¿Por qué el plástico tarda tanto tiempo en destruirse?
El plástico es un material que ha revolucionado nuestra vida cotidiana, al tiempo que se ha convertido en una de las mayores preocupaciones ambientales de nuestro tiempo. Su versatilidad y durabilidad, que en un principio fueron sus principales atributos, ahora se revelan como un terrible problema a solventar. La razón principal por la cual el plástico tarda tanto tiempo en descomponerse radica en su estructura molecular. Imaginemos por un momento una larga cadena formada por eslabones unidos entre sí, estos grilletes son átomos de carbono e hidrógeno conectados entre sí mediante enlaces químicos extremadamente fuertes. Los enlaces covalentes son los responsables de la gran estabilidad de las moléculas de plástico ya que al compartir electrones los átomos de carbono e hidrógeno crean una unión muy resistente que no es fácil de romper. Por otro lado, las moléculas de plástico están formadas por la repetición de unidades básicas que crean largas cadenas o redes tridimensionales. Una estructura macromolecular que confiere al plástico una gran resistencia y flexibilidad. La combinación de ambos factores hace que el plástico sea altamente resistente a la degradación natural. A diferencia de materiales orgánicos, como la madera o el papel, que son descompuestos por microorganismos presentes en el suelo, el plástico no es fácilmente digerible para estos organismos. El plástico actúa a modo de un escudo invencible, al igual que protege a un guerrero de las flechas enemigas, el plástico resiste los embates del tiempo y los elementos. Sus fuertes enlaces moleculares lo hacen casi impenetrable a los ataques de bacterias y hongos. Y es que los enlaces covalentes del plástico son demasiado fuertes para que puedan ser fragmentados por las enzimas de estos microorganismos. Además, el plástico es resistente a muchos agentes químicos. Los ácidos, las bases y otros compuestos capaces de descomponer otros tipos de materiales tienen poco efecto sobre la estructura molecular del plástico. Y en el caso de que el plástico sea rayado o fragmentoado, estos daños no afectan a su estructura molecular fundamental, de forma que las piezas más pequeñas de plástico seguirán siendo plástico y tardarán mucho tiempo en descomponerse. A pesar de que la degradación del plástico es un proceso lento, existen algunos factores que pueden acelerarlo como puede ser la exposición mantenida a la luz ultravioleta, a elevadas temperaturas o a la acción de microorganismos especializados. La radiación solar puede romper algunos de los enlaces químicos del plástico, favoreciendo que se vuelva más frágil y que se degrade con mayor rapidez. Así mismo, el calor puede acelerar las reacciones químicas que descomponen el plástico y algunos microorganismos han desarrollado la capacidad de degradar algunos tipos de plástico. La larga vida útil del plástico tiene importantes consecuencias ambientales, como es la acumulación en el suelo, en los océanos y en otros ecosistemas. Allí se liberan sustancias químicas tóxicas al medio ambiente, contaminando suelos y aguas y poniendo en grave peligro la salud de los organismos vivos.