El democrático rechazo ciudadano
La congresista María Agüero ya había recibido la repulsa popular cuando, al lado de Waldemar Cerrón, ingresó a un mercado en Huancayo, con ocasión de un aniversario de su organización política. Entre los gritos se escuchaba más claramente el “entreguen al prófugo”.
Pero en esta ocasión, la repulsa en el interior del colegio arequipeño Independencia Americana ha sido generalizada y dedicada a una congresista que tuvo frases indignantes para referirse a los alumnos, y ayer se las recordaron.
Estamos en el entendido que no importa la ideología ni el partido al que pertenezcan, las personas comunes tienen la información suficiente para conocer y evaluar el discurso y la acción política de los congresistas y reaccionan ante ello.
Así como actuaron al percatarse de la presencia de Patricia Chirinos y Luis Aragón en La Noche –salvo el vaso contra la pared–, es una reacción ciudadana que muestra que se ha llegado al hartazgo y al fastidio.
La silbatina acompaña a quien intenta entrar en la universidad San Marcos o a la congresista que visita un hospital. La molestia es generalizada y no tiene bandera ni color político.
Y no se restringe al Congreso. Solo falta ver la agenda de la mandataria, que no puede acudir a ningún evento público como los 200 años de la Batalla de Junín, porque sabe que no será bien recibida.
Este es el resultado de actuar de espaldas al país. En algún momento ese desinterés y descrédito tenía que pasar la factura.