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¿Qué nos pasa?

El exministro de Obras Públicas y Transportes Luis Amador se especializó en cancelar proyectos adelantados por sus predecesores, completar algunos y aprovechar las redes sociales a su disposición para construir la ilusión de una gestión dinámica, plena de realizaciones.

Entre sus logros está el otorgamiento en precario del multimillonario negocio de revisión técnica de vehículos a la firma alemana Dekra, cuando el mejor puntaje del concurso lo obtuvo la compañía sueca Opus Group. La decisión discrecional concedió operaciones estimadas en unos ¢12.000 millones al año a una empresa que, ahora, está fuera de la licitación definitiva, debido a incumplimientos detectados en la etapa de precalificación.

La administración de Amador también se caracterizó por inusitados vaivenes en asuntos de grave importancia, como la ampliación de la ruta 27, un día de la mano de la concesionaria actual y otro, de un nuevo y desconocido operador. Un día financiada con un crédito de $600 millones, concedido por Arabia Saudita; otro, con dinero proveniente de los fondos de pensiones y, ahora, con recursos gestionados por la concesión ampliada.

El anuncio de la cancelación del fideicomiso suscrito con el Banco de Costa Rica para ampliar la ruta 1 resonó apenas inaugurada la gestión de Amador. Con la misma prontitud cambió de opinión y explicó el exabrupto como un manotazo en la mesa para meter al fideicomiso en cintura. Por último, renació la idea de la cancelación y se ejecutó sin que exista un plan alternativo, salvo la tramitación de un préstamo que depende de la aprobación del Ministerio de Hacienda y la Asamblea Legislativa.

Por el mismo confuso sendero andan la llamada punta sur, en San Carlos, y el tramo Barranca-Limonal. Nunca supimos quién mandó a abrir a destiempo el paso por la cuesta de Cambronero, donde ocurrió la tragedia del autobús en el 2022, pero sí recordamos el congestionamiento causado cuando el MOPT derrumbó el puente de los Ledezma antes de erigir su sustituto provisional.

Hacia el final de su gestión, trascendió la investigación de la Fiscalía sobre las reuniones del exministro con el representante de Tradeco, una constructora mexicana involucrada en serias polémicas e interesada en el contrato de Barranca-Limonal. Esas y muchas otras cosas pasaron en menos de dos años. La lista es más larga, pero basta con recordar que todo culminó con la destitución por el supuesto contrato a la medida para rehabilitar la pista del aeropuerto de Liberia.

Con base en esa hoja de servicios, Amador aspira a la presidencia de la República. Si el PUSC le cierra la puerta, nos invita a mantener la esperanza, porque pronto se abrirá otra. ¿Qué nos pasa?

agonzalez@nacion.com

Armando González es editor general del Grupo Nación y director de La Nación.

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