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Cineteca busca jóvenes para ayudar a programar la cartelera de los sábados

Abc.es 

Cineteca Madrid -uno de los iconos del centro cultural alternativo Matadero, nacido en 2011 -, busca jóvenes que quieran aportar en la generación de nuevos ciclos de cine para las sesiones de los sábados. Las salas Azcona, Borau y Plató quieren nutrirse de ideas frescas; de nuevos intermediarios para el arte que proyectan. De la convocatoria -vigente hasta el 4 de septiembre- saldrán 10 personas, elegidas según la calidad de sus propuestas y su disponibilidad horaria. El programa se llama 'CineZeta: Jóvenes programando', que es el brazo reclutador de Cineteca para jóvenes entusiastas en el séptimo arte. El objetivo, según la página oficial del establecimiento, es el de conseguir que la juventud proponga sus propias programaciones, «aportando así su voz al ecosistema audiovisual y artístico de la ciudad de Madrid». Esta oportunidad se publica cada año desde 2016, y está dirigida para las sesiones de los sábados. Los seleccionados de 2023, regalaron novedades narrativas y formatos disruptivos para el disfrute cinéfilo madrileño. Entre los más recientes, destaca una sesión interactiva del ya clásico 'Destino Final' y una recopilación de seis cortos acerca de la expresión emocional en la era digital, titulada 'Alguien que me quiere mucho me trajo estos vídeos de algoritmo'. La convocatoria es, en sí misma, un desafío cultural interesante para quienes buscan ser más que espectadores, y empezar a decidir acerca de las piezas que merecen exposición en este famoso centro ubicado en el corazón de Legazpi. Más allá del requisito básico de tener entre 18 a 26 años y de residir en la capital, los postulantes deberán presentar un vídeo de dos minutos contando sus inquietudes artísticas, expresar el porqué de su interés en participar en el manejo de la cartelera y contar cómo se imaginan a sí mismos siendo parte del equipo de CineZeta. También deben presentar dos ejes temáticos como propuesta para los ciclos 2024-2025, y para cada eje, dos películas o piezas audiovisuales similares. Es decir, por ejemplo, si el eje temático es sobre distopías virtuales, las dos películas tienen que ser las más representativas de aquello que se quiere contar acerca de la distopía virtual. Pueden estar en cualquier formato y no hay límite de duración. Una vez seleccionados los ejes y el contenido, tocará la propuesta curatorial. Se trata de una síntesis -100 palabras- que posicione a las obras como bienes culturales de trascendencia; como portadores de una red de conocimientos y saberes entretejidos que deberían ser recopilados en un sólo ciclo cohesionador. Según la convocatoria, Cineteca busca gente que pueda extrapolar sus conocimientos en otras artes para su posterior reflejo en las propuestas cinematográficos. También valorarán positivamente el conocimiento de dos o más idiomas. Y por último, la disponibilidad de tiempo. Los participantes deberán asistir de forma presencial a cuatro sesiones formativas sobre el trabajo de programación, pues, como cualquier otra exposición artística, no se trata solo de escoger las obras que más gusten o llamen la atención. Esta formación acontecerá entre octubre y noviembre, una o dos veces por semana. Igualmente, los aspirantes tendrán que confirmar su presencia en el 70% de las sesiones en línea donde se decidirán las programaciones. El resultado al que deben llegar los jóvenes aceptados, es al de una cartelera de sábado narrativamente interesante. Cineteca detalla cómo se conseguirá. El equipo tendrá que debatir y diseñar los programas, especificar los derechos de exhibición que tenga cada película propuesta, redactar contenido atractivo y explicativo de las obras y organizar coloquios con directores, actores, productores o académicos. Para todo ello, el establecimiento les asignará un presupuesto, cuyo presupuesto debe ser coordinado y manejado por la juventud del renovado CineZeta. Su gestión durará hasta el último fin de semana de junio de 2025. Y por si no fuera poca la responsabilidad -decidir el arte que se consumirá en matadero implica moldear parte de las referencias culturales de la movida alternativa contemporánea de Madrid-, los integrantes serán miembros del jurado en el Documenta Madrid 2025. El año pasado, los ganadores a mejor película nacional fue para La Hojarasca, de Macu Machín, que relata, mezclando géneros y técnicas, una ficticia anticipación de la erupción volcánica en La Palma desde sus protagonista. Por otro lado, el Premio CineZeta fue para el documental sobre la activista Dulcinea Bellido, realizado por Palomo Polo.

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