El PP salva a Gabriel Le Senne y permite a Vox mantener la presidencia del Parlamento balear
Gabriel Le Senne (Vox) seguirá siendo presidente del Parlamento balear gracias al PP de Marga Prohens. Los populares, que tenían en bandeja su cabeza desde el pasado 18 de junio, han impedido con su abstención que Le Senne, segunda autoridad de Baleares, sea expulsado de la Mesa -como pedía la oposición- y que Vox mantenga este cargo institucional. El PP mantuvo en secreto hasta el último momento su voto y no estaba clara su postura después de que Santiago Abascal haya retirado el apoyo parlamentario al PP y haya roto todos los pactos, incluido el acuerdo de investidura en Baleares, la única comunidad donde el PP gobernaba en minoría sin cargos de Vox en el ejecutivo. La moción de remoción debatida este martes fue presentada por el PSOE, los nacionalistas de Més y Unidas Podemos hace dos meses y medio después de que Le Senne rasgara de forma involuntaria la foto de Aurora Picornell , comunista fusilada por el bando franquista en la Guerra Civil durante un pleno del parlamento en junio. Un incidente por el que Le Senne está siendo investigado por un delito de odio . La moción finalmente no ha salido adelante gracias a la abstención del PP, que aunque volvió a censurar que Le Senne «perdiera las formas», ha recordado que éste se disculpó públicamente. Sebastià Sagreras reitera que el pacto con Vox está roto y que gobernará en minoría y en solitario, pactando cada iniciativa con los partidos. Le Senne, que ha ocupado primera vez un escaño de Vox este martes ha acusado a la izquierda de «inflar hasta el absurdo» este tema: «Yo no odio a nadie» , ha recalcado, recordando que las fotografías que exhibieron las diputadas socialistas Mercedes Garrido y Pilar Costa en la Mesa vulneraron la neutralidad ideológica de la Cámara balear, y que ha sido víctima de una campaña de acoso contra él. La 'cabeza' de Le Senne ha estado amenazada dos veces, primero por sus propios compañeros de filas amotinados a finales del año pasado, y ahora por la oposición y por el PP, que en un principio exigió su dimisión después de que Santiago Abascal diera un golpe de mando. En ambas ocasiones Le Senne se ha acabado salvando. La primera vez, porque los cinco compañeros rebeldes que desafiaron a la dirección nacional del partido consiguieron el poder que reclamaban y enterraron el hacha de guerra; y ahora, porque el PP apuesta por mantener el statu quo confiando en que Vox apoye los grandes proyectos de legislatura que aún deben pasar por el Parlamento. Algo que no parece cerrado después de las palabras de Abascal de este lunes, cuando amenazó a los gobiernos populares con no apoyar los presupuestos si no se desmarcaban de las políticas migratorias del Gobierno central. En Baleares no habido apenas discrepancias en esta materia entre PP y Vox. Aun así, el partido de Santiago Abascal, siguiendo las directrices de Madrid, rompió el acuerdo de 110 puntos con el PP el pasado julio. Desde entonces, el Ejecutivo de Prohens insiste en que no hay vuelta atrás y que sólo quiere cumplir su programa electoral, negociando cada medida por estar en minoría. Las próximas semanas determinarán cómo ha quedado la relación de los antiguos socios de investidura. Después de 'perdonar la vida' a Le Senne, los populares llevarán el decreto de simplificación a la cámara para convertirlo en ley. Y en menos de un mes, llegará el turno del techo de gasto -que el año pasado cayó por las peleas internas de Vox- y seguidamente los presupuestos.