Quinientas
Increíble cómo pasa el tiempo. Hoy cumplo en este periódico con mis primeras 500 entregas de La Fiesta está Viva. Un espacio dedicado a la cultura de la tauromaquia, el amor por México y sus tradiciones, el campo bravo, el toro y la libertad.
Agradecer a Manuel Arroyo por la confianza puesta en mí aquella tarde en la ganadería de Montecristo. Manuel, gracias por la libertad para escribir. A don Germán Mercado que aquella tarde fungió como un gran apoderado, siempre buen amigo. A don Enrique Quintana por predicar con el ejemplo como editor de este gran diario, el mejor del país. Y a usted, amigo lector, por leer, coincidir o discernir, por respetar. Mucho ha pasado desde aquella primera columna el 7 de abril del 2015. Nueve años, sexenio y medio para estar a la moda con el tema que hoy ocupa a este país. En este tiempo, la intolerancia y la búsqueda por atentar en contra de la libertad de millones de mexicanos que gustan de la cultura de la tauromaquia han tomado por momentos proporciones impensables. Pero México es muy grande, más grande que políticos oportunistas que hoy no están ya en cargo, verdes con cara de rata, sin escrúpulos ni vocación de servir, solamente cumplir con una agenda personal perversa e inútil para que vivamos mejor. Insisto: México es muy grande, su gente es buena en su mayoría, tenemos valores y sabemos ser buenos mexicanos y eso ha permitido que la justicia y el sentido común prevalezcan y permitan, a este país, vivir a través de sus tradiciones centenarias, su amor por los animales y su cultura basada en tauromaquia, charrería y gallística. Libertad para quien gusta de ellas y libertad de no asistir para quien no guste.
Han sido años de una gran responsabilidad para comunicar los valores de la tauromaquia. El amor por el toro, el respeto a toreros y ganaderos, empresarios, colegas y público; esta ha sido la línea a seguir en este espacio. Agradecer a todos y cada uno de mis amigos fotógrafos, artistas capaces de crear con una imagen la eternidad de la tauromaquia. Gracias a todos y cada uno de ustedes.
Hoy comienza un período presidencial histórico. La Dra. Sheinbaum tiene en el ruedo seis toros a los que lidiar y el encierro no parece fácil. No entraré en el sexenio pasado; eso ya es historia y está será quien juzgue.
Al toro que deseo la doctora le corte las orejas y el rabo es al de la desunión que se vive dentro de la sociedad. Provocada por el siniestro objetivo de dividir a los mexicanos, provocando intolerancia y rencor. Estos resabios son el mayor de los males en un México cuya esencia es de gente buena, trabajadora, noble, empática y solidaria. Hoy no es así. El “pueblo sabio” fue vapuleado con la mentira diaria, en su cara, con un siniestro objetivo que han cumplido.
Como se dice en el argot taurino, “suerte para todos”, le deseo de corazón a la doctora; su suerte será la de México. Lejos de filias y fobias políticas, México es responsabilidad de todos y es nuestro deber cívico ser los mejores mexicanos que podemos ser. Independientemente si eres de Morena o no, si piensas que la mejor manera de gobernar es de izquierda o de derecha, si eres de Chivas o de América, si eres taurino o eres antitaurino radical. En este país cabemos todos y así es como debemos sentir el orgullo de ser mexicanos. Somos un país privilegiado en ubicación geográfica, litorales, climas, petróleo, oro, plata, minerales, cultura, gastronomía, arte, etcétera; los que no hemos estado a la altura somos los mexicanos.
Somos orgullosamente la fusión de dos culturas hace más de cinco siglos, somos hace un par de siglos independientes y soberanos. ¿Por qué seguir arrastrando complejos impuestos por políticos maquiavélicos que han pasado por la silla presidencial? Es momento de unión, de luchar para mantener la libertad que tantos años ha costado y sangre ha derramado. Tenemos todo para ser un gran país. Solo debemos cada uno de nosotros abrazar esa responsabilidad, sacudirnos vicios, no tolerar mentiras y exigir resultados.