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De los últimos soviéticos a Frank Rubio, de la NASA: los otros astronautas que quedaron atrapados en el espacio

Abc.es 
El caso de Suni Williams y Butch Wilmore, los astronautas de la NASA que permanecen atrapados en la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) por varios fallos en la Starliner, la nave de Boeing que están probando, no ha sido el primer incidente de este tipo que la humanidad vive en el espacio. Desde que instalaciones espaciales como la ya desaparecida MIR o la actual ISS están operativas, han sucedido situaciones de tensión que han llevado a inusuales episodios sufridos por astronautas en órbita. A continuación, algunas misiones que se vieron extendidas por 'contratiempos' no esperados. No hace ni un año que una situación parecida a la de Suni Williams y Butch Wilmore se ha producido en la ISS. El 14 de diciembre de 2022, mientras los cosmonautas Serguéi Prokopyev y Dmitri Petelin se preparaban para una caminata espacial rutinaria a 400 kilómetros sobre nuestras cabezas, en la retransmisión en directo se pudo ver un espectacular chorro blanco que salía de la Soyuz MS-22, la nave rusa acoplada en la estación en la que Prokopyev y Petelin habían llegado desde Kazajstán junto con el astronauta de la NASA Frank Rubio en septiembre de ese año. En ella tenían que volver, pero ese incidente complicó el asunto. Aquel material parecido a copos de nieve era, en realidad, líquido del sistema de refrigeración de la sonda. Un componente vital para mantener la temperatura en la cápsula cuando los astronautas vuelven a casa y se tienen que enfrentar a la reentrada en la atmósfera, en donde su vehículo soporta temperaturas de más de 1.600 grados. A partir de ese momento se desarrolló todo un culebrón espacial que incluyó más naves rusas con fugas, el envío de una Soyuz de repuesto y la prolongación de la misión de seis meses previstos a un año. «Fue duro saber que iba a estar otros seis meses en el espacio, separado de mi familia. Pero tengo compañeros en el ejército al que les prolongan las misiones en condiciones mucho más duras, así que no podía autocompadecerme», explicó en rueda de prensa Rubio un mes después de su vuelta, que se produjo hace ahora casi un año, en septiembre de 2023. Pero si hay una historia de película sobre varados en el espacio, esa es la de los cosmonautas Serguéi Krikalev y Alexander Volkov. El primero llegó a la extinta estación espacial soviética MIR en mayo de 1991 y el segundo arribó junto con el kazajo Toktar Aubakirov y el austríaco Franz Viehböck en octubre de ese mismo año. En principio, ambos volverían cinco meses después. Sin embargo, la caída de la Unión Soviética truncó sus planes y su futuro quedó, literalmente, flotando en el espacio. El austriaco y el kazajo pudieron bajar una semana después de su llegada, pero los soviéticos se quedaron esperando órdenes. Sin embargo, era una situación complicada: habían despegado en un país que ya no existía y no desconocían las consecuencias de tal situación. «Para nosotros era algo inesperado, no entendíamos lo que pasaba», recordaba el propio Krikalev en el documental de la BBC 'El último ciudadano soviético', de 1993 (aunque el cosmonauta nunca estuvo solo en la MIR, se acabó convirtiendo en el más famoso del dúo espacial porque él se encargaba de las comunicaciones con tierra). «Con la poca información que nos daban, tratábamos de tener el panorama completo». Krikalev se comunicaba con personas en occidente y con su esposa, Elena Terekhina, quien trabajaba como operadora del programa espacial soviético. En realidad el cosmonauta siempre pudo volver; sin embargo, eso habría supuesto dejar la MIR abandonada. Para él, era una responsabilidad. Para el recién formado gobierno ruso, era algo poco prioritario porque tenían otras preocupaciones. Además, el 25 de octubre de 1991 Kazajistán declaró su soberanía, lo que significaba que el cosmódromo desde donde debía partir el relevo de Krikalev, ya no estaba bajo el control de los rusos. El 25 de diciembre de 1991 la Unión Soviética finalmente se derrumbó por completo. Exactamente tres meses después, Krikalev y Volkov volvieron a la Tierra. «Fue muy placentero regresar, a pesar de la gravedad que teníamos que soportar, nos liberamos de una carga psicológica», dijo el cosmonauta. Y, a pesar de la odisea, no fue la última vez de Krikalev en el espacio: en el año 2000 formó parte de la primera tripulación que viajó a la nueva y flamante Estación Espacial Internacional, infraestructura que, desde entonces, ha sido símbolo de colaboración entre países. Los miembros de la expedición 43 a la ISS Terry W. Virts (NASA), Anton Shkaplerov (Roscosmos) y Samantha Cristoforetti (Agencia Espacial Europea) no estuvieron 'varados' en la ISS: su nave de regresó no sufrió ningún fallo. En este caso fue un daño colateral de un incidente en otra nave, la pérdida de la sonda de carga rusa Progress 59, que provocó que su estancia se alargara un mes más de lo previsto, hasta casi los siete. «Su fecha de regreso se retrasó cuatro semanas para permitir que Roscosmos investigara la causa de la pérdida de la nave de carga no tripulada Progress 59 a fines de abril». Se da la circunstancia de que Cristoforetti , que llegó junto a su tripulación en noviembre de 2014 y la abandonó en junio del año siguiente, le arrebató a la propia Suni Williams el récord de estancia femenino en la ISS, superando sus 195 días en órbita a 199.

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