Una mujer que dejó su trabajo para viajar se arrepiente: «No puedo dar la entrada de una casa ni estoy lista para tener hijos»
En muchas ocasiones tomamos decisiones en la vida de las que después nos arrepentimos, pese a que nos repitamos a modo de mantra que lo único que hay que lamentar es lo que no se hace en el momento en el que deseamos llevarlo a cabo. Este podría ser, grosso modo, el resumen de la vida de la periodista norteamericana Helen Zhao , quien trabajaba para la prestigiosa cadena CNBC y un buen día decidió dejar su empleo para recorrer mundo, se gastó todos sus ahorros, y ahora ha contado en primera persona por qué lo considera una decisión equivocada. En su texto , la mujer, que ahora tiene 34 años, cuenta cómo con 28 entró a formar parte del departamento de multimedia de la citada cadena: «Mi trabajo soñado», dice. Sin embargo, la exigencia de formar parte de una corporación así pudo con ella y relata cómo a menudo se despertaba en mitad de la noche preguntándose si con el tiempo, cuando cumpliera 80, no se arrepentiría de haber vivido para trabajar y no de hacer lo contrario. «Tenía ansiedad crónica y había perdido mi capacidad de vivir el presente», recuerda. Fue entonces cuando tomó la gran determinación: dejar su trabajo y marcharse a Perú, donde empezó un periplo de 18 meses entre Sudamérica y Asia en el que gastó 34.000 dólares , 31.600 euros aproximadamente al cambio actual. «Cada día era un 'elige tu propia aventura', que implicaba buenas y malas opciones. Aprendí lecciones de la manera más dura sobre equilibrar preparación, productividad y ocio... y he reflexionado sobre todos esos arrepentimientos que finalmente me han enseñado cuándo se debe priorizar la felicidad del momento y cuándo es mejor sacrificarse a cambio de un futuro mejor», reflexiona. Para empezar, cuenta, comenzó a obsesionarse con tenerlo todo bajo control, de manera que en lugar de aprovechar la experiencia por la que había dejado toda su vida atrás, planificó cada viaje por los países que quería visitar. Esto le llevó a abandonar Argentina el día que ganaron el Mundial de Qatar en 2022 y se perdió las celebraciones junto a los amigos que había hecho, o a encontrarse en un avión de Brasil a Bogotá en el día de su cumpleaños para acabar viendo sola en un Airbnb a través de los stories de Instagram de sus conocidos cómo disfrutaban del Carbaval colombiano. Es decir, que en lugar de quedarse en cada sitio el tiempo que le pidiera el cuerpo para aprovechar la vida allí, se obsesionó con un itinerario que no necesitaba, lo que le ha enseñado, dice, a dejar la puerta abierta a planes sin aviso desde entonces. Otro de sus grandes lamentos es económico y el familiar. Y es que esos 34.000 dólares que se gastó en 18 meses eran prácticamente todos los ahorros de su vida . ¿Qué pasa ahora? Que no puede permitirse comprarse una casa -no tiene suficiente para la entrada y menos en Los Ángeles, donde reside- y tampoco está preparada para tener hijos por el gasto que supone formar una familia. Cree que esta mala planificación económica y el exceso de gasto durante su año sabático se debe en parte a que nadie la educó en cómo afrontar la parte financiera de la vida adulta: «Salí del instituto sabiendo citar a Shakespeare pero no sabía pagar las facturas a final de mes», expresa. Cree que de haberlo pensado mejor podría haber disfrutado igualmente de su año sabático pero sin quedarse sin dinero , sin casa y sin un proyecto de familia a corto plazo a sus 34 años. Ahora, intenta reconducir su vida tras los aprendizajes que dice haber recibido de su viaje y los errores que cometió, tratando de que el arrepentimiento no sea el centro de su 'segunda oportunidad' , que ahora busca a través de una web donde detalla su experiencia como periodista y viajera.