El genio de Fekir
LOS veranos, como los idilios, se acaban. Todo lo que nos atraviesa y nos remueve, lo que nos zarandea y nos ilusiona, lo que dribla nuestro razonamiento y llega hasta la línea de fondo de nuestras emociones, todo eso que colapsa el reino del discernimiento y se hace un hueco entre el pecho y la cabeza, siempre está en posición de desaparecer. Todo es un irse en potencia, huellas en la playa de la realidad, palabras escritas en el vaho, promesas bajo la luz de las farolas. Y eso, precisamente lo mudable de lo efímero, la vulnerabilidad que tiene lo extraordinario, el sueño ligero de las cosas grandes, es lo que convierte lo bueno en superior, lo bello en hermoso... Ver Más