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Los diez minutos de la vergüenza: la suspensión del Atlético de Madrid - Real Madrid

Se juega como se es, no queda otra. Y es posible que un Vinicius menos intempestivo, más cuidadoso sea un futbolista menos explosivo. En el Metropolitano, después de una semana con aficionados al otro lado de la ley, se vio un Vinicius más contenido y, también, menos participativo en el juego. Un rato, después, al final tras la suspensión de diez minutos, se vio al de siempre.

No hubo gritos racistas, aunque sí que el estadio rojiblanco le reservó la pitada más sonada y se acordaron de él cada vez que tocaba el balón: cuando corría y lo perdía, cuando hacía un caño, cuando forzaba una falta... Pero durante sesenta minutos fue un Vini a tono con su equipo, como falto de chispa.

Sin embargo, hasta cuando parece más apagado, sigue siendo decisivo, un despertador. Ocurrió en la segunda mitad. Él forzó la falta, él recibió el balón en la banda para centrar y el la puso en el área para que cayese a los pies de Militao y el Madrid, que no estaba ni bien ni mal, marcó.

Los jugadores del banquillo blanco, que estaban calentando en esa banda saltaron al campo a abrazar al futbolista brasileño mientras que Militao lo celebraba a lo loco en el otro lado. El gol ponía al Madrid por delante.

Como si la afición del Atlético comprendiese que no podía con Vinicius, el Frente decidió atosigar a Courtois, que en la segunda parte defendía la portería de ese fondo. Le empezaron a tirar cosas, mecheros y el colegiado avisó al delegado del Atlético para que se dijera por megafonía que parasen. Se anunció, entre una gran pitada.

 

Se volvieron a tirar cosas. Courtois las recogía, Koke fue hacia él, no se sabe muy bien para qué, Griezmann pedía calma y Rüdiger evitaba, con un empujón, que Vinicius apareciese por la zona del crimen. "No puede pasar esto en un campo de fútbol, somos profesionales y saber donde estamos y ser inteligentes, por cuatro no podemos perjudicar a toda nuestra gente, ojalá no vuelva a ocurrir. Nosotros como jugadores también tenemos que ser inteligentes", dijo Koke después del partido.

El colegiado, Busquets Ferrer, habló con los entrenadores y mandó a todo el mundo al vestuario diez minutos. Hasta parte de la grada se enfadó con el Frente Atlético,que durante el parón siguió a lo suyo, cantando y sin síntomas de arrepentimiento.

El partido se volvió a jugar, pero la vergüenza de lo que había pasado ya estaba grabada y vista por todo el mundo. Y no se va poder señalar a Vinicius esta vez.

Después, Vini estaba más encendido, con más ganas y el público, otra vez, la volvió a tomar con él. Pudo marcar, tuvo una bronca con Koke, que aplaudía con más fuerza de la que mandó parar a los suyos. En el minuto 87, Ancelotti sacó a Endrick, para que se la jugase y quitó a Vini.

Al acabar el partido, los jugadores del Atlético se fueron hacia ese lado de la grada para celebrar el empate con el Real Madrid y ya después dieron la vuelta al campo.

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