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Heduardicidio de hoy domingo 15 de setiembre de 2024

¿El fujimorismo ha perdido a su líder histórico, Alberto Fujimori, y ahora tendrá que aprender a sobrevivir sin él? La verdad es que, desde hace 15 años, la candidata presidencial hasta en tres oportunidades por movimientos que amalgamaban las diferentes fuerzas que adhieren el discurso del fujimorismo, Keiko Fujimori, ha mantenido una actitud ambivalente en relación con el legado paterno.

El discurso de Harvard, en setiembre del 2015, puede resumir esa ambivalencia. Aceptar los errores del gobierno de su padre y comprometerse a que nunca vuelvan a suceder; señalar que se solidarizaba con las mujeres sometidas a esterilizaciones forzosas y que era responsabilidad de los médicos el haber aplicado esta política de Estado; apoyar el trabajo de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación haciendo adicionalmente un guiño positivo a la unión civil,  no parecen corresponder a la continuadora del mismo proyecto político. Por el contrario, fue un intento evidente de zafarse del peso histórico y alivianar el pasivo que siempre se arrastra de la década del fujimorato en varias materias, entre ellas corrupción, violación de derechos humanos y un franco desapego de los valores democráticos.

El giro del 2015 no dio los resultados esperados y fue otra elección perdida, esta vez contra PPK. Ya había sido derrotada el 2011 por Ollanta Humala.

Desató por ello una agresiva campaña contra el electo presidente y actuó en esa línea desde el Congreso, usando su fuerza parlamentaria para derrocarlo y promover una sucesión de gobiernos que nos traen hasta el 2024, en medio de una inestabilidad política permanente.

En el ínterin, boicoteó el indulto a su padre, promovió sanciones a su propio hermano, que casi lo llevan a la cárcel, y manejó su mayoría parlamentaria para que fuera ella el único referente.

Por eso resultó una sorpresa el anuncio de la candidatura presidencial de Alberto Fujimori en estos últimos meses y la adhesión de Keiko a esa fórmula, en la que ella ya no aparecía. Todo apunta a que era otra estrategia más en el marco de la carrera electoral que empezó hace más de 15 años y que solo le ha traído sucesivos fracasos.

Escucharla ayer en el velorio de su padre anunciar que cumplirá los deseos de él y que seguirá difundiendo sus mensajes solo abre el interrogante sobre la estrategia inmediata de Keiko y del futuro político de la ahora heredera del pasivo que representa Alberto Fujimori, sentenciado y encarcelado por una parte de los graves crímenes cometidos a lo largo de la década más oscura de la historia peruana contemporánea. Un debate que recién se abre.

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