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Un padre roto de dolor porque lo han echado de su casa por culpa de su hija: «Me preparó dos mudas»

Abc.es 
Los matrimonios a menudo se enfrentan desafíos que ponen a prueba su fortaleza . La convivencia prolongada, las diferencias de opinión y la llegada de hijos son factores que pueden generar tensiones. Aunque los hijos son, en la mayoría de los casos, una fuente de alegría y unión , en ciertas circunstancias pueden convertirse en el detonante de conflictos que amenazan la estabilidad de la pareja. Cuando las tensiones llegan al límite, pueden surgir situaciones desgarradoras, como la de Manolo, un hombre que, tras 40 años de matrimonio, fue expulsado de su hogar debido a la influencia de una hija en la relación con su esposa. Según reveló el programa de Antena 3, 'Y ahora Sonsoles', Manolo y María Teresa llevaban 40 años casados y 55 juntos , lo que aparentemente refleja una relación sólida y duradera. Sin embargo, a pesar de su historia juntos, la llegada de la hija mayor de María Teresa, fruto de una relación anterior, desató una serie de conflictos que terminaron por desestabilizar su matrimonio . Esta hija, según cuentan los hermanos en el programa, siempre ha sido una fuente de problemas . Durante años, vivió en propiedades que no le pertenecían y, cuando no tenía dinero, chantajeaba emocionalmente a su madre con amenazas de suicidio . El detonante de la crisis familiar fue el regreso de esta hija al hogar de sus padres. La convivencia con ella se tornó insostenible , sobre todo para Manolo, quien pronto comenzó a sentir los efectos psicológicos de la situación. Según su relato en 'Y ahora Sonsoles', María Teresa se encontraba completamente manipulada por su hija, lo que llevó a que se generaran constantes enfrentamientos en el hogar. Manolo cuenta que en un momento, la hija le sugirió que se fuera a vivir con su hija Heidi, a lo que él respondió: «Yo no tengo que irme con mi hija, yo estoy en mi casa y estoy bien, estoy a gusto en mi casa y no tengo por qué irme con mi hija». Sin embargo, la situación fue empeorando hasta el punto en que María Teresa, presionada por su hija, le preparó un macuto con sus pertenencias y lo echó de casa . «A la semana siguiente me prepara un macuto con dos mudas y me dice 'y te vas con tu hija y me dejas tranquila', y va y se lanza a por mi para pegarme un guantazo», reveló Manolo. Desde entonces, él vive con su hija Heidi, pero la tristeza y el deseo de regresar a su hogar lo consumen. Tras esta confesión la presentadora manifestó que la hija mayor le acusa de ser un ' bebedor ' y que él dejó de beber para no causar ningún conflicto . Sin embargo, Heidi manifestó que «mi padre de toda la vida de dios se ha bebido un vasito o dos de vino comiendo, luego a lo mejor en verano si hace mucha calor se bebía una cervecita a media tarde merendando, nada más». «Cada domingo para él es sagrado tomarse un cubatita de vodka con Coca-Cola, eso lo ha hecho desde que yo tengo uso de razón», agregó en un intento de explicar que su padre no tenía ningún problema con el alcohol. La supuesta manipulación de María Teresa por parte de su hija se hizo evidente no solo en la expulsión de Manolo, sino también en el manejo de los recursos económicos del matrimonio. La pareja compartía una cuenta bancaria con una considerable suma de dinero, que ahora, según la presentadora del programa, «se va a quedar ella». Manolo, por su parte, se enfrenta a una situación económica precaria , con una pequeña pensión y el apoyo de su hija Heidi. Según reveló Heidi, la hija mayor de María Teresa practicaba una religión que Manolo no compartía, lo que generó más tensiones en la convivencia. «Mi hermana tiene otra religión y mi padre pues no comparte esa religión», manifestó Heidi. Manolo, por su parte, expresó que «tiene una brujería en su casa» y que no quería eso en su hogar, lo que llevó a una fuerte discusión que culminó con su salida. Heidi, la hija con la que Manolo vive actualmente, intentó mediar en el conflicto, pero sus esfuerzos fueron en vano. Manolo estaba profundamente dolido, al igual que María Teresa, y la situación no encontró una solución pacífica. «No hubo mediación, mi padre estaba muy dolido, mi madre también estaba dolida», explicó Heidi. Finalmente, tuvo que llevarse a su padre a vivir con ella . «Se le preparó cuatro mudas y se vino para mi casa», añadió. Por último, Heidi expresó su frustración con la situación y sugirió que «si se quieren divorciar, si mi madre no quiere vivir con mi padre, no pasa nada, que se divorcien, se divide lo que tienen, su piso y reparten sus cuatro ahorros y se ha acabado. Y ella se queda con su hija o con quien quiera y mi padre se queda conmigo o con quien quiera. Pero es que mi padre no tiene nada, tiene una pensión pequeña y me tiene a mí», concluyó.

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