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El monasterio de Barcelona con uno de los claustros más importantes de Europa

La arquitectura religiosa de España nos deja verdaderas obras de arte por todos los rincones del territorio nacional. Solo en la provincia de Barcelona encontraremos edificios tan fascinantes como la Catedral del Espíritu Santo de Terrasa, el Monasterio de Pedralbes y, por supuesto, la Sagrada Familia de Barcelona.

Otra construcción que merece mucho la pena visitar en tierras barcelonesas es el Monasterio de Sant Cugat, uno de los mayores exponentes del arte medieval de Cataluña. Sus estancias nos hacen viajar en el tiempo y es que su estado de conservación es impecable.

El Monasterio de Sant Cugat

La fundación del Monasterio de Sant Cugat se remonta al siglo IX, época en la cual «la monarquía impulsa la creación de monasterios benedictinos como instrumento de organización de sus territorios», explican desde la propia web del cenobio. Para la construcción del edificio, se reutilizaron las estructuras anteriores que databan de época romana.

A partir del siglo XI, empezó a ganar importancia política, ocupando un lugar muy relevante dentro de la Iglesia catalana. En el siglo XIII se lleva a cabo una reforma integral, sustituyendo por completo algunas partes del monasterio. A lo largo de los años, a pesar de algunos momentos de crisis, el cenobio se mantuvo siempre como «uno de los mayores dominios eclesiásticos del Principado de Cataluña, con gran presencia en su vida política y cultural«, detallan.

Sin embargo, ya en 1835, los últimos monjes de Sant Cugat abandonaron el lugar debido al fuerte clima anticlerical en la zona, que había llevado a la quema de conventos y el asesinato de religiosos. Ya despojado de todas sus funciones religiosas, el monasterio fue declarado Monumento Nacional en 1931. Finalmente, en 2003, con el objetivo de poner en valor la importancia histórica del edificio, se crea el Museo de Sant Cugat en el claustro.

Un recorrido por el cenobio

La visita al Monasterio de Sant Cugat empieza cruzando la Plaza de Octavià, una explanada frente al cenobio rodeada de casas del centro histórico de Sant Cugat del Vallès. Uno de los elementos más importantes del monasterio es su iglesia, construida entre los siglos XII y XIV con estilo románico y gótico. La domina un campanario, uno de los pocos vestigios del siglo XI que aún se conservan.

Pero es el claustro románico la estancia por la que más merece la pena conocer el monasterio. Este data de los siglos XII y XIII y destaca «por su estructura y la calidad decorativa de sus 144 capiteles únicos, distribuidos en cuatro galerías», detallan. Aquí se puede visitar el Museo de Sant Cugat, acerca de la arquitectura y la historia del edificio.

Continuamos descubriendo el Palacio Abacial (siglo XIV), con una estructura de palacio gótico catalán y de fortificación con torres y almenas. Otros elementos defensivos que se conservan son las murallas, que rodean todo el complejo. Para terminar, no podemos perdernos los restos arqueológicos de una fortificación militar romana inacabada del siglo IV.

Cómo llegar a Monasterio de Sant Cugat

El trayecto en coche desde la ciudad de Barcelona hasta la localidad de Sant Cugat del Vallès es de solo media hora por la C-58. El monasterio se encuentra en el corazón de la zona antigua.

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