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¿Estamos los mexicanos preparados para vivir 100 años?

Director General de Afore Coppel

El envejecimiento poblacional es un fenómeno global que está transformando nuestras sociedades a un ritmo acelerado. Para el año 2050, se proyecta que la población global de 60 años o más se duplique respecto a 2020, alcanzando los 2 mil 100 millones de personas. México no es ajeno a esta tendencia; de hecho, nos encontramos en el centro de esta transformación, con un incremento significativo en la esperanza de vida y un descenso en las tasas de fecundidad.

Es fundamental que comprendamos la importancia de este fenómeno y nos preparemos para una economía de la longevidad. Imaginemos un México donde cada vez más personas pudieran alcanzar los 100 años de edad. Este escenario nos obliga a repensar nuestras sociedades y avanzar hacia la creación de mecanismos de apoyo financiero y social que permitan a las personas mayores vivir con dignidad y autonomía.

Para enfrentar los desafíos de la longevidad es fundamental que el sector público, privado y la sociedad en general trabajen juntos. El Foro Económico Mundial, a través de la iniciativa Longevity Economy, ha reunido a líderes de negocios, gobierno y sociedad civil para elevar el perfil de la discusión sobre longevidad, promover la alineación entre sectores y apoyar a los individuos a ser resilientes en sus vidas más largas.

Primero, es vital que las personas asuman que la probabilidad de vivir más tiempo se ha incrementado y que planifiquen su futuro de manera consciente, a pesar del sesgo del presente que se tiene. El gobierno y el sector financiero juegan un papel muy importante en el acompañamiento de las personas, a través de la educación financiera, el desarrollo de habilidades, el impulso de comportamientos y la adopción de actitudes con respecto al manejo de las finanzas personales y el ahorro, para que puedan alcanzar un mejor futuro financiero.

Además, se debe considerar cómo prolongar no solo la esperanza de vida, sino también la “esperanza de salud” y la “esperanza de trabajo”. ¿Cómo podemos asegurar que las personas no solo vivan más tiempo, sino que también disfruten de una vida saludable y con sentido?  El envejecimiento de la población no debe verse como un obstáculo para la economía, sino como una oportunidad para reinventar el papel de los adultos mayores en la comunidad, y crear oportunidades para que personas de todas las edades contribuyan a la sociedad. Las personas mayores tienen mucho que ofrecer en términos de experiencia, conocimientos y habilidades que no se deben obviar.

La responsabilidad de asegurar la resiliencia financiera de la futura población no recae únicamente en los individuos. Los gobiernos, empresas y la sociedad en su conjunto deben colaborar para redefinir lo que significa jubilarse, invertir en la retención de talento productivo por más tiempo, facilitar mayores niveles de ahorro a corto y largo plazo, y promover la salud y el bienestar.

En suma, debemos prepararnos para un futuro donde vivir hasta los 100 años sea cada vez más común. Esto requiere una reestructuración profunda de nuestros sistemas económicos y sociales, una visión colaborativa entre todos los sectores de la sociedad y un enfoque positivo hacia la longevidad. Solo así podremos aprovechar plenamente el potencial de una población de adultos mayores y asegurar un futuro equitativo y próspero para todas las generaciones.

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