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¿Por qué el hambre pone de mal humor? La ciencia detrás del fenómeno ‘hangry

Es probable que alguna vez haya sentido que el mal humor se apodera de usted cuando el hambre comienza a hacer estragos. Este fenómeno, conocido como “hangry”, no es casualidad, sino el resultado de reacciones bioquímicas en el cuerpo que afectan directamente el estado de ánimo, según Liliya Kazantseva, investigadora científica del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA) en España, quien lo explicó al medio australiano The Conversation.

El cerebro, que depende casi exclusivamente de la glucosa para funcionar correctamente, experimenta alteraciones cuando los niveles de azúcar disminuyen. La glucosa es esencial para las 100.000 millones de células nerviosas que componen el cerebro. Cuando su suministro es insuficiente, las consecuencias pueden incluir fatiga, confusión e irritabilidad, indica Kazantseva.

Función de la hormona del estrés cuando una persona tiene hambre

La hormona grelina, liberada por el estómago cuando estamos en ayunas, envía señales al cerebro para indicar que necesitamos comer. Sin embargo, si no se ingiere alimento, esta hormona también puede desencadenar la producción de cortisol, la hormona del estrés, que se libera desde las glándulas suprarrenales. El cortisol, a su vez, activa un proceso llamado gluconeogénesis, que consiste en la producción de glucosa a partir de otras fuentes de energía en el cuerpo, como grasas y proteínas.

Esta combinación de bajos niveles de glucosa y alta concentración de cortisol genera un desequilibrio en los neurotransmisores, como la serotonina y la dopamina, los cuales están asociados con emociones positivas. Como resultado, es más probable que nos sintamos enojados, irritables y menos capaces de manejar el estrés cotidiano.

Las neuronas que nos hacen sentir hambre

La científica señala que este comportamiento no es exclusivo de los humanos. Estudios han demostrado que otras especies, como los peces cebra, también exhiben comportamientos agresivos cuando están hambrientas. Esto sugiere que la relación entre el hambre y el mal humor podría tener raíces evolutivas como un mecanismo de supervivencia para enfrentar la escasez de alimentos en los antepasados cazadores-recolectores.

Aunque en la actualidad ya no se necesita competir por alimentos, es crucial entender cómo el cuerpo reacciona ante la falta de comida para manejar mejor las emociones. Reconocer los signos de irritabilidad relacionados con el hambre y tomar medidas sencillas, como llevar un refrigerio saludable, puede ayudar a mantener el equilibrio emocional y evitar esos errores que todos lamentan.

El hambre afecta a 56,5 millones de personas en Latinoamérica

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