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La era de la incertidumbre

La era de la incertidumbre

Si se pudiera resumir la situación que vivimos México y en el mundo con una sola palabra, esta sería: incertidumbre. Pocas ocasiones, en la historia reciente, se han reunido la cantidad de interrogantes sin respuesta que existen a nivel global y también en nuestro país. Quizás la más trascendente de todas ellas sea la situación en los Estados Unidos. Sin embargo hay otras que también configuran una circunstancia muy compleja en el mundo.

Por ejemplo, no se sabe a ciencia cierta cuál será la evolución económica de China. Hay quienes piensan que la segunda economía del mundo tiene la fortaleza para seguir creciendo de manera robusta, pero otros consideran que podría derrumbarse ante la suma de múltiples problemas. Está también la geopolítica y los conflictos que no parecen tener fin. En el medio oriente, no sabemos si Irán dará una respuesta agresiva después de que en su territorio fue asesinado uno de los líderes de Hamas. Tampoco hay claridad respecto a lo que pueda ocurrir cuando Israel termine la ofensiva militar en la Franja de Gaza.

Se podría presentar una respuesta de los radicales islámicos prácticamente en cualquier lugar del mundo. Pero tampoco conocemos cuál vaya a ser la suerte de la guerra en Ucrania. Es obvio que la gran apuesta de Rusia es que, ante la posibilidad de un triunfo electoral de Donald Trump, hubiese una suspensión de la ayuda norteamericana a Ucrania, que permita consumar el despojo de una parte importante de antiguos territorios, ucranianos.

La incertidumbre, no solamente está en el ámbito económico, político o militar, sino en los efectos que una revolución tecnológica está trayendo consigo. Se trata de la conjunción de las aplicaciones de la inteligencia artificial generativa junto con el manejo de volúmenes gigantescos de datos, la digitalización acelerada, así como el uso generalizado de la ‘nube’, que podría cambiar de manera importante los eslabones económicos, los modos de consumo y de trabajo en un plazo no muy largo.

Pero también está la revolución de la electromovilidad. A pesar de que no ha avanzado a la velocidad que algunos pensaban, es claro que en el lapso de un lustro cambiará radicalmente todo el ecosistema vinculado a la industria automotriz y muchas otras que se eslabonan con ella. Por si todo esto fuera poco, también hay incertidumbre vinculada con la situación financiera internacional. La caída en las bolsas que se presentó al final de esta semana ejemplifica una circunstancia donde no está claro cuál va a ser el devenir de la economía norteamericana y con ella de la inflación y las tasas de interés.

Sin embargo, no se trata solamente del entorno global, también en México, las interrogantes son muchas y muy importantes. Una de las que inquietan en mayor grado al mundo empresarial, es lo que va a ocurrir con el llamado ‘Plan C’ y las reformas constitucionales que el pasado 5 de febrero López Obrador propuso. Quizás la más cercana de todas sea la reforma judicial que cambiaría radicalmente la manera en la cual se dividen los poderes en el país. Pero habría también cambios muy relevantes si se eliminan los órganos autónomos y también desaparece la representación proporcional en el Congreso de la Unión. Pero, además, hay la duda respecto a la transición entre las dos administraciones que aún podría reservar sorpresas. Aunque, como le hemos dicho en ocasiones anteriores, el equipo que reunió Claudia Sheinbaum parece más diestro que el de López Obrador, aún existe la duda respecto a los márgenes que tendrá para operar.

Hay quienes piensan que López Obrador mantendrá una enorme influencia sobre el nuevo gobierno, mientras que otros, yo estoy entre ellos, que gradualmente la virtual presidenta electa irá adquiriendo personalidad propia y una mayor autonomía al paso de los meses.

Eso probablemente signifique una fuente de conflictos con quien entonces será expresidente de la República y con los grupos más radicales de Morena. También hay dudas en México respecto al futuro de las finanzas públicas. Todavía no hay claridad respecto a la forma en que se podría reducir el déficit público en el curso de los próximos meses.

Existe también duda respecto a qué hacer con Pemex. La gigantesca pérdida de más 250 mil millones de pesos que se presentó en el segundo trimestre de este año es apenas una muestra del enorme desafío que significará la operación de la empresa.

Los anteriores desafíos son apenas algunas de interrogantes que existen en nuestro país y que no será fácil resolver. Déjeme concluir con el punto con el que inicié. El resultado electoral de Estados Unidos puede cambiar muchísimas cosas en el mundo. Hasta que el presidente Joe Biden decidió no contender por su reelección, parecía claro que Donald Trump se convertiría en el próximo presidente de los Estados Unidos.

Ahora ya con Kamala Harris como virtual candidata demócrata, la historia puede ser otra.

Sin embargo, como ya le he comentado, el que llegue Harris a la presidencia de los Estados Unidos, no significa algo sencillo para México. Baste recordar que ella estuvo entre los legisladores que votaron en contra del Tratado México, Estados Unidos, Canadá cuando se ratificó en el Senado. La revisión del tratado con Harris en la Casa Blanca, seguramente ofrecerá grandes desafíos y dificultades.

Cuando se ponen todos estos elementos juntos sobre la mesa se puede entender que la circunstancia que vivimos en el mundo sea de enorme incertidumbre.

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