El silencio aturde, la soledad también
En política, el silencio y la soledad surgen como un fenómeno que aturde, desorienta a individuos y sociedades. Aunque sutiles e inocuos, poseen un poder que altera la dinámica social y política de manera impredecible.
En lo actual, el silencio es rareza. Somos un mundo de ruido colonizado, que anega cada espacio; desde el bullicio incesante de la urbe hasta el zumbido tecnológico. Sin embargo, mientras el sonido externo prospera, la reserva interior se vuelve estrepitosa. No es ausencia sonora, sino manifestación de soledad, que también azara. Son instrumentos de poder y resistencia, que no es desgano en la comunicación, sino herramienta de control.
En regímenes autoritarios, se aplica con represión, censura, autocensura. Y, debido al riesgo de expresarse, optan por callar, reforzando a los controladores. Se enajena a la colectividad, donde el sigilo se convierte en regla, el disenso inadmisible y la capacidad de articular peticiones sociales, se ve restringida. El silencio es utilizado por los poderosos como instrumento para invisibilizar problemas, desarraigar la disidencia y perpetuar el statu quo. Por otro lado, la soledad, es el resultado de manejos que pulverizan la sociedad, desarticulan la solidaridad y fomentan el individualismo intenso.
Sin embargo, no es exclusivo de absolutismos. Se puede manifestar de forma más sutil, pero no menos perniciosa. Exceso de información, rotura de la opinión pública y polarización desmedida, crean un ambiente en que las voces moderadas y reflexivas no tienen cabida, se asfixian. En este contexto, el mutismo no es voluntario, sino el resultado de una ciudadanía que, al verse incapaz de encontrar espacio de diálogo, prefiere retraimiento y mudez.
No obstante, es posible subvertir el significado. El silencio puede ser un acto de resistencia cuando se rechaza el discurso estulto, resentido y opresivo. El aislamiento, cuando se elige y prefiere, logra ser un área de empoderamiento, tiempo para reconectar y re-imaginar nuevas formas.
La soledad, es vista como experiencia individual, pero en realidad tiene relevancia social. La actualidad, marcada por la digitalización y desconexión social, el aislamiento se convierte en una rutina común para millones. No es distancia de compañía, sino la sensación de abandono de las estructuras sociales que no toleran afiliación y arraigo.
Los solitarios son manipulables por el relato fanático e intransigente. La carencia del sentido de pertenencia, obliga a buscar alternativas, a menudo en los márgenes de la sociedad, donde ofrecen identidad y propósito. Situación explotada por oportunistas, populistas, extremistas, que, al ofrecer una ficción escueta, captan a los extraviados en un mundo complejo y en constante cambio.
Cuando se combinan, crean desestabilización social, política, económica. Y, donde la pauta es la norma, y el retiro experiencia común, la desconfianza en las instituciones aumenta, la coherencia social se debilita y el terreno se vuelve fértil para autoritarios, déspotas y mandones que prometen restablecer el orden y la comunidad perdida.
Interesante registrar que el silencio y la soledad pueden ser catalizadores de cambio. En un ambiente donde la arenga dominante es tóxica o alienante, callarse consigue ser un símbolo de resistencia, y el retiro reflexión para nuevas formas de participación.
El silencio aturde, la soledad también, pero no son pasivos, al contrario, son activos y dinámicos, si se les da un propósito. Comprender su papel en la política y la sociedad es esencial para enfrentar los desafíos. Ofrecen una oportunidad para la introspección y autoconocimiento. Es fácil percibirlos como males a erradicar, sin embargo, su potencial es transformador. En un mundo escandaloso, se encuentran semillas para construir comunidad y re-imaginar la esfera pública.
Así, la próxima vez que el silencio parezca ensordecedor y la soledad insuperable, será el momento de escuchar lo que intentan señalar. El verdadero desafío no es evitarlos, sino aprender a vivir con ellos, y encontrar en ellos una ingeniosidad de ser y estar en el mundo.
@ArmandoMartini
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