Otoño en Huesca: cinco paisajes que descubrir entre bosques y acantilados
Esta provincia aragonesa es perfecta en esta temporada para recorrer sus maravillosos parques naturales con impresionantes vistas
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Si quieres respirar aire de montaña, ver los colores de los que se apodera el otoño en la naturaleza, escuchar el fluir del agua en bosques y acantilados, Huesca es la provincia que recorrer esta temporada con sus maravillosos parajes naturales y sus senderos.
No te decepcionarán estos cinco paisajes de la provincia aragonesa, algunos de ellos parques nacionales, ya que todos ellos cuentan con vistas imponentes y recorridos únicos.
Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido
Declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido incluye un conjunto de cuatro valles (Valle de Ordesa, Cañón de Añisclo, Gargantas de Escuain y Valle de Pineta) que se extienden como brazos alrededor del Monte Perdido. Hablamos del corazón de los Pirineos.
Las zonas altas del parque, con altitudes superiores a los 2000 metros, son extremadamente áridas. En cambio, los fondos de los valles están cubiertos con una exuberante vegetación en la que dominan las hayas y los abetos, que van dejando paso al pino negro según se aumenta la altitud.
Buitres, águilas, quebrantahuesos, sarrios y marmotas conviven en estos tupidos bosques de hayas y pinos. Mientras que ríos e ibones transparentes atraviesan y se encajan en las altas praderas de montaña y los roquedos.
En el Parque Nacional hay tres centros de visitantes y cinco puntos de información. Hay 22 rutas que reúnen 380 kilómetros de recorrido, de dificultad variable y señalizadas. No hay que olvidar calzar siempre un par de botas y llevar ropa adecuada para el frío o la lluvia, ya que el clima puede ser muy cambiante.
Ibón de Plan
En todo el Pirineo aragonés son numerosos los ibones o lagos de alta montaña, que han quedado como recuerdo del tiempo de los glaciares. Son espacios agrestes de una belleza natural imponente y, por ende, lugares para la imaginación y la leyenda, como en el caso de la Basa de la Mora o Ibón de Plan.
El Ibón de Plan es, además, uno de los rincones naturales más espectaculares y accesibles de Huesca. Este lago glaciar, situado a unos 2.000 metros de altura, está rodeado de bosques de pino y praderas, lo que lo convierte en un paraíso para senderistas.
Se puede acceder caminando desde las localidades oscenses de Plan o Saravillo —en ambos casos con una duración aproximada de seis horas ida y vuelta—. O también se puede acceder en coche y por pista hasta el refugio de Lavasar y desde aquí caminar unos 20 minutos hasta el Ibón, que se encuentra en pleno Valle de Gistaín o Chistau.
Parque Natural de los Valles Occidentales
Situado en el extremo noroccidental del Pirineo aragonés, el Parque Natural de los Valles Occidentales ofrece una magnífica representación de bosque atlántico, lo que da lugar a una enorme riqueza de fauna. El pico dorsiblanco, el urogallo, el quebrantahuesos, las ranas pirenaicas y el desmán de los Pirineos son algunas de las especies singulares que aquí habitan pero, sin duda, la especie más emblemática es el oso pardo.
A lo largo de sus más de 27.000 hectáreas existen parajes tan increíbles como la Selva de Oza, Aguas Tuertas y el Castillo de Acher, en el Valle de Hecho; Zuriza, el Hayedo de Gamueta y la Peña Ezcaurri, en el Valle de Ansó; o el Pico Bisaurín en el Valle de Aragüés del Puerto.
Aísa, Ansó, Aragüés del Puerto, Borau y Valle de Hecho son los términos municipales que acoge este Parque.
La mejor manera de conocer estos valles es recorriendo sus senderos. Uno de los tramos del GR11 une el Refugio de Zuriza con Guarrinza. Otra de las rutas senderistas se adentra en la Selva de Oza. Y para contemplar un auténtico espectáculo de la naturaleza hay que seguir la ruta hasta el ibón de Estanés.
Mallos de Riglos
En Aragón se llaman mallos a estas extraordinarias formaciones geológicas de color rojizo características de la Hoya de Huesca. A orillas del río Gállego, los Mallos de Riglos se crearon hace 65 millones de años. Consideradas Monumento Natural, estas formaciones son un reto para los escaladores. Además, se pueden observar buitres y otras aves en sus cimas.
Estos mallos que se encuentran junto a la localidad de mismo nombre son los más famosos, pero en esta misma zona se encuentran los de Agüero, Vadiello, Murillo de Gállego y el Salto de Roldán, entre otros. El atardecer, unido al rojizo de sus paredes, se convierte en un espectáculo sensacional.
Los Mallos de Riglos son un referente para escaladores de todo el mundo y cuentan con unas 200 vías de escalada, la mayoría de elevada dificultad.
Finestres o la 'Muralla China de Huesca'
Popularmente conocida como la Muralla China de Huesca, Finestres se encuentra en un pueblo abandonado con el mismo nombre, en el embalse de Canelles. Sus formaciones naturales únicas recuerdan a la Gran Muralla China y son accesibles a pie, en bicicleta o en 4×4. Esta espectacular muralla natural se encuentra en el término municipal de Viacamp, en la comarca de La Ribagorza.
La mejor forma de acceder es desde Estopiñán del Castillo, a través de una pista que se puede hacer andando, en bici o en coche todoterreno. La ruta desde este punto tiene 12 kilómetros de ida y, aunque se puede hacer en vehículo, se recomienda que sea de tipo todoterreno.
También es un punto de un gran interés geológico. La disposición vertical de las capas de roca, unido a los procesos de erosión que han actuado sobre ellas, han dado lugar a esta curiosa forma de muralla.