Rodrigo Chaves debe pedir explicaciones en vez de aplausos
A la mayoría nos queda claro que al presidente Rodrigo Chaves le chima, y bastante, la investigación abierta por la Fiscalía sobre los polémicos contratos otorgados por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) para administrar 138 Ebáis.
Resulta llamativo que quien prometió combatir la corrupción en campaña ahora despotrique porque se quiera determinar si la Junta Directiva de la CCSS incurrió o no en un sobreprecio de ¢12.400 millones al año en esa adjudicación.
En otro capítulo de sus surrealistas shows de los miércoles, Chaves intentó, una vez más, desacreditar al Poder Judicial y al fiscal general, Carlo Díaz, al referirse a los allanamientos realizados por este caso como “un disparo de amenaza” contra su gobierno.
Además, calificó como un acto de “autoritarismo” la detención de Marta Eugenia Esquivel, presidenta ejecutiva de la Caja, así como el hecho de que ella hubiera sido trasladada en una “perrera” policial a los Tribunales de Goicoechea.
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero qué diferente fue la actuación del mandatario cuando decidió destituir al ministro de Transportes Luis Amador por un contrato, descrito por el propio Chaves, como “hecho a la medida”.
En marzo, el gobernante le dejó caer la guillotina a su “antiguo hombre fuerte” por un aparente sobreprecio de ¢1.000 millones en una adjudicación para reparar la pista del aeropuerto Daniel Oduber, en Liberia.
El juicio en Zapote fue raudo y tajante. Sin siquiera esperar a que la Fiscalía terminara la investigación, Amador fue separado del cargo en momentos en que ya asomaban sus intereses electorales.
Siete meses después, por un hecho con algunas similitudes, el presidente salió a defender a ultranza a la jerarca de la CCSS y a pedirles a sus acólitos un aplauso para ella sin que la investigación haya terminado.
Incluso, en vista de la posibilidad de que Esquivel sea suspendida del cargo, Chaves intentó ejercer una presión indebida al mencionar en público el nombre del juez que tendrá que definir si dicta la medida.
¿Por qué al presidente le incomoda tanto este asunto? ¿No debería ser el primer interesado en garantizar el buen uso de los recursos públicos? En vez de inventar teorías de la conspiración y pedir aplausos, debería exigir explicaciones.
El autor es jefe de información de La Nación.