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Un hombre de 51 años, obligado a vivir en una furgoneta en Valencia porque un okupa no abandona su vivienda: «Llevo en la calle desde enero»

Abc.es 
José es un hombre valenciano de 51 años que está pasando un infierno debido a que la vivienda que tiene e propiedad está habitada de manera ilegal. Lleva meses en esta insostenible situación, por la que se ve obligado a vivir en su furgoneta, justo enfrente del piso que no abandonan los okupas . Hace unos meses ya nos hicimos eco de su situación en ABC y, ahora, José ha contado en el programa de Antena 3 'Espejo Público' cómo continúa su día a día, que no está siendo nada fácil dado el grave problema que atraviesa. Dado el caluroso verano que estamos travesando, José, que duerme en su furgoneta, ha sufrido dos golpes de calor, tal y como ha contado al citado espacio televisivo. « Los juzgados están cerrados en agosto y yo me chupo agosto a 45 grados aquí dentro», cuenta el afectado, que asegura tener ya la orden del juez en la que se insta a la okupa a abandonar el piso con fecha límite del 29 de julio, pero no se ha producido tal resolución. «Lo he ganado todo legalmente, no me he saltado las reglas, he seguido el camino que se tiene que seguir y estoy en la calle con 51 años y habiendo hecho las cosas bien », se lamenta. Dada la situación en la que se ha visto obligado a vivir, José se lamenta de que nadie esté trabajando por desatascar esta situación, recurrente en España: «Es una impotencia que un país permita esto, que los sinvergüenzas estén auspiciados por las leyes, que nadie haga nada, que los políticos miren a otro lado a sabiendas de que hay un problema que está dejando en la estacada a miles de personas y miran a otro lado. Ver en la tele las elecciones europeas, todos los discursos y que no toquen este tema y que digan que es un bulo te vuelve loco y no hay derecho», relata, ante los micrófonos de Atremedia. «Llevo en la calle desde enero», recuerda José, que se estremece al contar que su vida entera está en un trastero: «A mí me han parado mi vida, todas mi aficiones, me gusta la música, tengo discos... Está todo tirado en un trastero, abandonado, las fotos de mi familia, me han parado la vida . Me va a tocar ponerme en manos de un psicólogo porque la velocidad a la que vivo yo y el estrés que tengo desde enero me va a pasar factura», concluye.

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