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Reconstrucción democrática desde las regiones, por Ernesto Cavassa SJ

El 9 de agosto se realizó en Ica un evento importante que pasó desapercibido en medio de la vorágine de malas noticias que nos circundan: un año después de constituida, la Mesa por la Educación Básica Alternativa (EBA) de Ica reunió a representantes de las organizaciones que la conforman para rendir cuenta de lo realizado en un año y plantear nuevos retos a futuro. ¿Dónde radica la importancia de un evento que parece similar a tantos otros de la misma índole? La clave está en la magnitud del propósito y en el modo de abordarlo.

La magnitud: mucha gente se sorprende al saber la cifra de compatriotas que no han podido concluir sus estudios básicos en la edad que corresponde. Según la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) 2023, la población que no había concluido la Educación Básica era de unas 8.320.000 personas. Sí. Leyeron bien: más de 8 millones de personas, casi un 25% de la población del país, no terminaron la secundaria. Eso no es lo más grave: el Estado solo atiende, a través de los centros de la modalidad (CEBA) al 2,5% del total. El 97,5% queda en el más completo desamparo. ¿Puede un país aspirar a ser próspero con esta mochila a la espalda? ¿Es posible hablar del ejercicio de una ciudadanía plena en esta situación? AEn qué punto de la agenda oficial se está recogiendo este evidente pero silente clamor? ¿a nadie se le ocurre que deberíamos convocar una gran campaña nacional para cerrar esa profunda y lastimosa brecha?

El modo de abordarlo: los iqueños constituyeron la Mesa por la EBA y lograron el consenso de los actores sociales en el territorio (la provincia de Ica) en torno a dicho propósito. La composición de la mesa es el resultado de dicho consenso: participan la autoridad política, a través de la municipalidad provincial; el sector Educación (la DRE-I, la UGEL); diversos centros de EBA; organizaciones sociales; institutos de educación superior técnica y empresas agroindustriales. Fe y Alegría 82 preside la mesa desde su creación.

La primera acción de la mesa fue actualizar la información sobre EBA. La población objetivo en la región supera la data oficial y alcanza a 172.000 personas, según la DRE-I. Ante esta situación, la municipalidad provincial, la Dirección Regional de Educación y la UGEL; es decir, el sector público, han visto en la mesa una buena herramienta para avanzar en el cumplimiento de metas.

El objetivo de disminuir la brecha tiene su costo para el Estado. Si se quiere atender la demanda, es necesario ampliar la cantidad de Cebas y de periféricos (así se denomina a los núcleos de atención dependientes de un CEBA) y el número de plazas docentes para cubrir la demanda. Es allí donde suele estar el cuello de botella para esta tarea. Es clave, pues, que el Estado sea consciente y sensible a esta brecha social. Sin presupuesto y sin plazas, es imposible abordar el reto.

Al mismo tiempo, el Estado sabe que, por sí solo, es incapaz de ampliar la atención y cubrir gradualmente la demanda. Sabe también que cuenta con aliados que le pueden ayudar a hacerlo. En la mesa, los ha encontrado: las organizaciones sociales y la empresa que, en Ica es básicamente agroindustrial, ha mostrado su disposición a hacerlo.

En el evento del viernes 9, las empresas Athos y Fundo Manuelita presentaron sus avances en la formación de sus trabajadores. ¿Qué dijeron? Que tuvieron que empezar por convencerlos de participar en los programas. Muchos tenían vergüenza por no haber concluido los estudios secundarios; otros, además, temían ser despedidos por ese motivo. Vencidas estas barreras, las empresas facilitaron la formación incluyéndola en la jornada laboral o priorizando la población formada por ellos para nuevas contrataciones.

Como dijo uno de los representantes de las empresas participantes en el evento: “Implementar un CEBA en una empresa nos va a ayudar a todos porque mejora la reputación de la empresa, mejora la calidad de vida de la gente, mejoran las competencias laborales de la empresa; desde el ángulo en el que nos encontremos conviene fomentar la educación de jóvenes y adultos”.
Los acuerdos de la mesa expresan los compromisos contraídos por los sectores participantes. Son seis:

  1. Promover la participación de todos los actores en el territorio, sobre la base de que el propósito convocante es movilizador y potente.
  2. Fortalecer la gestión organizativa de los CEBA e impulsar la atención a través del incremento de periféricos. Con la gestión actual, solo se ha podido atender al 3,4% de la población objetivo. El aumento de periféricos, con el apoyo presupuestal del Estado, debe contribuir a atender mejor la creciente demanda.
  3. Impulsar la formación de directores y docentes de los CEBA. Hay que recordar que los docentes están formados para EBR (población escolar) y no para EBA (población en extraedad y adulta); de allí que esta formación sea imprescindible.
  4. Promover la transitabilidad de EBA-Cetpro. De ese modo, se posibilitará la “doble certificación”: el o la estudiante concluirá sus estudios secundarios y, al mismo tiempo, alguna capacitación como auxiliar técnico.
  5. Ampliación de la Mesa Educativa, de local a regional. La experiencia de la provincia de Ica ha servido como “experiencia piloto” y, dados sus buenos resultados, se espera que pueda escalarse a toda la región Ica.
  6. Insertar el plan de trabajo de la Mesa Educativa al Proyecto Educativo Regional Concertado de Ica (Perci). De ese modo, pasa a ser parte de las herramientas de gestión del Gobierno regional e incorpora formalmente en ellos a la empresa y otros actores sociales en la tarea educativa.

Este es solo un botón de muestra de las múltiples acciones que se realizan en todo el país en favor del bien común y en particular de los más desatendidos. En tiempos de asedio a la democracia, es posible identificar prácticas que se constituyen en la reserva democrática para tiempos mejores. Hay, pues, razones de esperanza.

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