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El gran canciller Albares puso al revés la banda de la Orden de Isabel la Católica

  1. Banda terciada del hombro derecho al costado izquierdo
  2. A Stoltenberg, al revés
  3. El ministro es gran canciller de la orden
  4. “Conculca abiertamente la norma premial española”
  5. “Impensable” en otros países
Jens Stoltenberg y José Manuel Albares.

José Manuel Albares viajó a Bruselas la semana pasada para asistir al Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión Europea. Durante la estancia en Bruselas, el ministro tuvo varias reuniones bilaterales: una de ellas, con Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN que dejará el puesto en octubre y será relevado por Mark Rutte.

Además de hablar sobre “la situación en Ucrania y la Vecindad Sur”, como publicó Albares en Twitter, el jefe de la diplomacia española impuso una condecoración al secretario general de la OTAN saliente.

Albares le colocó la placa y la banda de la gran cruz de la Orden de Isabel la Católica, y le entregó un documento certificativo de la distinción.

El ministro de Asuntos Exteriores y el rey Felipe firmaron el Real Decreto 829/2024, de 30 de julio, por el que se concede la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica al señor Jens Stoltenberg, en el que se indica que “en atención a los méritos y circunstancias que concurren en el señor Jens Stoltenberg, a propuesta del Ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, y previa deliberación del Consejo de Ministros en su reunión del día 30 de julio de 2024, vengo en concederle la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica”.

Banda terciada del hombro derecho al costado izquierdo

El Reglamento de la Orden de Isabel la Católica, aprobado por Real Decreto 2395/1998, de 6 de noviembre, establece que esta orden “tiene por objeto premiar aquellos comportamientos extraordinarios de carácter civil, realizados por personas españolas y extranjeras, que redunden en beneficio de la Nación o que contribuyan, de modo relevante, a favorecer las relaciones de amistad y cooperación de la Nación española con el resto de la comunidad internacional”.

El reglamento contempla nueve grados de la orden: Collar, Gran Cruz, Encomienda de Número, Encomienda, Cruz de Oficial, Cruz, Cruz de Plata, Medalla de Plata, Medalla de Bronce. Al secretario general de la OTAN se le concedió el segundo en importancia, la gran cruz.

La insignia que corresponde a la gran cruz de la Orden de Isabel la Católica, la que recibió Stoltenberg, se describe en el reglamento de la siguiente manera:

-- “Constará de una banda de moaré de seda de 101 milímetros de ancho, que se colocará, terciada, del hombro derecho al costado izquierdo, de color blanco, con dos franjas de color amarillo oro de 24 milímetros de ancho, situadas en los bordes de la cinta y a escasa distancia de su orilla, uniendo los extremos un lazo de cinta angosta de la misma clase, de la que pende la venera de la Orden, constituida por una Cruz de igual forma y tamaño que la que se describe para el grado de Cruz”.

-- “Sobre el costado izquierdo ostentarán una placa de 85 milímetros de diámetro total, de metal dorado, formado por cuatro brazos iguales y simétricos, cuya parte central o llama va esmaltada de rojo; alternando con estos brazos, llevará cuatro ráfagas bruñidas, de cinco facetas. En su parte central llevará una corona de laurel, atada con una cinta blanca, donde se lee, en letras doradas, «A LA LEALTAD ACRISOLADA», en la parte superior, y «POR ISABEL LA CATÓLICA», en la inferior. Como remate de dicho laurel, llevará un círculo azul con las iniciales y coronel de los Reyes Católicos. En el centro, irá un escudo circular, con idénticos atributos a los descritos para las piezas del Collar”.

A Stoltenberg, al revés

Tal y como se puede comprobar en las fotos que difundió la Representación Permanente de España en la OTAN, el ministro Albares le colocó al secretario general de la OTAN la banda de moaré de seda en blanco y amarillo oro terciada del hombro izquierdo al costado derecho.

 

 

La norma, como ya se ha visto, indica lo contrario: que la banda vaya del hombro derecho al costado izquierdo.

Sí estaba bien colocada la placa de la Orden de Isabel la Católica, sobre el costado izquierdo.

Jens Stoltenberg y José Manuel Albares.

El ministro es gran canciller de la orden

Como en el resto de órdenes y condecoraciones nacionales de este tipo, el rey es el gran maestre de la Orden de Isabel la Católica. Todas las condecoraciones de esta orden son conferidas en su nombre y los títulos correspondientes van autorizados con la estampilla de su firma.

El gran canciller es el ministro de Asuntos Exteriores. Le corresponde elevar a la aprobación del Consejo de Ministros los proyectos de reales decretos de concesión de los grados de Collar y Gran Cruz y conceder en nombre del rey los grados inferiores. Todos los títulos de las condecoraciones de la orden deben llevar su firma.

El subsecretario de Asuntos Exteriores es el canciller de la orden. La cancillería está radicada en la Dirección General de Protocolo, Cancillería y Órdenes, del Ministerio de Asuntos Exteriores, y le corresponde la tramitación de todas las propuestas de concesión de condecoraciones.

Sorprende el error del ministro Albares, gran canciller de la Orden de Isabel la Católica, que además es diplomático de carrera, ha sido embajador y estuvo años destinado en Presidencia del Gobierno: carreras y destinos todos ellos en los que se conoce la normativa premial y en la que se asisten a ceremonias de imposición de condecoraciones.

El propio Albares ha sido condecorado con la Encomienda de Número de la Orden de Isabel La Católica, la Gran Cruz de la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania, la Gran Cruz de la Orden al Mérito de la República Italiana, la Gran Cruz de la Orden Real de la Estrella Polar de Suecia, la Gran Cruz de la Orden de Dannebrog del Reino de Dinamarca, la Gran Cruz de la Orden de San Carlos de la República de Colombia, la Gran Cruz de la Orden de Boyacá de la República de Colombia, la Gran Cruz de la Orden al Mérito por Servicios distinguidos de Perú, la Gran Cruz de la Orden de Orange-Nassau del Reino de los Países Bajos y la Medalla de Yaroslav el Sabio de Ucrania, según la relación que aparece en la web del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Además, el actual ministro ya ha impuesto en anteriores ocasiones la banda de la gran cruz de la Orden de Isabel la Católica, y lo hizo correctamente: por ejemplo, a Gregorio Marañón, presidente del Teatro Real, en 2022, y en abril de este 2024 al comisionado general de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), Philippe Lazzarini.

En ambos casos, la banda de la gran cruz estaba colocada terciada del hombro derecho al costado izquierdo, tal y como fija el reglamento de la orden.

Gregorio Marañón y José Manuel Albares (Foto: Ricardo Rubio / Europa Press).

“Conculca abiertamente la norma premial española”

Las imágenes del ministro de Asuntos Exteriores condecorando al secretario general de la OTAN saliente ha llamado la atención de algunos expertos en protocolo y condecoraciones.

Fernando García-Mercadal es profesor de Protocolo Institucional y Derecho Premial de la Universidad Nebrija y vicedirector de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía.

Lamenta que el ministro de Asuntos Exteriores, que es por razón de su cargo Gran Canciller de la Real Orden de Isabel la Católica, -la tercera distinción honorífica del reino, después de las órdenes del Toisón de Oro y de Carlos III-, impusiera a Jens Stoltenberg la banda de la gran cruz de la Orden “conculcando abiertamente la norma premial española que dispone que las bandas de las grandes cruces de todas las órdenes, civiles y militares, han de colocarse y exhibirse desde el hombro derecho al costado izquierdo, y no al revés”.

El Real Decreto 1040/2003, de 1 de agosto, por el que se aprueba el Reglamento general de recompensas militares, establece que la banda de seda de la gran cruz del Mérito Militar, del Mérito Naval o del Mérito Aeronáutico “se llevará terciada del hombro derecho al lado izquierdo”.

Lo mismo ocurre, por citar otro caso, con la gran cruz de la Orden del Mérito Civil (Real Decreto 2396/1998, de 6 de noviembre): “Constará de una banda de seda de 101 mm de ancho, que se colocará, terciada, del hombro derecho al costado izquierdo, de color azul intenso, dividida a lo largo por una franja estrecha blanca”.

“Impensable” en otros países

García-Mercadal es autor o coautor de libros como ‘Los símbolos políticos, el ceremonial y las distinciones oficiales del Reino de España’ y ‘Las órdenes y condecoraciones civiles del Reino de España’, y de artículos especializados sobre el mismo tema, como ‘El Derecho Premial español: naturaleza, contenido y principios inspiradores’ y ‘Símbolos políticos y ceremonial de Estado. Balance crítico de 44 años de monarquía parlamentaria’.

En estos estudios, este experto identifica lo que a su juicio son disfunciones que se vienen produciendo en materia de ceremonial y símbolos del Estado desde la Transición hasta nuestros días, y aporta algunas propuestas para remediar la situación en lo que se refiere a la administración de condecoraciones en España.

Por ello, al ver el fallo de protocolo en el acto de imposición de la gran cruz de la Orden de Isabel la Católica al secretario general de la OTAN, apunta que “llueve sobre mojado”, porque los políticos en España llevan años “maltratando” los símbolos nacionales.

Apostilla que fallos de este tipo son “impensables” en otros países, y que la dejadez en asuntos de ceremonial de Estado son reflejo, casi siempre, de una crisis institucional más profunda.

En sus escritos sobre Derecho Premial, Fernando García-Mercadal propone, entre otras ideas, que los actos de entrega de las condecoraciones principales se agrupen en cuatro o seis grandes ceremonias anuales, que estarían presididas por el rey (gran maestre de todas las órdenes) y se celebrarían en el Palacio Real de Madrid, para darles la solemnidad requerida.

Plantea también que no se otorgue distinción alguna sin la tramitación previa del pertinente expediente, en el que deberán figurar con detalle los méritos y circunstancias que concurren en los candidatos propuestos, y la documentación acreditativa de tales extremos.

Incluso reclama una simplificación de nuestro sistema de distinciones honoríficas, lo que se traduciría en una reducción del “elevado número de órdenes y condecoraciones civiles actualmente existentes”.

Siguiendo la propuesta formulada por la Sección de Derecho Premial de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España, propone cancelar 27 de las 46 distinciones civiles españolas que dependen de la Administración General del Estado y quedarían en vigor 19, “aproximándonos de este modo un poco al número de condecoraciones civiles que tienen los principales países de nuestro entorno, muchísimo más reducido”.

Propone mantener las más antiguas o prestigiosas, de modo que los méritos o conductas dignos de reconocimiento, sea cual sea el ámbito en que se produzcan, no queden sin recompensa.

Su idea es conservar las órdenes de Carlos III (creada en 1771), Isabel la Católica (1815), Alfonso X el Sabio (1902/1939), Mérito Agrícola (1905/1987), Mérito Civil (1926), Sanidad (1943), San Raimundo de Peñafort (1944), Mérito Deportivo (1952/1982) así como las medallas al Mérito en el Trabajo (1926) y al Mérito en las Bellas Artes (1969) y pocas más.

Jens Stoltenberg y José Manuel Albares, con el personal de la Representación Permanente de España ante la OTAN.

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