Elogio al buen toque con elegencia y clasicismo
Que la Bienal cuente con un recital de guitarra solo de un maestro consagrado del toque como es Pedro Sierra es para felicitarse. Este músico ha acompañado a gigantes del flamenco como Manuela Carrasco -que estuvo presente en el concierto-, Farruco , Mario Maya o Carmen Linares , entre otros muchos. Pero esta tarde él ha sido el protagonista absoluto. Sobre un escenario desnudo, sin nada de escenografía que distrajera de la esencia del toque, salió Pedro con el único acompañamiento de la guitarra. No había nadie que cantara ni que bailara, no hacía falta . Él se valió solo de sus falsetas, de sus punteos y de sus trémolos. En Espacio Turina presentó 'Llanto flamenco de la guitarra' , un espectáculo cuyo título preludiaba la grandeza de la que fuimos testigos unos cuantos elegidos. Sierra es un guitarrista sobrio, clásico y elegante , sin estridencias ni aspavientos. Por eso presentó un programa muy equilibrado que comenzó con una rondeña, 'La serranía' . Su virtuosismo fue incuestionable desde el principio, tanto que el público supo entrar en la complicidad del momento, en la esencia de cada instante. Manuela Carrasco, emocionada por tal maestría a las seis cuerdas, exclamó un '¡Toma ya!' que resonó en toda la sala. A partir de ahí los oles se sucedieron siendo ya la tónica durante la hora y veinte minutos que duró aproximadamente el recital. Los aires más festeros de 'Sibarita ', una bambera donde Pedro demostró su dominio de la técnica, dieron paso a la melancolía de la deliciosa taranta 'Rumor sonoro' . El respetable no paró de ovacionar y el artista lo agradeció con creces: «Con este público cualquiera toca. Se nota que valoráis el trabajo que hace el músico , que dedica muchas horas a esto, y se nota también el calor que me estáis dando». El recital fue avanzando entre las alegrías ('Para ti') y las seguiriyas ('Laberinto'). Antes de afrontar otra de las composiciones más destacadas de este maestro, 'Aires de Ronda' , Pedro volvió a dirigirse a los espectadores: «Sigo manteniendo que este es un público maravilloso y parece que estuviera tocando en el salón de mi casa, aunque esto es un poco más grande. Dejemos los problemas a un lado y disfrutemos de la música y del flamenco». El tocaor hizo también gala de su buen humor ya que se levantó y dijo que «si me levanto es porque se me quedan dormidas las piernas, no porque sea un dadivoso». Los aires de la granaína 'Corral del carbón' sonaron hasta que el guitarrista agradeció el «calor humano» que recibió tanto de amigos, como de familiares y conocidos. Hasta su propio nieto lo jaleó en varias ocasiones . Luego llegó el momento de la soleá con 'Calle Pureza' , tema que estaba en su disco 'Llanto de la guitarra', que daba título a este espectáculo. Cuando las seis cuerdas de Pedro se silenciaron al final de esta pieza maestra, los espectadores se pusieron en pie elogiando de ese modo el inmenso valor que tiene salir a tocar solo en un escenario y en un marco tan complicado como es la Bienal de Sevilla. El guitarrista volvió a afinar su instrumento antes de afrontar la última parada del camino, 'Los vientos' , un magnífico broche al concierto bajo los cálidos acordes de la bulería. Al final el público se volvió a poner de pie y aplaudió al modo sevillano, confirmándose que el de este viernes va a ser uno de los momentos más recordados del festival.