Consecuencias del voto sonámbulo, ignorante e irresponsable
Para la situación que encara México no hay marcha atrás. Estamos atravesando por un momento histórico que guarda semejanzas con el pasado, pues en los últimos 30 años ninguna fuerza política había acumulado tanto poder como el que tiene Morena, que estrenará su supermayoría en el Congreso con una reforma constitucional importantísima.
Morena y sus aliados obtuvieron el 59.3 por ciento de los votos en las elecciones federales de junio pasado y se han hecho del 73 por ciento de los diputados de San Lázaro, lo que les permite realizar modificaciones constitucionales prácticamente en un tris.
Por ello es importante reflexionar sobre la reforma judicial que se discutirá en el Senado. Esta modificará inevitable e irreversiblemente la correlación de fuerzas y contrapesos y la estructura misma del Estado mexicano.
Así como se ha desarrollado, la reforma no es resultado de un amplio debate entre los actores políticos y la ciudadanía y lo que ocurrirá es una consecuencia directa de la falta de cultura política entre los mexicanos.
Esto tiene su origen en que tristemente estamos lejos de ser una sociedad participativa —como ocurre en las democracias desarrolladas—, y eso le conviene sobre todo a políticos de todos los colores, quienes como peces en el agua se han acostumbrado y beneficiado de actuar en la discrecionalidad, la opacidad y de nunca rendir cuentas a sus votantes.
Los politólogos Gabriel A. Almond y Sydney Verba explicaron este tipo de actitudes con base en la teoría conductista en un estudio comparativo que condujeron en Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania Federal, Italia y México a mediados del siglo pasado. Los académicos concluyeron que en México dominaba sobre todo una cultura política que oscilaba entre la de tipo parroquial y la de súbdito, es decir, la ciudadanía se consideraba subordinada al gobierno y no veía posibilidades para incidir en las decisiones.
Es lamentable, por decir lo menos, que más de medio siglo después, sigamos en una situación más o menos similar, pues más que participantes del proceso político, seguimos viendo desde la barrera cómo nuestros legisladores hacen y deshacen como les convenga. No hay una democracia verdaderamente representativa. Por eso sucede todo lo que ocurre aquí con una clase política que hace lo que se le antoja, pues no tiene necesidad de rendir cuentas.
Para muestra, el botón de la reforma judicial, pues aunque es trascendental, es muy poco probable que los 33.2 millones de electores que dieron su voto a la alianza de Morena, PVEM y PT, encabezada por la doctora Claudia Sheinbaum, hayan analizado lo que implica este cambio de gran calado en la forma de gobierno en México.
Si aproximadamente 100 millones de mexicanos tenemos derecho a sufragar, significa que casi 67 millones o votaron por la oposición o se abstuvieron, pues no hubo una oferta política convincente.
Elegir por el voto popular a ministros, jueces y magistrados no garantiza ni imparcialidad ni que las personas seleccionadas sean honestas ni que haya una buena impartición de justicia.
La injusticia en México comienza en el Ministerio Público y la reforma judicial solamente se ocupa de cambiar una parte de un todo que requiere ser modificado a fondo y prudentemente.
La reforma judicial también debería incluir a los órganos de procuración de justicia como lo son las fiscalías y los ministerios públicos.
Expertos y analistas han advertido sobre las consecuencias de la reforma judicial. Pero la mayoría no escucha a las minorías y los legisladores no atienden a la ciudadanía, ignorando un valor fundamental en las democracias de verdad que es considerar y valorar el disenso y entender y obedecer a sus representados para tomar las mejores decisiones.
SOTTO VOCE
Quien está pendiente de lo que ocurre en su estado es la gobernadora Evelyn Salgado, de Guerrero. Apenas inicia septiembre y ya revisa los eventos conmemorativos de este mes patrio, además de delinear la estrategia de seguridad para las ocho regiones de esa entidad…
Desde este espacio mandamos una calurosa felicitación a Rosa Icela Rodríguez por su cumpleaños, deseando lo mejor en su nueva y delicadísima responsabilidad como secretaria de Gobernación.