Casi un 40% de los oncólogos presenta síntomas de agotamiento o 'burnout' en el segundo año de residencia

El síndrome del 'profesional quemado' o 'burnout' suele asociarse a personas que llevan años ejerciendo una profesión y, en un momento determinado de su carrera profesional, se ven sobrepasados por la carga laboral. En el caso de los oncólogos, los síntomas de agotamiento psicológico aparecen temprano, en la etapa de formación de la especialidad. La primera radiografía sobre ' burnout ' en oncólogos jóvenes la dio en 2014 la Sociedad Europa de Oncología Médica (ESMO) tras realizar una encuesta a profesionales de 41 países que se encontraban en sus años de formación o en los primeros de ejercicio profesional. Los resultados activaron las alarmas: el 71% de los encuestados presentaba síntomas de agotamiento y el 22% solicitó ayuda para superar ese estado. Estudios posteriores de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) mejoraron esa fotografía pero el impacto del 'burnout' entre los profesionales más jóvenes sigue siendo «preocupante». Según el último estudio de la SEOM, consultado por ABC, una cuarta parte de los oncólogos jóvenes presenta un perfil de 'burnout'. La proporción de afectados por este síndrome es mayor entre los residentes de oncología médica (28,2%) que entre los jóvenes especialistas (19,8%), y más importante en los hombres (29,0%) que en las mujeres (22,5%). La tasa más alta de perfiles de 'burnout' se observó, sin embargo, entre los MIR que estaban en el segundo año de formación (35,75%) . «Uno de los hallazgos más importantes de nuestro estudio SEOM es que la máxima incidencia de este estrés psicológico se daba en residentes en su segundo año de formación», señala en declaraciones a este diario la doctora Elena Élez, oncóloga médica en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona y miembro de los Grupos de Trabajo de Resiliencia de ESMO y SEOM. «A los oncólogos que se encuentran en la fase de residencia les falta preparación para afrontar determinadas situaciones que son complejas como las de atender a pacientes críticos, urgencias, o dar información de pronóstico. En el segundo estudio que hicimos tras el Covid vimos también que había una importante crisis vocacional y que un alto porcentaje se había planteado abandonar o cambiar la especialidad», señala Élez. La oncóloga reconoce la alta incidencia del síndrome del 'trabajador quemado' en los profesionales de la oncología y, como el resto de colegas de profesión, reconoce que «con más recursos mejoraría la situación». En cuanto al fuerte impacto en residentes, Élez apunta la necesidad de «cuidar la vocación». A su juicio, la preparación de estos especialistas para afrontar su duro día a día «debería empezar en el grado de Medicina y dentro del año formativo deberían implementarse estrategias de resiliencia y de identificación precoz del 'burnout'». Elena Élez da fe de que esas medidas funcionan. «En nuestro centro pusimos en marcha hace dos años un programa para nuestros residentes en el que tienen un tiempo protegido para hacer una sesión con una psicooncóloga que ha tenido un impacto muy favorable en ellos. Vamos a extrapolarlo a otras especialidades», explica la oncóloga. Luis León, oncólogo médico del Hospital Clínico Universitario de Santiago (La Coruña) y coordinador del Grupo de Trabajo SEOM de Resiliencia, creado en 2022 para ayudar a los profesionales de esta rama médica a afrontar estas situaciones y cuidar su salud, explica cómo trece facultativos decidieron tras la pandemia poner en marcha esta iniciativa tras comprobar, a través de varias encuestas, el nivel de agotamiento que padece este colectivo médico. «El grupo está integrado por oncólogos médicos (residentes y adjuntos), con interés en contribuir a analizar el impacto del 'burnout' en el colectivo», señala León. Desde el Grupo de Trabajo de la SEOM se reclama la instauración de equipos de ayuda psicológica en los hospitales para estos profesionales, brindarles consejos para que mejoren su autocuidado y sepan detectar los primeros síntomas de alerta, y que durante su etapa académica les proporcionen habilidades para lidiar con «su duro día a día».