Identifican en unos grabados de Göbekli Tepe el calendario más antiguo del mundo
En el sureste de Turquía, cerca del Éufrates y de la actual ciudad de Sanliurfa, el ser humano construyó el primer templo conocido hace 11.500 años y probablemente el primer calendario solar. Así lo cree el investigador de la Universidad de Edimburgo Martín B. Sweatman , de la Escuela de Ingeniería, que interpreta que unas marcas en un pilar de piedra en Göbekli Tepe podrían haber sido creadas en recuerdo del devastador impacto de un cometa que desencadenó un cambio clave para la civilización humana. El estudio dirigido por Sweatman sugiere que los antiguos pueblos nómadas que levantaron y tallaron las simbólicas columnas de este antiguo complejo de recintos de piedra podían registrar sus observaciones del sol, la luna y las constelaciones en forma de calendario solar para llevar un recuento del tiempo y marcar el cambio de estaciones. Los expertos han analizado los símbolos en forma de V tallados en los pilares del yacimiento y han descubierto que cada V podría representar un día. Esta interpretación les ha permitido contar un calendario solar de 365 días en uno de los pilares, compuesto por 12 meses lunares más 11 días adicionales. El solsticio de verano aparece como un día especial y separado, representado por una V que lleva alrededor del cuello una especie de pájaro, que se cree que simboliza la constelación del solsticio de verano en esa época. Se han encontrado marcas en forma de V similares en los cuellos de otras estatuas cercanas, que posiblemente representan deidades. Dado que se representan tanto los ciclos de la luna como los del sol, los grabados podrían representar el calendario lunisolar más antiguo del mundo , basado en las fases de la luna y la posición del sol, anterior en muchos milenios a otros calendarios conocidos de este tipo. Los investigadores, que publican sus resultados en la revista ' Time and Mind ', sospechan que estos grabados de Göbekli Tepe conmemoran la fecha en que una lluvia de fragmentos de cometas impactó contra la Tierra hace casi 13.000 años (o 10.850 a. C.). Se cree que este evento astronómico marcó el comienzo de una mini Edad de Hielo que duró más de 1.200 años y que acabó con muchas especies de grandes animales. También podría haber desencadenado cambios en el estilo de vida y la agricultura que se cree están relacionados con el nacimiento de la civilización poco después en el Creciente fértil o Medialuna fértil, la histórica región de Oriente Próximo que comprende el Levante mediterráneo y Mesopotamia. En otro pilar de Göbekli Tepe creen que se representó la lluvia de meteoros Táuridas (que se considera el origen de los fragmentos del cometa), que dura 27 días y emana desde las direcciones de Acuario y Piscis. El hallazgo también parece confirmar que los pueblos antiguos podían registrar fechas utilizando la precesión (la variación que experimenta la Tierra en la dirección de su eje de rotación debido a la cual, las coordenadas de las estrellas varían con el transcurso del tiempo) al menos 10.000 años antes de que el fenómeno fuera documentado por Hiparco de la antigua Grecia en el año 150 a. C. «Si la interpretación astronómica presentada aquí es correcta, implica que el conocimiento y la notación astronómica en torno a la transición Paleolítico-Neolítico estaban muy por delante de lo que generalmente se reconoce», subraya el estudio. «Parece que los habitantes de Göbekli Tepe eran observadores entusiastas del cielo, lo cual es de esperar dado que su mundo había sido devastado por el impacto de un cometa. Este evento podría haber desencadenado la civilización al iniciar una nueva religión y motivar el desarrollo de la agricultura para hacer frente al clima frío. Posiblemente, sus intentos de registrar lo que vieron sean los primeros pasos hacia el desarrollo de la escritura milenios después», señala Sweatman en un comunicado de la Universidad de Edimburgo. El hallazgo también respalda la teoría de que el número de impactos de cometas en la Tierra aumenta a medida que su órbita cruza la trayectoria de fragmentos de cometas que la rodean y que normalmente se experimentan como corrientes de meteoritos.