solo tanto en Liga y solo logró hacer uno en la FA Cup.

Si hacemos un balance general, de las once temporadas que lleva como jugador profesional, Oli McBurnie solo ha conseguido tener números goleador destacados en dos de ellas, la 17/18 y la 18/19. En la primera de ellas, jugó la mitad en el filial del Swansea (10 goles) y la otra mitad cedido en el Barnsley (9 goles), que en aquel entonces jugaba en la Championship. El curso siguiente fue el mejor de su carrera en cuanto a registros. Ya asentado en el primer equipo del Swansea, el escocés marcó 22 goles en la categoría de plata del fútbol inglés y otros dos en la FA Cup. Fue la temporada que lo catapultó a la Premier.

Si tomamos toda su carrera en global, nos sale que Oli McBurnie ha jugado 316 partidos oficiales como profesional, habiendo anotado 106 goles. Sin embargo, si solo cogemos los partidos disputados en la élite (es decir, en la Premier League), nos sale un balance de 13 tantos en 96 encuentros. Hablamos de un gol cada 387 minutos o lo que es lo mismo, un gol cada 4.3 partidos. Así que podemos concluir que no, que para el fútbol del más alto nivel el futbolista no es un goleador nato.

La labor de los delanteros en el modelo de juego de la UD

Llegados a esta conclusión, es lógico preguntarse por qué la dirección deportiva ha realizado este movimiento si a la vista está que el equipo lo que necesita es un delantero con olfato goleador. Más aún cuando las últimas apuestas para la posición del nueve no han rendido como se esperaba. Si al equipo le falta gol, lo lógico es que el dinero se invierta en un futbolista que te asegure cierta cantidad. Es en este punto donde los caminos entre el aficionado amarillo y los que toman las decisiones se separan. Porque desde la dirección deportiva la opinión es que el equipo no tiene un problema a la hora de marcar goles, sino a la hora de generar ocasiones.

El modelo de juego por el que ha apostado Las Palmas desde la llegada de Luis Helguera es uno donde los centrocampistas y los jugadores de segunda línea destacan a costa de que los delanteros bajen sus prestaciones. La labor de estos no es tanto la de marcar goles (que también), sino la de favorecer que los que lleguen de atrás dispongan de espacios y oportunidades. Es por ello que el delantero que venga debe sentirse cómodo jugando de espaldas, asociándose con sus compañeros y facilitando que tengan situaciones propicias para el remate.

Ahora con la llegada de Luis Carrión, se demanda del delantero, además de lo anterior, que gane muchos duelos por arriba ya que se va a optar por un estilo más vertical y donde los jugadores de banda van a tener entre ceja y ceja colgar balones al área. Sobre todo los laterales, cuya labor en fase ofensiva es coger la banda entera para ellos, progresar y buscar el centro desde que la situación sea mínimamente propicia. Pero sobre todo se demanda que sean autosuficientes, que «de la nada» sepan generar ocasiones y situaciones de gol. Y aquí sí que podemos hablar de que Oli McBurnie puede aportar y mucho a la UD.

Estamos hablando del segundo delantero en términos absolutos y el primero en términos relativos que más balones por arriba ha ganado de toda la Premier League. Mide 1,88 metros y tiene grandes cualidades tanto en el salto como en el posicionamiento. No destaca desde luego en técnica ni en goles, pero en equipos que intentan presionar lo más arriba posible tiene números notables sin balón. Hablamos de intercepciones, robos de balón en campo contrario, derribos y bloqueos. Ese juego sin balón que normalmente no apreciamos. El trabajo «sucio» que tanta falta hace según en qué situaciones.

El ejemplo de Carrión con Alemão

Repetimos que técnicamente y con balón tampoco depositemos grande esperanzas, pero aún así McBurnie es un delantero al que le gusta tocar la pelota. En el Sheffield y con un estilo de juego completamente contrario al que tenía a UD con Pimi, sus estadísticas en cuanto a número de pases intentados y la precisión de los mismos no difieren mucho de las Sandro, Munir o Marc Cardona, jugadores que la temporada pasada buscaban mucho la asociación en tres cuartos de cancha.

Como se puede intuir, las cualidades de Oli McBurnie no son tan diferentes a las que hablábamos cuando analizamos el perfil de Sory Kaba. Es normal mantenerse escéptico tras el rendimiento que ofreció el guineano y las expectativas que estaban puestas sobre él. Sin embargo, una ventaja del que va a disponer el escocés y que no tuvo Kaba es el cambio en el estilo de juego. Un estilo que quiere implantar Carrión en el que este tipo de atacantes están mucho más cómodos que con propuestas más enfocadas a la posesión de la pelota.

Lo normal es que, con Pimienta en el banquillo, este fichaje no se hubiera producido y de hacerlo, su rendimiento no hubiera sido diferente al de Kaba. ¿Con quién debiéramos entonces comparar a Oli McBurnie? Sin duda con Alemão, el delantero que tuvo Luis Carrión en el Real Oviedo y con el que sin duda comparte cualidades. Si bien el escocés destaca sobre todo por arriba y el brasileño con el balón en los pies, hablamos de delanteros que no tienen números goleadores excepcionales pero que sí hacen funcionar al resto del equipo. Atacantes ideales para la presión en campo contrario y con un desgaste enorme.

Carrión, experto en explotar hasta la última gota de los jugadores que tiene en plantilla, supo sacar la mejor versión de Alemão de tal manera que sin unos números goleadores destacados (ni siquiera fue el máximo artillero de su equipo), fuera imprescindible en su esquema y pieza fundamental en la gran temporada que realizó el Real Oviedo. La idea con McBurnie es la misma: facilitar el trabajo a los mayores talentos del equipo. Se ha reforzado la segunda línea (Manu Fuster, Iván Gil, Adnan Januzaj) y al máximo talento de la plantilla se le ha colocado en la posición donde más daño hace. El fichaje del escocés intentará que los nombres anteriores exploten todo su potencial.

¿Será eso suficiente para paliar las carencias que tiene el equipo arriba? Desde el club entienden que sí. Con la propuesta de Carrión más los fichajes que se han realizado lo lógico es que se generen más situaciones de gol de las que se estaban generando con García Pimienta. Y evidentemente cuantas más ocasiones, más posibilidades de que la pelota acabe entrando. Siempre quedará la duda de cuál hubiera sido el techo del equipo con Pimi si se le hubiera proporcionado un goleador contrastado. Ahora está la duda de cómo Carrión puede lograr la permanencia sin esa figura. Lo cierto es que, con Helguera en la dirección deportiva, eso no ocurrirá. No por falta de criterio o de oportunidades, sino porque ese perfil no es el que se busca.

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