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El 'cártel de los vapeadores' le da empleo a miles pero sólo en Tepito

Es día de cobranza en Tepito y Gael pasa la mañana asegurándose que todo esté listo para cumplir con su trabajo: el tanque lleno de gasolina en su motocicleta, la batería al 100 por ciento de su teléfono, suficientes hojas en blanco en su libreta y, lo más importante, un cartucho con seis de 10 tiros perfectamente limpio para su Beretta 9 milímetros.Después de cumplir con ese ritual, y de alimentar a sus santos con semillas de girasol para que “todos le paguen y nadie le pegue”, Gael repasa en un mapa de su móvil la ruta que recorrerá para cobrar “derecho de piso”: este trayecto arranca en el parque Ramón Velarde y sigue por las calles Jarciería, Caridad, Florida, Díaz de León y Eje 1. Un polígono corto, pero matón en el Barrio Bravio. Su objetivo son 14 lugares que venden vapeadores traídos ilegalmente desde Asia por el crimen organizado.Él no lo sabe, pero su trabajo está a discusión.Son días importantes para GaelTras la aprobación de la reforma al Poder Judicial, otras iniciativas lopezobradoristas podrían aprobarse en un carril fast-track, incluyendo la prohibición a nivel constitucional de los vapeadores y cigarros electrónicos, un deseo que el hoy exmandatario expresó en su conferencia matutina del 31 de mayo pasado.Actualmente, los vapeadores están en una laguna jurídica, pues en 2020 fueron prohibidos mediante una reforma la Ley de Impuestos Generales de Importación y de Exportación, pero un año después la modificación fue declarada parcialmente inconstitucional por la Suprema Corte. Desde entonces, amparos van y vienen para permitir su venta. Si se aprueba su veto a nivel constitucional, se enterraría la mayor esperanza de su regulación. Por eso, la mayoría de los vapeadores que hoy se venden provienen del contrabando de los cárteles. Lo sabe bien Gael, quien apuesta sin saberlo, a la continuidad del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, pues si estos productos se prohíben por decreto, crecerá el mercado negro, y como consecuencia, su salario.“(Los vendedores de vapes) Sacan más dinero que varios ‘puntos’ (lugares de venta de drogas), porque no hay riesgo. La gente no se mete a los ‘puntos’ porque les da miedo que afuera los atore la policía, pero los ‘vapes’ se venden a la vista. Ningún policía te detiene si traes 100 o 200 en la mochila”, dice Gael, quien es cobrador desde hace dos años debido a que tiene familiares que trabajan como integrantes de Los Marcopolos, un grupo criminal que fue absorbido por La Unión Tepito.Todo es en efectivo y ningún pago se acepta en especieEse grupo es un viejo círculo compacto en Tepito de compradores a gran escala que, sin saber inglés ni mandarín, viajan tres o cuatro veces al año a China para adquirir productos de origen asiático que traen ilegalmente a México y por los cuales no pagan impuestos. Por años, fueron proveedores clandestinos sin involucrarse en la violencia del crimen organizado, pero hoy la mayoría trabaja armado desde que La Unión Tepito irrumpió con fuerza en el Centro Histórico.La mochila de Gael espera para esta tarde un cuarto de millón de pesos. Dependiendo del tamaño del comercio es el monto de pago: si no hay algún vendedor rebelde o un inesperado llamando a la policía, de uno pequeño obtendrá unos 10 mil pesos y del más grande, un local de dos pisos, sacará entre 50 y 100 mil pesos al mes.El primer local debe vender: según sus cálculos arbitrarios, entre 20 y 30 mil pesos libres al mes, entre cigarros electrónicos, líquidos de sabor, resistencias de repuesto, baterías y todo lo que añade este mercado negro.El segundo local: El más grande y con una bodega secreta ubicada en la avenida Izazaga, en un piso que no debe revelarme; debe tener ganancias cercanas a los 250 mil pesos al mes e incluye vapers de alta gama y accesorios diseñados para lucirse en redes sociales como estuches de piel o de fibra de vidrio grabada con las iniciales del dueño. Ellos revenden a páginas de Facebook y a estudiantes que se llevan productos a sus casas y escuelas:Vapeadores con marihuana que huelen a frutas.De bebidas energéticas o de sabores inexistentes como “golden bar”.Cuyos ingredientes no han sido revisados por alguna agencia sanitaria y que probablemente incluye sustancias cancerígenas.“La mayoría paga sin bronca, porque mi grupo es el que trae los ‘vapes’. Si no pagan, además de madriza, se les retira del negocio”, se ufana Gael de 26 años.“Pero nadie se va, porque las ganancias son muy buenas. El oro del barrio, le llaman", aseguró. Industria pujanteEn 2016, un economista graduado de la Universidad de Oxford, Tom Wainwright, ahora editor en el semanario ‘The Economist’, escribió un libro que acuñó uno de los términos más populares para definir la administración financiera de un cártel de las drogas:“Narconomics”. Ocho años después, te pregunto, Gael, si te gusta la idea de llamar a este texto “Vapeconomy” y hace una mueca.“Mejor en español para que todos le entiendan”, comenta en una cita que tenemos cerca de la Alameda Central. Tú aceptaste contar cómo se cobra por vender vapeadores y yo debo contarte lo que sé, y lo que no, del arresto del “Mayo” Zambada. Un trueque.Así que esta es, Gael, la economía del vapeador. Si el gobierno desoye a organizaciones civiles como Poder Ciudadano y decreta el veto, se extinguirá la posibilidad de ponerlos en orden para que su venta sea exclusiva para adultos, su revisión sanitaria para corroborar que sus ingredientes sean lo menos dañinos posibles y la creación de empleos formales en una industria pujante.La industria de los cigarrillos electrónicos tiene un valor global proyectado de 26 mil millones de dólares para este 2024, según el sitio ‘Statista’.Esto es mayor al Producto Interno Bruto de Mongolia. En México, debido a las restricciones, es imposible saber cuánto vale este mercado, lo que nos ayudaría a saber cuántos impuestos se podrían cobrar para aliviar la carga de enfermedades respiratorias en hospitales públicos, como sucede en Reino Unido.Preguntarás qué sí sabemos que, entre todos los países del mundo, México ocupa el lugar 33 en tasa de consumidores mayores de edad, por encima de España, Dinamarca o Brasil. Millones vapean en casa, oficinas, bares y hasta en camiones. Ese número crece considerablemente si se suman los menores de edad.Alimentan el mercado negroSegún la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua 2022, la prevalencia de uso de cigarro electrónico en población adolescente fue de unos 500 mil usuarios, con 200 mil mujeres y 300 mil hombres.Eso es casi la población de Cuautitlán Izcalli en el Estado de México. Y esa cifra sólo representa a los jóvenes que admitieron vapear sin tener 18 años. No cuenta a quienes lo hacen, pero lo ocultan y también alimentan ese mercado negro. Como tú y tus amigos.Te doy más datos exclusivos: en 2017, el comercio ilícito de cigarros representaba 9 por ciento en la industria del tabaco. Ahora, con el empuje de los vapeadores de contrabando, ese porcentaje creció a 18 por ciento en promedio nacional, según datos de las empresas del ramo, respaldados por la Secretaría de Salud.En ciudades afectadas por el crimen organizado, ese fenómeno se disparó en los últimos siete años: en Durango, por ejemplo, casa del viejo Cártel de Sinaloa el 43.3 por ciento de la industria tabacalera sufre la penetración del comercio ilícito; en Guadalajara, bastión del Cártel Jalisco Nueva Generación, esa cifra llega a 23.9 por ciento. Y en Ciudad de México, donde tus familiares Los Marcopolos y La Unión Tepito tienen su fortaleza, es del 10.6 por ciento.Y en esa maraña de cifras estás tú y tu moto, Gael, porque todos quieren un pedazo de ese gran negocio. Tú y tus rivales, como La Anti-U o el Cártel Plaza Nueva, que se matan por estos objetos que pueden valer 50 pesos.Ahí están las razones de asesinatos en aduanas, amenazas en puertos y que trabajes cobrando “derecho de piso” a quienes prefieren vender vapeadores ilegales por encima de la ropa pirata o los perfumes de fayuca.Con márgenes tan grandes, y sin un sistema gubernamental de seguimiento y localización, era cuestión de tiempo para que, por ejemplo, un brazo armado de ‘Los Chapitos’ se hiciera del monopolio de la venta en municipios como Guasave, donde el año pasado hombres encapuchados desnudaron y torturaron en la vía pública a dos jóvenes por vender cigarros electrónicos sin permiso de la mafia local.Te presento a la doctora Ángela Ospina, especialista en mercados narcóticos y reducción de daños. Ella tiene algo que decir de la prohibición:“Mercado negro es ese espacio comercial donde circula todo lo que no consigues por la vía legal. Incluye mercancías legales e ilegalizadas, auténticas o piratas. El punto es que no pasa por la supervisión del Estado y no paga impuestos”, aseveró Ángela.Gracias a la política de veto, Gael, es que podrás entregarle a tu jefe, un tipo del que no me quieres hablar ni yo quiero conocer, el contenido de tu mochila. Él comprará armas y drogas. Tu tendrás de regreso el 5 por ciento en efectivo, más propina, que es treinta veces más el salario mínimo. Todo sin emitir una sola factura ni pagar un centavo de gravamen.Una transacción diminuta que otros, como tú, hacen todos los días y en todos los estados del país sin que el gobierno meta las manos. Una bola de nieve convertida en avalancha.Sinaloa y Jalisco también jueganEn julio pasado, el ejército mexicano realizó un operativo en Culiacán, Sinaloa, contra laboratorios clandestinos del crimen organizado.Lo esperado era toparse con precursores químicos para hacer drogas sintéticas como el fentanilo; en lugar de eso, los soldados hallaron 140 litros de aceite de cannabidiol para rellenar vapeadores de segunda mano.En agosto, agentes de la Fiscalía General de la República realizaron una inspección a una empresa de paquetería en el centro de Los Mochis.Una llamada anónima alertó que el negocio era propiedad de ‘Los Chapitos’, así que el resultado esperado era la incautación de drogas o armas. Para sorpresa de los agentes, además de narcóticos, hallaron 623 vapeadores de origen chino.Y menos de un mes después, el 3 de septiembre, el Ejército mexicano hizo otro operativo en ejidos de Culiacán, donde un denunciante sin rostro aseguró que se preparaban dulces y galletas con marihuana para vender en escuelas. Ahí también hallaron vapeadores.Se ha vuelto común que, cuando un operativo termina en decomiso de productos ilegales, en el paquete entren los cigarros electrónicos: una búsqueda en internet arroja que sucede en Jalisco, Tamaulipas, Hidalgo, Baja California. “Esto es más grande de lo que te puedes imaginar”, presume Gael, orgulloso de pertenecer a una red más grande que su barrio.“Todo empieza en China o Corea, llega a México y se viene a la ciudad. Acá todo el Centro está lleno de vapeadores, hay bodegas por todos lados y halcones que hasta toman el tiempo que tardan los ‘diableros’ para llevar los paquetes de una bodega a una tienda. Somos miles trabajando diario en esto”, comentó.Gael ni siquiera puede calcular cuántos cobradores de piso hay como él. Calcula que son cientos trabajando en distintas zonas y horarios.El más joven tendrá unos 14 años; el mayor, unos 70, como su abuelo. La mayoría depende de ese ingreso para vivir.A veces hay día tranquilos, como hoy, que sólo se recoge el dinero de 14 puntos que conoce bien y que no suponen riesgo; a veces, los días son extenuantes, especialmente cuando la policía capitalina hace el trabajo por el cual les paga la mafia y avisan que habrá operativos en las bodegas del Centro Histórico en busca de vapeadores. Entonces él también se vuelve “diablero” y mueve cientos de paquetes a pisos secretos de un mundo al que sólo acceden los dueños de este negocio que quita mucho al país y no aporta nada.Antes de irse, Gael saca de un pantalón un vapeador. El más famoso en TikTok:Tiene pantalla táctil para ajustar la intensidad.Es de marihuana, pero huele a chicle.“¿Sabes? Si fuera regulado, consumirías un producto revisado por las autoridades. Como alcohol de calidad en lugar de uno artesanal y adulterado”, le dije a Gael.“De algo nos vamos a morir, ¿no?”, respondió Gael, y lanza una carcajada.Es día de cobranza y siente que son los mejores días de su vida.KL

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